martes, 10 de agosto de 2010

Reunión Chávez-Santos: El comienzo de otro “round”.

Para cuando publique esta entrada en el blog, seguramente ambos presidentes se habrán reunido en Colombia. No tengo idea de cual fue el resultado, pero si creo que podemos reflexionar, como lo hemos venido haciendo en estas semanas, sobre los actos que se han sucedido en esta obra teatral llamada relación Colombia-Venezuela.


A veces sin proponérselos, ambos gobiernos parecieran estar impresionantemente sincronizados en sus acciones externas, de cara a producir respuestas internas favorables a sus propios intereses.


Tengo la impresión de que Uribe se la jugó en perfecto acuerdo con Santos, buscando por lo menos, un par de cosas: primero, que las relaciones diplomáticas, –y comerciales-, llevadas casi a cero entre ambas naciones, de manera “informal”, pasaran a la “formalidad” de la ruptura del mundillo diplomático, donde los colombianos con su astucia, pueden de hecho, moverse cómodamente.

Segundo, “resetear” el disco (¡no el de la computadora de Raúl Reyes!) de la tesis anti burguesia colombiana de parte del gobierno venezolano: La invitación para el canciller hasta Colombia (“…trae a tu enemigo a terreno conocido y seguro”); luego, concretar la reunión en la hacienda donde murió Simón Bolívar, introduciendo al escenario diplomático, el elemento bolivariano (con su dosis consecuente de “hermandad”, “solidaridad”, “amistad” en “honor” a nuestro padre libertador). Este aspecto seguramente fue deliberadamente introducido, conociendo el perfil psicológico del presidente venezolano, y definitivamente cercano a la exhumación en Caracas de Bolívar en el panteón, aprovechando entonces la salida de Uribe, quien diligentemente y sin perdida de popularidad, podía “lanzar el resto” antes de irse para lograr llegar al fondo de la relación binacional, dejando libre el camino a Santos para cualquier buena acción conciliadora, lo que le permitiría restablecer algunos lazos, y seguramente, las relaciones económicas, tan necesitadas allá, por razones variadas.



Así, nuestra debilidad, la hemos convertido en una especie endémica de este ecosistema llamado Venezuela, y vuelve a pesar en nuestra contra, primero en la persona del presidente, luego en la del canciller venezolano y su diplomacia metamórfica, para finalmente volver al presidente venezolano, quien no ha dudado en ir en contra de la estrategia militar básica, aceptando un encuentro justo allá de donde vino la acusación. Un circulo vicioso producto de la débil identidad y floja coherencia nacional.


Creo que Colombia sale ganando en este "Round".
En definitiva, mientras nos subamos en ese cuadrilátero boxístico como pretenciosos amateurs sin técnica, terminaremos con la derrota. Este asunto sin embargo, no es de cuadriláteros y circuitos de boxeo; es de sensatez, constitucionalidad y profunda identidad como venezolanos.

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