Este tema es irremediablemente recurrente, y saben que necesario es hacerlo así, pues nuestra condición de venezolanos, de nación, está mas que nunca erosionada, arrastrada, digámoslo así, por la debilidad de todo el conjunto que nos forma, hacia una amalgama sin sentido por ahora, de pensamientos y sentimientos como país.
Una de las cosas nefastas en esta relación causa-efecto del desenfoque en el que vivimos, es la de haber emprendido esta «ruta revolucionaria y libertaria de los pueblos latino americanos, … y todo eso», justamente como lo hicimos, estando aún seriamente fracturados como nación, y más que haber querido resolver en el camino este problema, -muy malo ya de por sí-, terminamos, quizás adrede, lanzándonos a esta aventura mas torpe que épica, asimilando en el proceso, como esponja seca, toda el agua estancada que en el camino encontramos.
Como en el cristianismo por ejemplo, no podemos ser portadores de la buena nueva, si en nuestro corazón de nación, esa verdad no está ya sembrada. El enfoque, la nitidez, es determinante. La misma analogía anterior se aplica a la «inversión monetaria» o regalo de dinero que a otras naciones simpatizantes o interesadas e nuestro comportamiento, continuamente hacemos, pese a las carencias que en nuestra propia tierra aún no son atendidas; a la construcción de casas, carreteras y otras obras de infraestructura en el exterior, faltando por terminar muchas aquí, o lo que ha sucedido con la laxa manera de entregar la nacionalidad venezolana -por cédula de identidad o pasaporte-, a cuanto extranjero esté dispuesto a sobornar y engañar para obtenerla, o los que de ellos, no tengan honor para entonces aceptarlas a cambio de favores electorales, en su momento requeridos.
Todo sin embargo, -y no busquen otra explicación-, gira sobre nuestras propias debilidades, y no sobre las ventajas que otros fuera de nuestras fronteras, o ya dentro de ellas, puedan sacar. No dudo que tenemos riqueza material para que bien administrada, pueda servir para paliar la miseria de muchos pueblos pobres en este mundo, donde podríamos permitirnos la injerencia única de ayudarles a buscar la prosperidad. Eso lo hemos mencionada ya. Pero ese no es el caso: Nuestra riqueza ni siquiera nos ha liberado de la pobreza «autóctona».
Una vez más, la sencillez en la reflexión, nos da la solución sencilla:
«Administrar con Dios y la justicia como cielo, nuestras riquezas, y fortalecer las cuatro bases fundamentales en el bienestar del pueblo venezolano: Seguridad, Educación, Trabajo, Salud»
Ahora, la resolución para aplicar única y exclusivamente la constitución vigente y las leyes, es la primera enorme meta a alcanzar. Castigar sin tardanza al infractor, al mismo tiempo que se apoya al oprimido para que se levante y libere de décadas de vagar sin rumbo, sin más pretexto, rostro o nombre que el de Venezuela, será el segundo paso decisivo.
No podemos seguir siendo espectadores silenciosos de esta distorsión en la cual, los gobernantes utilizan los recursos del estado venezolano para promocionarse ellos mismos. NINGUNA OBRA O ACCION debería tener mas nombre que el de estado venezolano, ni mas imagen que la de la bandera de Venezuela. ¡De eso se trata!: Cada vez que incluso una ambulancia, tiene mas dinero invertido en ponerle la cara del funcionario que la tramitó o la del funcionario mayor al que el funcionario menor quiere jalarle y hacer feliz, que en los mismos equipos y servicios, le estamos dando una puñalada a la dignidad y rectitud del país. Las carreteras, hospitales, embalses, plantas eléctricas, puentes, edificios, casas y cuanta cosa se les ocurra, no fueron hechas por el fulano funcionario público; ¡lo fueron por el constitucional estado venezolano!
Por supuesto, en una Venezuela desenfocada, ese tan «pequeño» detalle, no se logra «ver»; percibimos solo a lo que vemos como más grande que nosotros.
Allí comienza la pseudo divinidad del líder, al erigirse como la mega figura que podemos ver; a aquel papá al que no tenemos que pedirle la bendición, como decíamos hace unos días.
A estas alturas, por cierto, se preguntarán qué es aquello otro del chavismo «nítido» que hablaba al principio; bueno, primeramente... ¡espero que esté claro lo que es la «Venezolanidad desenfocada»!
Si no es así, ¡mejor cerramos el negocio y se lo alquilamos a otro...!
Ya hablábamos del líder, y del chavismo nítido, que por supuesto, guardan intima relación, al ser la fortaleza, arrastre y habilidad del actual ciudadano presidente de la república, la clave para definir lo que he llamado chavismo nítido, y a su vez, ver como ello es consecuencia en realidad, de la debilidad del concepto de Venezolanidad.
Es ciertamente muy delicado a mi parecer, trabajar estas ideas, pues lo que nos forma como venezolanos, está tan entretejido y finamente hilado, como lo está una manta, o un tapiz, de alguna de tantas ancestrales culturas.
Hilos gruesos con hilos finos, a la vez que hilos buenos, con hilos malos y podridos; algunos colores son intensos, mientras que otros se destiñen con rapidez. En ciertas partes de la tela venezolana, algunas partes están bellamente diseñadas de antemano; otras, en cambio, muestran improvisaciones tras improvisaciones, sin que un patrón de hilado sea casi posible de definir.
Lo que quiero decir es que el chavismo es nítido, porque depende de un solo criterio, de una sola inspiración guiada y orientada por Hugo Chávez, independientemente de los factores o personajes que a su vez influyan en él. Esa nitidez por liderazgo es aceptable en el fondo, como movimiento político particular y es hasta natural, porque de manera espontánea, la gente lo sigue y confronta otras ideas (en términos sanos, claro). Lo que esta mal es que esa nitidez de liderazgo y personalista, quiera ser impuesta como la medida referencial absoluta para lo que nítido, debe ser, ante la falta de la verdadera: la nitidez nacional. ¿Comprenden hacia donde vamos?; Es como si una persona no esta definida en lo que es, y se deja llevar por cualquier tendencia de comportamiento ajena a él; la necesidad de sentirse asociado a algo, es superior a la vacuidad en el ser humano. Pues bien, allí en ese instante, cuando un enfoque personal se impone sobre el colectivo, cuando la Venezolanidad se desenfoca aun más, comienza a nacer en ese proceso dos fenómenos: uno que hace resurgir en la memoria de quienes la tienen, la imagen mas nítida posible que de Venezuela han tenido, y el otro por simple contraste, es el que va naciendo en los que no cuentan con esa imagen definida, por juventud o descuido, y deben por captación de los valores transmitidos verbalmente, de los valores que Dios les inspire, y por lo que en el crudo vivir diario, descubren como negativo y positivo, crear entonces la imagen correcta y armoniosa de lo que en realidad nos hace venezolanos.
Ese proceso está en evolución en este instante, en todos nosotros como mayoría sensata que somos y aún no lo sabemos; por eso les he comentado que el tiempo esta a favor de la verdad, del hombre libre, del que como un colectivo cada vez mas homogéneo, busca en el horizonte su significado, y su conexión con Dios. Por esa razón, este no es el peor momento que ha vivido la nación, sino quizás, el mejor hasta ahora experimentado. Insisto: No porque exista un líder en particular en este momento, sino porque el conjunto de eventos históricos y contemporáneos que nos han llevado a un momento de decisiones importantes.
No olvidemos que el «limbo existencial como nación» si existe, como lo hace también la mediocridad y la mala intención.
Una gama infinita de posibilidades, por la dificultad para medirla, existe entre lo primitivo y grotesco, y lo sublime e inspirador. Nos toca como personas, y mas adelante como colectivo, establecer donde esta cada uno en esa escala, superarse a si mismo y ubicar donde estamos como nación, para entones llegar a ese mejor momento de la historia de Venezuela, donde establezcamos hasta donde queremos llegar como nación, con contundencia y nitidez.
La nitidez del líder descansa en realidad sobre el desenfoque de la venezolanidad, y ambas justifican la razón de ser del otro, en un abrazo de degradación continuada, como las viejas y malas películas que pasan en cine en horario continuado…
Se sueña con lo que puede ser, para vivir inspirados mientras se camina hacia esa visión.
Sobre Venezuela nadie; sólo Dios y la justicia.