Los hechos se siguen sucediendo uno tras otro
en nuestro país, y como viejas hojas en un árbol, la luz del sol cada vez se aprecia
más entre las ramas de la enorme planta que de a poco, va perdiendo en su
follaje, las intrigas, las mentiras, lo secreto, y lo descarado.
Lo digo en particular por las reacciones vistas en altos
funcionarios, a eventos que en su fondo, obedecen más a intríngulis políticas
que a otra cosa. Por un lado, vemos al presidente adjudicado, decir lo
siguiente:
EL UNIVERSAL
viernes 7 de marzo de 2014 03:57
PM
El presidente de la República, Nicolás Maduro, denunció
el cobro de comisiones en transacciones con venezolanos de parte del presidente
de Panamá, Ricardo Martinelli. "Empresarios
en la zona libre de Colón en Panamá nos
dijeron que el presidente panameño, Ricardo Martinelli, estaba cobrando
20% por cada factura que se cancelara de Venezuela a través de la Comisión de
Administración de Divisas (Cadivi)", dijo Maduro quien indicó además que
"el (dinero) se estaba destinando a la campaña electoral".
¿Significa esto que basta con un “nos dijeron”, para que
nuestra política externa o interna operare en un sentido u otro?
A mí “me dijeron” que Nicolás Maduro ganó las elecciones porque movió cielo y
tierra para que todo lo favoreciera, menos una elección limpia y justa.
¿Debo entonces decir por ello que Maduro ni siquiera es
un presidente adjudicado, sino un mentiroso y un hombre incapaz de liderar sin
la sombra de Chávez, a un movimiento verdaderamente revolucionario?
Yo creo que solo por un “me dijeron”, no puedo
pretender que el resto del país esté de acuerdo con lo que yo haga o diga como
presidente, en cada momento que se me
ocurra hacerlo.
Pienso que es este episodio con Panamá, -tan enérgico-,
en contraposición a una posición tan débil y sumisa ante Guyana, (de quien pudimos ver a su mismísimo
presidente pasearse por el paseo Los Próceres, mientras las acusaciones y
señalamientos injustos hacia el gobierno venezolano por parte de su canciller,
no terminan de disolverse en nuestra memoria), no constituye otra cosa que
la caída de otra hoja en este árbol nacional que pese a las circunstancias, no
morirá, pues como cualquier planta sobre este planeta, solo se prepara para el
cambio de estación climática (política, para nuestra analogía…)
En este mismo paralelismo con el árbol, en otra “rama” no
muy lejana, vemos a otro personero gubernamental, -esta vez en la OEA-,
realizar declaraciones que solo evidencian el estado diplomático de las cosas
en lo que se refiere a Latinoamérica, y de cómo resultan determinantes los
intereses económicos que en realidad se
mueven en ella y a través de ella:
“El embajador de Venezuela ante la Organización de Estados
Americanos, Roy Chaderton, informó que"29 países votaron a favor de
la declaración de solidaridad con la democracia venezolana", reiteró tras
la reunión a puerta cerrada que se realizó entre ayer jueves y este viernes.
Estados Unidos, Panamá y Canadá fueron los países que votaron en contra,
precisó Chaderton”
A estas palabras debemos anexar
las triunfales declaraciones del canciller Elías Jaua, que parece con ellas
reconocer lo importante de ese “espaldarazo entre colegas” de la OEA, cuando
esa misma institución fue arto criticada y despreciada durante los 14 años de
Chávez en el poder. Como diría un amigo mío: “¿Y entonces? (!); o eres molusco, o eres marisco”
(Palabras
y expresiones como compromiso, consistencia, constancia y perseverancia
constitucional, no retumban en la mente de muchos venezolanos…)
Obviamente ningún gobierno va a apoyar una especie de voto de
censura hacia el gobierno de Venezuela, sabiéndose expuesto a la misma acción
el día que semejante represión se observasen en su propios países; Si a ello le
sumamos los beneficios en forma de ayudas económicas, laxitud diplomática, y
comercio en condiciones favorables para sus respectivas industrias, -todo ello
saliendo de Venezuela-, podemos comenzar a vislumbrar las razones para este “solidario”
apoyo, que de paso ratifica que ante la verdadera situación nacional que
vivimos, somos nosotros (gracias a Dios), los que debemos resolver y avanzar.
Vamos, no ocultemos màs el asunto; todo sabemos que las cosas
no están bien en el país, y aunque no logremos comprender las razones, (o no
las compartamos), TODOS TENEMOS la percepción de que están empeorando, porque
se están manejando incorrectamente las percepciones fundamentales que generan a
las políticas predominantes.
Aquí todos saben que hay represión oficial y paraoficial; hay
escases y colas para todo; hay corrupción; hay delincuencia exacerbada; hay
censura en los medios; hay ataque y tergiversación en el sistema de medios del
estado. Sabemos que en el exterior no se conoce todo lo que pasa, como también
sabemos que los cubanos están más metidos en toda la estructura de gobierno, de
lo que jamás gringo alguno lo pudo haber estado. Sabemos que a los militares le
tienen puesto tremendo bozal de arepa, y que la frontera la gobierna la
corrupción y el contrabando organizado.
Todo sabemos que al oficialismo y a la oposición se le van
los sentidos más de una vez cuando hablan y hacen. Todos saben aunque no lo
reconozcan, que el gobierno manipula todo sus recursos para sacar ventajismo al
momento de cualquier elección, y por ultimo; todos saben en Venezuela, que este
país está dividido, y que esa división, nacida mas por orgullo. Arrogancia e intolerancia,
que otra cosa, nos hace dar vueltas
inútiles en un laberinto que cada verse hace más profundo y sin sentido.
Entendamos que todo esto parte de cómo nuestras políticas han
obedecido a fenómenos cuyas génesis han estado en las injusticias acumuladas del
pasado; eso lo sabemos: Ya he comentado como el movimiento de Chávez a podido
tener cualquier otro nombre, pues las ideas de lo que había que hacer, (mas no
de cómo terminaron haciéndose), flotaban en el colectivo desde hace tiempo. Hay
que entender entonces qué generó la diferenciación entre ambas etapas políticas:
el oficialismo (chavismo) entendió algo que la oposición nunca comprendió, y en
función de ello actuaron al momento de establecer su estrategia: Hacer una
política de consenso interpartidistas y mantenerse dentro del marco
constitucional, es más difícil y dilatado para la consecución de ciertos
objetivos políticos, que hacer política personalista y apoderarse de todos los poderes
en términos de una sola dirección partidista, para así, logar sobrepasar la
constitución sin evidenciar una “dictadura popular” con objetivos que
inicialmente, pudieron concebirse como superiores y necesarios
Ahora bien, recordemos que ambas etapas político-sociales son
parte del mismo periodo republicano; de allí se construye el punto de partida
para entender que siendo Chávez y todos los que han gobernado con el o contra el, de pensamientos nacidos del vientre político post dictadura de Marcos Pérez Jiménez,
inevitablemente debía ser esta la ruta (la de la confrontación mediante la decisión consciente de las posibles consecuencias),
para enfrentar lo que hasta ahora la misma mayoría había percibido (mas no
entendido), como los grandes vicios democráticos presentes en nuestro país.
Con los años, se ha hecho obvio que tal percepción no era
acertada, pues sus resultado no permiten aun construir una respuesta nacional
capaz de configurarse como una "llave" con capacidad real y sostenida para “abrir”
la “puerta” del siguiente nivel político en Venezuela: Eso es tarea de una
nueva camada, de una nueva generación, capaz de aprender de los errores de
ambas concepciones políticas, sin dejarse arrastrar por las fallas e
intríngulis que nacen de ellas.
Cuando nos reinstalamos en el presente, donde se suceden los
eventos que vemos a nivel nacional, es claro que existen manifestaciones espontáneas en reclamo a la situación actual y a la mordaza que de a poco siente la gente que le han ido instalando;
no importa que algunos políticos llamaran a la manifestación en un momento dado: lo cierto es que antes también
ello había ocurrido, sin que se produjera esta cadena de eventos que a más de uno
a tomado por sorpresa, produciendo en unos el apoyo, y en otros, el menosprecio y la negación sistematica hacia quienes participan y expresan sus descontentos.
Al calor de esas expresiones, de parte y parte surgen las
voces que piden dialogo, y que rechazan la violencia que en muchos sitios se ha
expresado. Permítanme decirles que aunque obviamente estoy en contra de las
expresiones que conllevan violencia, también lo estoy del uso desmedido de esa
misma violencia para disolver manifestaciones. Ese “ojo por ojo” asumido por el gobierno y sus grupos civiles armados, ha sido también
la génesis de una escalada en la expresión de esos sentimientos nacionales
reprimidos, que ahora alientan cuando menos a una mitad de la población, mientras
puede irritar a sectores de la otra mitad, que en su disgusto, no alcanzan a
reconocer en su propia incomodidad, el sentimiento que millones han tenido que aguantar
ante el absolutismo de un gobierno que insiste en representar a todo un pueblo,
aunque descarte por completo en la realidad, cualquier critica hacia lo que hace en su actuar deficiente al administrar al estado.
Estoy convencido que criticar al gobierno es perder desde
hace rato el tiempo, (no niego por tanto, que muchas veces descargo contra la
soberbia de los altos funcionarios, con la fuertes dosis de ironía que pueden leer, sin que medie
tacto alguno por mi parte a la hora de señalar las torpezas e impunidades que los años han
hecho desfilar delante de mi), y que es por ello que mis reflexiones van dirigidas esperanzadoramente a
los que siendo jóvenes, tendrán sobre sus hombros la tarea de llevar al país a
un nuevo nivel de desarrollo.
Es a ellos a quienes les pregunto, a la luz de los
acontecimientos recientes: ¿Cómo podremos establecer un dialogo
nacional, mas allá de la violencia de los choques y de los oídos sordos de los
protagonistas?
No intenten responder esta pregunta, si no se han dado cuenta
de que se requiere partir de una base común para construir mediante un debate, -con
mediador de por medio-, aceptar equivocaciones fundamentales de parte y parte, para con ello comenzar a construir los vitales cimientos que permitan innovar para obtener los cambios que consideremos necesarios ejecutar.
De esos cimientos, hablaremos en la próxima entrada del blog.
Mientras, no se mortifiquen por eso escuetos titulares donde la prensa
venezolana o extranjera nos dice que el gobierno manifiesta que lo que sea que
venga de los que le adversan o de quienes difieren y desean aportar ideas,
estrategias, y políticas concretas de rectificación y mejora, es falso o
golpista, contrarrevolucionario o parte de la supuesta guerra económica, pues ya todos sabemos que es falsa cualquier afirmación en ese sentido, pues obedecen a la funesta estrategia gubernamental
de negación absoluta hacia todo lo que no salga de su seno, y que de a poco está
marcando con ello, queridos compatriotas, los compases finales de esta etapa
republicana.
Llega irremediablemente el momento en que las ultimas hojas
del árbol nacional caerán, dando paso a un nuevo ciclo de renacimiento.
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