No se trata de actores simulando ser los personajes originales en una obra que rememore un hecho histórico de nuestro país; sabemos que estamos ante los protagonistas verdaderos, en una historia que en realidad, se está improvisando y escribiendo sobre las tablas, con Venezuela como escenario, y nosotros como espectadores, extras y a veces, protagonistas principales.
Era pues de esperar que no bien pisara suelo nacional el presidente de la republica, los venezolanos oposicionistas, los que son opositores, y los que aún haciéndose pasar por incondicionales aliados del gobierno, buscan solapadamente concretar en realidad intereses personales, se lanzaran a descalificar casi que sistemáticamente, el arribo, las acciones, o las palabras del mismo presidente, en medio de criticas que ellos mismo no soportarían en caso de un juicio justo de valores imparcial. De los oficialistas, siempre resulta difícil hablar, cuando se sabe que mientras existen masas de gentes sinceras, no menos cierto es que conviven entre ellos, los mas absolutos parias de la política oportunista.
Bajo esta visión de una gran obra ejecutada sobre nuestra Venezuela, traigo al escenario, el representante ideal para este momento, de lo que va en contra del presente gobierno: El articulista y periodista Rafael Poleo.
Su reciente artículo, leído por quien esto escribe, a través del portal web “Noticias24”, es en mi opinión, un espécimen representativo de aquello que ocupa las mentes de muchos hoy en día en el país y en el extranjero, buscando con sus palabras, “desenmarañar” una verdad, (a su criterio), que sin embargo, se postula como clásico molde de manipulación, del cual, los movimientos de oposición en Venezuela, no saldrían para nada, bien parados en caso de ser evaluados en la misma medida.
Permítanme hacerles llegar el artículo:
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“En su columna de este lunes titulada “El Substituto”, Rafael Poleo analiza la posibilidad de que Adán Chávez asuma la presidencia en caso de que Chávez quede incapacitado para gobernar, debido a su condición de salud.
Asimismo, el columnista asegura que “Fidel ya tiene el candidato substituto: Adán. El Hermanísimo. Comunista duro, estalinista que no cree en elecciones pero está dispuesto a sacrificarse.”
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Déjenme decirles que es un buen artículo, porque resume todo aquello con que se pueda pretender manejar la perspectiva de quien lo lea.
En términos generales, se atreve a establecer primero, un plazo máximo de vida para el presidente, dado el cuadro clínico manifestado por el mismo mandatario, abriendo con ello en el que le crea, la necesidad de un sustituto definitivo, en un breve lapso de tiempo; luego, precisa como su sucesor “a dedo”, representaría casualmente, lo más parecido en Venezuela, al modelo cubano seguido en los últimos años, con la llegada al poder del hermano de F. castro, sin dejar en lo escrito, opción alguna a esta posibilidad. Es decir, “Así será y punto”.
Segundo, define de antemano, las consecuencias de tal decisión asumida en este caso en Venezuela, y con ello, llama a la reflexión sobre el mismísimo camino de fracaso que se mantendría, (quizás hasta más radical), sin mencionar convenientemente con ello los intríngulis que primero debería sortear el presidente y el PSUV para llegar a esto, o las no menos enredadas y oscuras pretensiones que la oposición en su conjunto o por separado, tendrían que enfrentar a lo interno, ante su aspiración de tomar el poder.
Me sigue casi que alarmando, la manera en que asumimos las cosas; en cómo algunos atacan a quien está enfermo, y en como pretenden reasumir la obra teatral, con el propósito claro de terminar con el gobierno de Hugo Chávez, -evitando su reelección-, sin que por ello se detengan a proponer, o a argumentar, soluciones reales a los problemas que siguen pendientes desde hace décadas.
Ello debería ser realmente preocupante, porque persisten en manifestar la incapacidad de muchos para centrarse en lo realmente neurálgico, y no en lo irrelevante, que sin embargo, es lo que más reditúa dividendos políticos y económicos. Eso es lo que justamente, expresiones como las recogidas por R. Poleo en su artículo, dejan al desnudo, pero no solo por quienes estén con eso en el gobierno, sino por aquellos que aspiran ser poder de gobierno a partir de las elecciones del 2012, y lo digo no solo por los políticos que son “agentes libres” en la oposición, -usando el argot deportivo-, sino también por aquellos que siendo funcionarios empleados, -o peor-, funcionarios electos, ambicionan más de lo que en su momento, fueron capaces de admitir en sus respectivas campañas electorales. Saben ustedes que no basta con ser diputado para tener verdadero poder. Lo alcanzado allí no es necesariamente suficiente para los más ambiciosos; el éxodo de muchos de ellos hacia futuras candidaturas para alcaldías y gobernaciones, prueban esto con firmeza.
Dice R. poleo que Adán Chávez seria el sustituto del presidente, escogido con la minuciosidad que la estrategia político-económica exige, pero acaso, ¿No hacen gala de la misma frialdad en los cálculos, exactamente todos los que planifican en este momento sus posibles candidaturas en la oposición?
¿No están planificando minuciosamente el “futuro de Venezuela”, mientras que se distribuyen los puestos claves de gobierno y de intermediarios?; ¿No muestra todo lo que llamemos evidencia, que las cosas van por ese camino ya trillado y pérfido?
El asunto sigue siendo tan intimo al espíritu nacional, como antes de conocerse la enfermedad del presidente, o más atrás, incluso, cuando Chávez y los que lo acompañaban ni intentaba dar el golpe aún.
R. Poleo se manifiesta, -como casi todos los que levantan palabras contra el gobierno-, como un declarado evasor de la realidad profunda que de continuo, como lo hemos mencionado antes, nos sigue abofeteando y haciendo salir sangre de nuestras mejillas; como ella (la sangre), nuestro color pasa del “rojo” de gobierno, al “azul” de la oposición, al igual que la sangre oxigenada o cianótica, que no por ello, deja de ser parte al fin de cuentas, del mismo “fluido” que viaja por todo el cuerpo que llamamos nación.
Cada vez que un periodista, un articulista, o un “analista” de esos que abundan en los medios de comunicación del país, dice informar la verdad, mientras que en realidad únicamente desgarran la superficialidad de nuestra manera de administrar en algún aspecto del gobierno, no hace más que reforzar nuestra tendencia a la necedad, y postergar con ello, el señalamiento de aquellos puntos vitales y esenciales que nuestra venezolanidad, nuestra gobernabilidad, y nuestra estructura toda como nación tienen, con lo cual, damos en inútil ofrenda a la deidad de la torpeza, un día más en nuestra vida como sociedad.
Como les decía en una entrada anterior del blog, no es la enfermedad del presidente la que nos paraliza, sino la enfermedad que aqueja a todos y cada uno de nosotros como miembros de la única sociedad que será capaz de enmendar lo errado, sacando las lecciones que de ello se desprenden: La nuestra; la que llamamos sociedad venezolana.
Esta obra teatral que es nuestra propia vida, debe seguir su curso, pero no para llenar un auditorio con gentes deseosas de arrojar tomates y huevos podridos al escenario, mientras que para ello le pagaron la entrada al personaje discreto y oscuro que a la puerta del teatro aguarda por la siguiente tanda, sino para escenificar los triunfos que la humildad y la sencillez de quienes saben ver sus errores como puentes hacia nuevos horizontes.
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