Guardé silencio durante estos días, esperando esta noticia.
Definitivamente, los políticos venezolanos son tan predecibles como lo es la certeza de a dónde llega lo que como al cabo de unos días, tras dar unas vueltas por las cloacas de la ciudad.
Sé que son humanos, con sus aspiraciones y ambiciones. Se que tienen alma y corazón, familias y amigos, deseos e ilusiones, pero, ¿Eso los exonera de alguna manera para cumplir con lo que ofrecieron durante sus campañas?
Yo creo que no.
Permítanme publicar la noticia que inspira este arranque en la presente entrada del blog:
"Asumo el reto de convertirme en la primera mujer Presidenta de Venezuela". María Corina machado, web “Noticias24.com”
“La diputada a la Asamblea Nacional (AN) por el estado Miranda, María Corina Machado, oficializó este domingo su candidatura para las elecciones primarias de la oposición de Venezuela.”
Ojo con esto: Ella nada más es un ejemplo de lo que ocurre; para nada se trata de discriminación de genero o algo parecido. De hecho, para mi, la política no tiene sexo, aunque hagan uso extensivo del mismo.
El asunto es que sin importar el sexo, credo o raza, en la política pareciera no existir la congruencia en lo que a ética y palabra ofrecida se refiere, y ello resulta fatídico, dada la experiencia que hemos podido ver en el país.
Ahora por ello, me resulta fácil hasta manifestar cinismo, cuando veo a políticos parlamentarios (por citar solo el caso que tocamos), rasgarse sus vestiduras por "amor a la patria, por fidelidad al líder, o por amor a los niños", mientras van dejando tras de sí un camino sin edificaciones concretas que podamos señalar para decir que “eso” fue obra de su labor parlamentaria, duradera y firme en el tiempo. Eso amigos míos, no existe.
Ahora, el diputado que se lance a la presidencia, igual que un alcalde o gobernador, sin haber terminado su periodo correspondiente para el cual miles y miles de ciudadanos dieron su voto, está soterradamente mostrando que mantiene aquella mentalidad presidencialista nacional, que sostiene que todas las soluciones pasan por el poder presidencial. Eso constituye la garantía de mantener en el tiempo, el mismo error social y republicano que aqueja a nuestro país.
Dejo una vez más en sus conciencias, compatriotas, la reflexión definitiva sobre este asunto, porque es allí donde está el secreto para seguir igual, o cambiar en verdad: en sus conciencias. Lo demás llega luego por sí solo.
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