sábado, 21 de enero de 2017

La muerte del referéndum revocatorio. ¿Por qué pasó?

Los políticos venezolanos acobijados o no bajo el estandarte de la MUD, han optado por dejar a un lado el mecanismo del referéndum revocatorio, a favor de concentrar sus “recursos” en la realización de las elecciones de gobernadores y alcaldes, a pesar de que estas se realizaran cuándo y cómo el gobierno dicte a través de su Consejo Nacional Electoral (CNE).
Eso lo saben todos ustedes. Ahora, lo que no se menciona, es que en esa decisión opera con más peso el repliegue hacia algo menos traumático y sacrificado pero con mayor número de puestos disponibles para repartir entre los abanderados de las distintas toldas políticas que finalmente el CNE autorice a existir.

Ellos, -no nosotros-, han decidido que el revocatorio no se puede intentar hacer. El que ellos actuaran descoordinadamente, y pusieran en bandeja de plata al gobierno la pobre y raquítica excusa (pero suficiente, dada la institucionalidad inexistente), para no poner en acción la soberana petición revocatoria que debía ser consultada, se ha escapado a lo que nosotros como colectivo podemos controlar a nivel de los partidos, en una clarísima evidencia de que la dictadura de los pocos, ya abrazada sin rubor por el gobierno -y los despojos del PSUV-, también opera a su modo y en espera de su turno en el poder, en la maltrecha y dispersa oposición venezolana.
Primero: Queda el precedente de que la solicitud de referéndum fue realizada en el tiempo previsto, por lo cual el estado ha debido, -y debe aún- promocionar su realización, separando su resultado de cualquier lapso de tiempo generado a partir de tecnicismos. Luego, Aun si no se cumpliere con lo primero, el Estado aún difícilmente puede esquivar frente al mundo la realización de un nuevo llamado a referéndum consultivo, para esta vez sí, decidir si Nicolás Maduro se va o no del poder.
Ninguno de los dos escenarios se realiza sin embargo, porque a nadie (gobierno y oposición), le interesa en el fondo la ejecución de tal mecanismo constitucional y republicano, lo que a su vez viene a reforzar la noción ya materializada de una dictadura de facto, operada por el gobierno y de algún modo (al falta de acciones contundentes y razonables), por la misma oposición.
La aparición de una tercera vía (no comprometida ni vendida a los dos bandos existentes, sino separada legal y éticamente por la misma distancia hacia ambas partes, pero en estrecho consenso de acción con la corriente principal existente en la sociedad venezolana), se hace necesario no meramente como requisito de triunfo, sino más bien como garantía de coordinación social y ejercicio real del concepto republicano social y justo en nuestro país.
El referéndum revocatorio DEBE HACERSE, independientemente de que se programen y efectúen las elecciones que constitucionalmente ya están en mora. Seguimos teniendo la necesidad de hacer pasar a la historia a Nicolás Maduro, como el primer presidente revocado, por negligente y traidor a los valores republicanos establecidos en la constitución. Necesitamos comenzar a ver la rueda andar; necesitamos salir de esta nada en la que vivimos.
Recuerden que concretar cualquier referéndum o elección, -y acatar en los tiempos previstos, sus resultados-, supondría el fin de la dictadura, y no la demostración de que esta, no existía.


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