miércoles, 13 de enero de 2016

15 días del año 2016 bastan para ver lo que nos espera.

“No se trata de ser pesimista; es más bien cuestión de no ser optimista con las cosas erradas”.
                                                 
De la entrada anterior al blog: “Maduro, la política venezolana y el inevitable colapso

Este año no debería ser de muchos rodeos a la hora de escribir; como hemos mencionado el año pasado, la crítica situación conceptual de la sociedad venezolana, deja ver desde hace rato el conjunto de los “hilos” básicos que tejen el trauma que como amenazante mortaja se cierne sobre todos: Esa de descubrir una verdad por la vía más dura, mientras masticamos y nos asfixiamos con la amargura de haber podido hacer algo a tiempo.
Parte de la cruda verdad que no queremos ver del todo aún hoy, es que para todos los políticos, (que al fin y al cabo tienen garantizado un camión semanal de productos regulados para rellenar de comida a sus cercanos), la lucha aún hoy  se limita al mantenimiento de sus dominios, o a la adquisición de estos mediante el arrebato al contrincante; un comportamiento que raya en lo animal, que es en lo que se ha convertido la política nacional. Mientras, el luchador social que busca desesperadamente la rectificación mas allá de estas dos vetustas corrientes políticas, yace en el fondo del violento vórtice social que se levanta con nosotros adentro, -atrapado también-, mientras la sombra de soluciones inconstitucionales vuelan sobre todos por igual como pájaros de mal agüero.
Sigue siendo impresionante el descubrir que si algún miserable trafica puestos en una cola para comprar alimentos y lo agarran, lo encarcelan, pero si un presidente resulta ser el culpable de la debacle continúa nacional durante tres años, sigue libre e intocable, como si no tuvieses ni un ápice de responsabilidad él y sus socios/funcionarios.
Es con este tipo de contradicciones en mente que podemos luego comenzar a comprender fenómenos cotidianos como el que diputados recién electos, (caso del alcalde Omar Prieto en el Zulia), renuncien al cargo que ganaron y para el que “el soberano” los eligió, solo para darle el puesto al suplente que servilmente hará lo que el partido decida, en una clara maniobra política preconcebida; solo así podemos ver a un gobernador (Aristobulo Isturis), o una diputada (Iris Varela entre otros), renunciar a sus cargos de elección popular, solo para asumir otros para los cuales “el soberano”, no los eligió. Pareciera que nadie repara en esta falta de la ética política, que constituye por cierto prueba inequívoca de que “el soberano”, (al menos para la clase dirigente), no es más que un aglomerado social irreconocible, invitado de piedra solo cuando le conviene al político.
Esa es parte de la farsa, de la hipocresía, que deberá ser cobrada con moneda muy dura y justa en el futuro próximo, si queremos restituir la confianza en la república que  soñamos con tener. Por eso es que la amnistía para todos, (oficialistas y de oposición), debe ser vista con mucho cuidado, no sea cosa que aperture más heridas de las que cierra por una mala orientación. Valido es liberar al que injustamente fue detenido, o juzgado, pero solo si no existen elementos probatorios firmes que lo incriminen en un acto ilegal/criminal a través de un juicio justo. Con eso en mente, debemos entender que  el perdón de aquellos probados delincuentes del dinero público, es inaceptable a la luz del rigor que la ley escrita exige.
No hay otra manera de dejar de experimentar la impotencia de la impunidad y la injusticia.
No podemos dejar de lado que la mezcla de gobernantes “yo no fui”, con sociedades “no me acuerdo quien fue el culpable”, posibilitan esta bizarra situación del país de la que todos somos testigos y protagonistas. El “perdonémoslos a todos y hagamos borrón y cuenta nueva”, no puede seguir existiendo, -mucho menos en lo político-, porque cada vez que una mala decisión política ha sido, y es tomada por un funcionario, debemos recordar que ésta ha repercutido incluso en la vida de cualquier niño o anciano o desvalido que estando en un hospital público, muere por no tener la disponibilidad de una operación o de un tratamiento a tiempo, debido al despilfarro, desviación o desfalco cometido. Este tipo de “daño invisible”, no puede ser ignorado ni mucho menos tolerado.
No se puede seguir aceptando las “reuniones” secretas (*) entre políticos; mas cuando son políticos opositores entre sí. Lo innombrable se hace rey de esas reuniones, y padre de los bastardos acuerdos que de allí nacen, siempre en contra de las mayorías que siguen siendo silentes y desoídas…
(*): Muy distinto cuando las reuniones son públicas.

…No confíen automáticamente en los rufianes y zorros viejos que son “elegidos” en sucesión de un bando político a otro, para presidir asambleas y demás instituciones; no seamos cándidos. Tampoco se lleven demasiado por un economista en particular, o por los periodistas estrellas de bando y bando; todos adolecen de la misma inestabilidad emocional que la sociedad a la que pertenecen, y generalmente la verdad saldrá a medio camino entre todos ellos; entre los que la quieren ocultar, los que quieren tergiversarla, y los que desean gritarla a los cuatro vientos sin concatenarla con otros hechos claves.
El enrarecido ambiente de estos días, presagia la prepotencia que se seguirá manifestando en el futuro inmediato. Como enormes “placas tectónicas de arrogancia” chocando y rozando entre sí, la inevitable acumulación de energía arrogante manifestada en las diferentes instancias de gobierno, está comenzando a producir movimientos sísmicos que como a los animales con su sensibilidad natural ante el venidero desastre, hacen cundir el nerviosismo entre la sociedad.
¿Habrá terremoto?; eso es algo que dependerá del “movimiento” que hagan las mencionadas “placas políticas”: a veces explotarán en liberaciones de energía violenta, pero muchas veces “liberarán” la tensión empujándose y cediendo convenientemente entre ellos.
Ustedes como buenos observadores, a manera de “sismólogos políticos”, deberán procurar predecir si los eventos por venir, terminarán por ser catastróficos; quizás tanto como para borrar de las faz de nuestro país, la enfermiza bipolaridad que nos azota (creada y alimentada a conciencia por Hugo Chávez), pero no sin antes llevarse por delante a todos quienes permitieron el calamitoso y corruptamente inmoral estado actual de las cosas.
Podrán incluir en la lista de “victimas y desaparecidos” a muchos políticos y funcionarios enriquecidos, pero les aseguro que el 99% de los anotados en dicha lista, serán pueblo llano, sencillo e incapaz de defenderse en una nación de instituciones secuestradas; ese que contando con un único poder (el de la palabra expresada en opinión y voto), no supo predecir su participación y papel en los acontecimientos.
Necesario es entonces que las masas se harten de las ideas políticas de los actuales existentes  bandos de la bipolaridad, para que cuando literalmente se esté “sudando sangre”, la rectificación venga por consenso de la mano de una tercera vía de pensamiento, equilibrada y sintonizada con lo republicano y constitucional (aquella que se aprovechara de las bondades de la cuarta y quinta republica, pero execrando metódicamente los vicios de éstas), y que siguiendo el camino natural de las cosas humanas, diera origen a su vez a una oposición distinta, de más alto perfil, donde ambas corrientes giren en torno a la manera de hacer cumplir lo que existe, más que obstinadamente el proponer e imponer fuera de los canales democráticos del consenso, concepciones distintas a la constitucionales, no sustentadas en mayorías.
Justamente el desconocimiento de esta faceta de  la realidad política actual (donde la sociedad permitió que el proyecto particular de una mayoría circunstancial, impusiera un modelo al resto de la población que manifestaba abiertamente su contrariedad y oposición a esto, un escenario político que a todas luces lucia inconstitucional, -aún refundando y modificando la constitución como de hecho se hizo-, sin siquiera buscar una alternativa de consenso y paz social); esta persistencia de actitud político-partidista ha permanecido consecuentemente hasta nuestros días, en la forma de un oficialismo que ya siendo minoría representativa por votación popular del 6-D, insiste mediante argucias  leguleyas carentes de ética, en la imposición de un modelo vertical y asfixiante, ahora usando la manipulación de las instituciones que se encuentran premeditadamente extraviadas de su rumbo republicano.
En retrospectiva, la irrupción de Nicolás Maduro de la mano de Chávez como candidato “ungido” en el 2012, en los estertores de la muerte presentida (más nunca honestamente anunciada), como la opción menos “dañada” entre las que el comandante tenia a disposición, fue el anuncio de un final predecible para un modelo de gobierno paralelo al constitucional, que supo mantenerse vivo, parasitando y terminando de matar a los restos envejecidos del modelo gubernamental heredado de ese “puntofijismo” que si fue real, como su contraparte “puntofijista-revolucionaria”, lo fue.

PD: Y hablando del presidente adjudicado por el CNE: un “saludo” a Maduro y a su acostumbrado inútil y a destiempo torpe reaccionar, con sus nuevos ministerios innecesarios, sus etéreos ministros y funcionarios rojos rojitos, y sus vagos e infructuosos decretos de emergencia económica.


Aférrense al optimismo que por pequeño que sea, consigan en las cosas verdaderamente correctas que aún quedan en el país y que no son pocas; soporten con ello el vendaval producido por las malas decisiones, y como Lot, no miren hacia atrás, cuando ya hayan recogido las lecciones que quedaban por tomar, no sea que por dudar, queden como la mujer de Lot; como quedó Hugo Chávez, cuando aún presintiendo el camino correcto, tempranamente se vio tentado a mirar atrás, quedando progresivamente como estatua de sal, ante la historia. 

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