…Mismo tratamiento requieren
todos y cada uno de los que conforman su tren ministerial, primera dama,
presidente de asamblea y presidentes de institutos “autónomos”, sin olvidar
directivas del CNE, TSJ, Defensoría, Fiscalía, Contraloría y alto mando
militar.
Una verdadera “revolución”
requeriríamos para comenzar a enmendar el camino estéril que pretendemos
continuar transitando.
Sabemos que no se trata ya de
chavismo ni oposicionismo, sea “light” o “heavy”, de “centro”, de “derecha” o
de “izquierda”; “moderado” o “radical”, o en fin, como prefieran catalogarlos.
No sirve un Maduro, como tampoco un Diosdado, o un Falcón, Capriles o Ledezma.
No cuenta una Machado, ni un López, ni mucho menos alguno de los Chávez que se
sientan con derechos monárquicos o dinásticos.
Como les vengo comentando desde
hace tiempo, el asunto vivido hoy no es más que la consecuencia directa del
vacío conceptual y moral que predomina en la sociedad venezolana. Este “flotar
en la nada” del que les hablaba en la entrada anterior al blog, ilustra el
estado amorfo y atemporal que parece vivir Venezuela y los que dicen habitar en
ella, en la actualidad.
Tan mal están las cosas, que si
aun mañana Maduro decidiera rectificar, lo correcto éticamente hablando sería separarlo
igualmente del cargo y juzgarlo por incompetente, al haber dejado pasar tantos
meses para tomar las medidas que desde el principio de su mandato, resultaban
obvias e impostergables. Cuando consideramos además, que esta inacción es
adrede y consensuada con su círculo de poderes que lo rodean cual sistema de
control nacional, teledirigido desde Cuba (como en la cuarta lo era el control
desde otras latitudes), nos enfrentamos entonces a una tragedia sin parangón,
que requerirá de una actuación judicial como nunca se ha visto en este país, si
se quiere por cierto, tener al menos una
mínima esperanza de restituir algún nivel realista y “operable” de confianza
social en el sistema republicano.
Las elecciones del venidero Diciembre,
no son la panacea que muchos políticos se apuran en declarar, pues el verdadero
cambio deseado vendría únicamente con la salida de Nicolás y su combo, seguido
inmediatamente de una profunda reestructuración del modelo de hacer las cosas,
y que no tiene nada que ver por cierto, con el anhelo de algunos de “volver al
pasado”; tendrá que ser algo superior (y distinto), a lo que los “autodisgregados” cuartos y quinto
republicanos, han podido ofrecer; requerirá de un profundísimo acto de
humildad, como filo necesario por donde pasar antes de aspirar siquiera a la
unidad nacional, esta vez “colgada” de un único hilo: La constitucionalidad de
la identidad republicana, como único camino para execrar de nuestro imaginario
colectivo, la viveza como único patrón de vida individualista exitoso.
Mientras, el “cáncer” resultante
que virtualmente nos come desde adentro, y que está constituido por la impunidad,
la omisión continua de lo legal, unido al bachaqueo como forma de vida que se
yergue ante todos como pedestal al más abyecto egoísmo social y gubernamental,
consume lo que va quedando como nación, viendo únicamente mitigados sus efecto
por la increíble cantidad de riqueza material que pese al ritmo de extracción y
robo, queda aún para reconstruir a una gran nación, …cuando nos demos cuenta de qué es necesario para serlo.
Esta elección que se nos viene
encima en Diciembre queridos compatriotas, no es más que la “perra” en celo que
les comentaba en una anterior entrada del blog, y detrás de cuyos “aromas” (siempre en dólares), vienen excitados y desbocados, cuantos intereses políticos deseosos de poder, existen
en nuestro país. Ninguno de ellos viene por cierto con un proyecto de país bajo
el brazo; ni siquiera el chavismo pasó de ser siempre un proyecto personal, al
que nunca más del 60% de la población, -y eso en su mejor momento-, apoyó,
aunque no por ello tuviera jamás en realidad, “luz verde” para remodelar la institucionalidad
de la nación.
La razón estuvo en que la división
fue su principal herramienta de trabajo, convirtiendo con ello en el enemigo
visible, a quienes difirieran en criterio o razón, táctica que al mismo tiempo que
daba frutos, se convertía también en su mayor desgracia y garantía de fracaso,
al no unificar, bajo distinta cosa que no fuera el chavismo; en fin, resultado
inevitable al ser la visión de un hombre deseosa de hacerse nación por encima
del resto.
Lo cierto es que sea chavista o
sea oposicionista la bancada que termine predominando en la Asamblea luego de
esas elecciones, el guiso de la inmoralidad, de la ética vilipendiada, seguirá
haciendo fiesta, entregando únicamente a las masas algunas prebendas que
garanticen la ilusión del día a día (uno a la vez). Las medidas libertarias, las verdaderamente revolucionarias, seguirán azuzando los
sueños de aquellos izquierdosos que habiendo rozado el poder, se despertaron
fueras de si, al ver la dura y “pesetera” (como dirían los viejos españoles)
realidad que nos desborda en la dirección en que miremos.
No sigan esperando de aquel que
es incapaz de dar alguna rectificación que a estas alturas rayaría más bien en
lo milagroso; Nicolás Maduro no dará lo
que solo podía ofrecer teniendo a Chávez vivo: adulación, y eso porque
simplemente él se encuentra en la cúspide de la cadena presidencialista de poderes
en Venezuela. (De allí por cierto, su necesidad soterrada de frecuentar a
figuras que él considera superiores, como es el caso de los hermanos Castro, en
Cuba).
Maduro debe renunciar, y no por cierto para instalar en su
sitio a un López; Capriles pese a haberse puesto la camisa presidencial por un
instante, esta se le salió, al no saber dar las precisas y finas puntadas que
permitieran fijar los “botones” para su cierre: Las ideas razonablemente sensatas
que construyen entre si, un plan nacional de progreso.
La INAMOVILIDAD LABORAL no puede existir para la figura presidencial; incluso el instrumento del referemdúm revocatorio, se ha convertido en un corsé que asfixia al pais cuando la gestion de un elegido es caotica y desastrosa, ...como la de Maduro.
La INAMOVILIDAD LABORAL no puede existir para la figura presidencial; incluso el instrumento del referemdúm revocatorio, se ha convertido en un corsé que asfixia al pais cuando la gestion de un elegido es caotica y desastrosa, ...como la de Maduro.
Maduro debe renunciar, porque es casi una grosería tener
que esperar a un revocatorio el próximo año para sacarlo. Eso de por sí, constituiría
un acto sádico de parte de
quienes detentan el poder en Venezuela, vivan aquí o no.
En definitiva, sigue siendo el
panorama venezolano difícil en los días que se alcanzan a ver en el porvenir,
aunque no sea nada que no pueda superarse con trabajo, educación y el necesario
sacrificio que implica el hacer cumplir la ley.
El resto del sequito que se
distribuye el poder en Venezuela, deberá renunciar y enfrentar la justicia; no
esa “justicia” de la que hombres como Diosdado se agarran para imponer una
demanda de 1000 millones de Bolívares; ningún humilde como usted o yo, -ciudadanos de a pie-, podríamos hacer ese osado y multimillonario acto de
reclamo legal. ¿Por qué Diosdado si puede?; ¿De dónde saca el dinero para respaldar
una demanda de esa magnitud, con los honorarios legales que ello supone?
Vivimos tiempos difíciles y
oscuros, solo porque nosotros mismos lo hemos permitido. Qué tan responsables
hemos sido por lo que pasa, será pregunta dolorosa de responder, pero ineludible
hasta para el que mas vivaz se perciba, porque como lanza erguida al final del
estrecho pozo, nos aguarda a todos al final de esa oscuridad que hemos
construido/tolerado/aceptado/ignorado/apoyado, de alguna manera en este país.
El asunto es en resumen, el no desperdiciar tiempo pensando en cómo
evitar la afilada e inevitable lanza de la verdad, sino en usar el tiempo en
diseñar una estrategia que nos permita ver cómo nos recuperamos de tan profunda
herida, sin dejar a nadie moribundo en el camino.
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