Lejos están personeros políticos de
oficialismo (Jorge Rodríguez), o del
oposicionismo (Jesús Torrealba o Henry R. Allup) de la verdad y la realidad,
cuando con grandilocuentes discursos, anuncias alianzas perfectas que
seguramente según ellos, los llevará a la victoria política electoral
igualmente “perfecta”.
Y no, no es coincidencia que esa
afición a utilizar la palabra “perfecta” sea compartida por oposición y
oficialismo: Todos ellos están de una forma u otra relacionados con el poder en
Venezuela, y solo reflejan con sus discursos, la particular visión que tienen
de lo que es “perfecto”, “exitoso” o “justo”.
Decir “perfecto”, es sumirse en
la arrogancia de quien concibe el mundo únicamente desde la perspectiva de sus
propios intereses.
No hay nada perfecto en la manera
en que se están haciendo las cosas; no lo tiene la manera en que se hizo en los
ochenta y noventa; tampoco en la primera década de los dos mil, y muchísimo menos,
vemos alguna connotación que evoque semejante termino, en el presente gobierno
del adjudicado por el CNE (que no por el pueblo), Nicolás Maduro.
No hay un ápice de humildad en el
verbo político que predomina en Venezuela al presente, como no lo hubo en las últimas
décadas; solo hemos sido testigos,- convidados de piedra, si lo prefieren-, en
esta fatigosa arenga de políticos ávidos por figurar y conseguir cuotas de poder
político, capaces de ser transadas posterior y silenciosamente, por beneficios económicos
preferiblemente en dólares.
No logramos dar pie con bola,
porque no logramos tampoco crear un verdadero sistema operacional, con un único
propósito republicano, entre los diferentes componentes que constitucionalmente
están llamados a interoperar para conseguir un único y permanente propósito: la
confianza nacional en un valor institucional de justicia e identidad por encima
de todos nosotros.
No existirá alianza perfecta en Venezuela,
en tanto constituya su población, publico para dos espectáculos políticos distintos,
pero presentados al mismo tiempo, como si de un multiteatro se tratara.
Al principio de este blog les
decía que no puede haber dos remeros en un mismo bote, remando tercamente en
direcciones contrarias, sin obtener únicamente como resultado a una embarcación
girando inútilmente sobre el mismo punto, mientras que “corrientes” más fuertes
que ellos dos en su antagonismo “perfecto”, los llevan juntos hacia un destino
incierto.
Así estamos como nación: partida
en dos trozos, cada una tirando en dirección opuesta, mientras que cada
individuo en las respectivas mitades, desenfadadamente, y considerándose “afortunado por su suerte y viveza”, recoge
egoístamente del suelo las migajas que la lucha por el control de las riquezas
en los niveles del verdadero poder, dejan caer al suelo, un poco por descuido,
y otro poco por premeditación.
No hay alianza perfecta, sin una sociedad que se una bajo un mismo
propósito, aun sabiendo que diferirán en las personas que deseen llevar a
los cargos de elección popular para
ejecutar la estrategia consensuada.
No le crean a esos individuos (e “individuas”,
como seguramente diría el Sr. Presidente adjudicado), o agrupaciones políticas que
se rasgan las vestiduras cuando en realidad solo buscan el poder por los
beneficios que ofrecen para ellos mismos, mientras utilizan palabras, frases y
oraciones que nos permiten detectar sus verdaderas intenciones:
“alianza perfecta”; “por amor al pueblo”; “poder popular”; “enchufados”; “comunas”; “expropiado”; “misiones”; “gratis”; “zonas de paz”; “por mi
comandante supremo”; “SIMADI”; “gasolina
gratis”; “somos un gobierno que lucha
contra la corrupción”; “todo ha sido
por el pueblo”; “unión cívico militar”;
“general ministro”; “el pueblo es chavista”; “el pueblo todo me apoya”; “aprobado”; “solo ellos han sido corruptos”; “el pueblo manda y nosotros obedecemos”; “elecciones limpias y cristalinas”; “registro electoral depurado y perfecto”; “fiscal”; “defensor del pueblo”;
“justa inhabilitación”; “se hizo justicia”; “nosotros defendemos el Esequibo”; “consenso de base”, “elección
de base”; “ser rico es malo”, entre otras…
No lo olviden compatriotas: Solo
hay una alianza perfecta, y es la resultante de toda una sociedad sensibilizada
ante cada uno de sus problemas, decidida a buscarles solución bajo la sombra justa
de la institucionalidad republicana que hemos elegido para la Venezuela que
deseamos dejarle a nuestros hijos.
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