A propósito del título, quisiera
decir que todos perdemos con la situación actual, pero sé que los altos
personeros de turno en el gobierno, como muchos en el oposicionismo oficial,
pueden irse junto a todas sus familias, del país fácilmente en cuanto la
situación se volviese para ellos “incomoda”, y ello gracias a las cuentas
bancarias y los negocios que han podido levantar a costa del dinero robado a la
nación. Así las cosas, solo los de a pie, nos quedamos aquí, viendo que hacemos
con tantos errores apilados, como columnas que se levantan hasta el cielo.
Con unas “reuniones por la paz”
hábilmente orquestadas por el gobierno, y secundadas por la torpe oposición
oficial, hemos sido testigos presenciales, -por desgracia-, de cómo decenas de
muertos, cientos de detenidos y demasiados torturados y vejados, no sirven de
nada a la hora de intentar que el gobierno rectifique, o que la oposición se
rinda ante la evidencia de su incapacidad para generar confianza y cambios en
el país.
Es terrible ver como muertos,
heridos, apresados y manifestantes aún aferrados a una esperanza casi vacía de
idea concretas y congruentes con una realidad total, simplemente son ignorados
por el gobierno, (cuando no son despreciados y señalados con cualquier
descalificativo grosero y sin sentido), con lo que éste gobierno en definitiva,
continúa su camino sordo hacia la realidad.
El gobierno se siente triunfante
ante el cuadro actual, pues ha logrado su objetivo de mantener intacto su poder
totalitario, al descalificar toda opinión contraria, al tiempo que apresó a
todo quien lo retara.
El problema que tienen ahora, -y que
intentan manejar de la misma manera que con el resto de las cosas-, es como
restar el impacto que ha tenido este proceder sistemático y cubanizado contra
la protesta, que en verdad no hizo más que acelerar la bofetada que los aún
adormilados, tuvieron que recibir para comenzar el largo proceso de despertar político
hacia una realidad como mínimo, incomoda.
Lo más dramático, sin embargo, es
ver que no hay opción política pública en progreso actualmente: Sin liderazgos
montados en una tercera vía conciliadora (lo que implica el no ser “alcahueta”
de las dos partes inútilmente confrontadas hoy), capaz de ser creíble para
ambas partes poblacionales políticamente activas en la nación, no habrá manera
de iniciar un camino distinto.
Entendamos algo: Aún no hay madurez para trabajar sin
“cabezas visibles”; el tiempo de las comunidades rigiendo activamente cada
decisión nacional, mediante representantes controlados adecuadamente, -en un
verdadero sentido de lo que participativo es-, no ha llegado, y visualizarlo se
pierde en los laberintos de las utopías de comunistas y capitalistas
recalentados.
Sandeces van y vienen: Que si… Capriles cree que salió
“intacto” de su error al entregarle la presidencia a Maduro en el 2013 y por
eso la patética manera en que Maduro lo desprecia hasta a la hora de darle la
mano (ver foto); Que si Ramírez jura
que la revolución económica ha sido un “éxito”; Que si Nicolás afirma que las manifestaciones han costado al país
15 mil millones de dólares, (como si Venezuela tuviera la capacidad productiva
de Corea del Sur o de Alemania y esta se hubiera visto entorpecida para ser
exportada); Que si Maduro dice que la
polarización es “normal y sana” en cualquier democracia; Que si Maduro dice que él y la mayoría del país, duermen como “un
bebé”, etc.…
¿Cuánta sangre debe ser derramada
para que la nación reaccione?
¿Dónde está el error?
¿Será porque la sangre derramada
hasta hoy, no ha pertenecido a ningún político?
En fin, la economía y el país están
de “maravilla”, en medio de la “felicidad” que nos rodea; es decir: Los “pelaos”
(todos nosotros) en el medio, y los políticos, empresarios y usureros alrededor.
Sigamos así, pero recuerden: El
dolor será mayor con cada vida perdida, lastimada o encarcelada que se amontone
en el lodazal en el que se ha convertido la sociedad venezolana.
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