domingo, 25 de diciembre de 2011
Feliz navidad, Venezuela.
lunes, 19 de diciembre de 2011
María Corina; Leopoldo López y otros: Hay fotografías de momentos, que hacen daño.
sábado, 17 de diciembre de 2011
El Universal; 16-12-2011: “Saime: Colombianos podrán ingresar al país sin solicitar visa”
miércoles, 26 de octubre de 2011
Lo que la inercia puede hacer.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Noticias varias; reflexiones breves sobre un pais que no hace nada nuevo.
domingo, 4 de septiembre de 2011
¿Qué es la política?; ¿Qué nos está haciendo?
Parecen unas preguntas cándidas, engañosamente simples, trilladas desde hace mucho, y que en todo caso, versan sobre un tema que hemos tratado ya en los principios mismos de este blog. Estoy consciente de que hay muchas definiciones ofrecidas desde los tiempos mismos de Aristóteles; reconozco que incluso, existen seguramente miles de tratados, libros y tesis sobre el tema político, y que no por ello, dejan de observarse sin embargo, espacios libres para que hablemos particularmente de aquella visión cotidiana, simple pero intensamente palpable, que se puede describir como ciudadano normal, expuestos día con día a sus efectos, en cualquier magnitud imaginable.
Quizás sea más preciso de cara a escudriñar tan complejo concepto humano, preguntar cuándo una lucha reivindicativa, -sea social o laboral, digamos-, da paso a la negociación donde se cede algo, a cambio de otra cosa, sin que el beneficio neto y deseado, llegue exclusivamente a la parte ahora tratada injustamente.
Precisamente en ese instante, creo que la política como la estamos viviendo, nace como tal.
La estrategia política, entonces, bajo esa concepción, no sería más que el mantenimiento del momento, - ahora político-, en el tiempo, tras la búsqueda de un objetivo, y con ello entonces, la cultura política (que es a su vez la suma de los momentos políticos sucedidos, devenidos en costumbres de acción y pensamiento), se vuelve valor de vida en quienes crecen expuestos a ella, como único catalizador utilizado para conseguir la satisfacción de las necesidades sociales, pero que sabemos, muchas veces terminan ofreciendo beneficios a medias, y que pueden ante cualquier descuido, favorecer a pocos, dando la espalda a muchos.
Deseo hacerles unas preguntas, antes de continuar. Este es un tema que exige de entrada, cuestionar nuestras costumbres y valores al respecto, dado que no sería posible avanzar hacia otro nivel sin lograr conscientemente deslastrarnos del nivel en el que nos encontramos ahora.
1.- ¿Por qué el político es visto con desconfianza?
2.- ¿Por qué el político es un ser al que buscamos para suplir una necesidad ante la imposibilidad del accionar individual o colectivo frente a la estructura gubernamental republicana, aún sabiendo que debemos cuidarnos de él y de lo que aspira para sí, más allá de nuestra exclusiva necesidad?
3.- ¿Por qué al luchador social, que hace lo mismo pero sin tener un cargo ni una paga exclusiva, pues lo hace desinteresadamente, no logra los mismos resultados que un político?
4.- ¿Un político es un luchador social que consigue una remuneración económica estable por vías a veces cuestionables?
5.- ¿Por qué de la percepción cotidiana que ve a un luchador social, como alguien más honesto que un político?
6.- ¿Por qué el mundo sindical, con sus luchadores sociales, se presta a tantas versiones que describen a muchos de sus protagonistas, como políticos que de continuo negocian lo innegociable en lo laboral?
7.- ¿Se suma a la ecuación “luchador social/político”, la figura del sindicalista tradicional?
Estas son preguntas cuyas respuestas, resultan difíciles de encajar en la buena lógica, en ese buen sentido común que nos aparta prudentemente de la locura, a quienes vivimos de plano, en los estratos tradicionalmente sin un poder articulado y efectivo en el país, pese a los ánimos revolucionarios existentes, que en muchísimos casos, solo se ha limitado a crear una burocracia “gubernamental-popular” paralela, igualmente ineficiente.
Pareciera que no es fácil darle una instrucción, una orden a un político, sin que este active a conveniencia igualmente de sí mismo, como decíamos, los mecanismos necesarios para la consecución del bienestar colectivo buscado, y ello si es estrictamente necesario para lograr su respectiva prebenda, lo que a su vez da origen a múltiples intentos necesarios, de parte del mismo colectivo social, para conseguir un logro puntual, no sin que ello haya dejado de significar, dilapidación y malversación de fondos en el proceso.
Quizás esto sea la génesis del fracaso que varias alas del gobierno han mostrado, ahora y en el pasado, pese a la potencialmente exitosa revolución que en el país se ha aspirado implantar. Recientemente el presidente de la republica, muy a propósito de esto, decía: “critiquen al gobierno, pero apoyen la revolución”; lo considero uno de esos comentarios que resumen toda la intención y la fe que ante un proyecto o una propuesta, se puede tener, independientemente del balance de fracasos y aciertos, que se pueda tener. Yo me hago solidario con esa afirmación, pues en verdad que una revolución, -esa verdadera revolución de la que hemos hablado en pasadas reflexiones-, aun aguarda por nosotros a la vuelta de la esquina republicana, lista para llevarnos a donde deseamos llegar, pero exigiendo la correspondiente cuota de sacrificio, necesaria como ofrenda ante tanta ineficiencia nacional amontonada con el transcurrir de las décadas.
Si todos fuéramos iguales en la concepción de lo que queremos como nación, y de la manera en ejercitar justamente su espíritu republicano, no harían falta los políticos como los concebidos hoy en día, pues bastaría con acuerdos intergubernamentales y sociales que se limitarían a planificar estratégicamente las pautas congruentes de un camino permanente de desarrollo. Nada más. En cambio, por ser nuestra sociedad una vorágine de disparidades en las concepciones republicanas, pareciera que la figura de moda del luchador social habría de llenar el lugar que como punto de apoyo, la misma sociedad requeriría ante la ausencia del político integro, aunque finalmente ni este luchador, posee la capacidad de disolver por ahora, las complejas estructuras levantadas durante décadas de control político sectario y partidista.
La consecuencia de esto, ha sido una dilatación casi insoportable, de los tiempos necesarios para obtener logros específicos, y la consecuente y denigrante sangría de recursos y vidas, todo ello injustificable desde cualquier ángulo que se le intente ver.
No hablamos en esta reflexión, obviamente, de execrar al político aún sobreviviente, de revalorar al luchador social, y de proteger al sindicalista, a priori. Se trata más bien de dimensionar, como un primer paso hacia la cordura colectiva, las distintas relaciones existentes entre los individuos, y entre estos y sus representantes y activistas, a la vista del sistema de gobierno republicano prevaleciente que hemos aspirado ejercitar. Luego vendrá esa revalorización que sobre todo, de cara al luchador social, y al buen sindicalista (no al malo…), que arriesga hasta su vida por un ideal, que siempre arropa a sus compañeros de trabajo, buscando la superación de los mismos, deberemos hacer para su justo reconocimiento y respeto. No podemos seguir aceptando que el trabajo de hormiguitas de estos últimos, sea vilipendiado por la actitud arrasadora de los bachacos que son los primeros (los políticos).
A esos políticos, (y a su subdivisión mas pérfida, -los políticos tradicionales del mundo diplomático-), deberemos canalizarlos de una manera no vista hasta ahora, para lograr con ello, y por etapas, la adecuación del modelo de participación individual y colectivo en pleno, con la menor cantidad de intermediarios posible. Sinceramente creo que esto llevará mucho tiempo. Aunque nuestros países latinoamericanos gozan de un calor humano que los hace muy sociales y solidarios, somos paradójicamente, reacios a cualquier esfuerzo colectivo, si este no tiene un beneficio neto en lo personal, sin sacrificios de por medio.
Extremos contradictorios como estos hacen a veces que los radicalismos se liberen de sus prisiones y de los controles sociales que buscan allanar el camino hacia niveles más justos, dando pie a las debilidades morales que toleran entonces las bajezas cotidianas del submundo político.
La humanidad deberá en algún momento dar un paso más allá de la política que desde el siglo XVIII ha prevalecido hasta nuestros días; tendremos que buscar un proceso de acuerdos y negociaciones que no tengan intereses distintos a los del colectivo, y al del uno como expresión individual básica del poder popular.
Obtener un mundo sensato al largo plazo, así como una nación republicana y sensata en este suelo venezolano en el mediano plazo, no son quimeras, y mucho menos utopías inalcanzables. Son alternativas reales que no están más allá de una decisión personal que se haga colectiva.
El paso que nos lleva desde el político, hacia el luchador social o hacia el sindicalista desinteresado que jamás está por encima de las bases a la que representa allá donde la misma asamblea de trabajadores lo delegue, no está en realidad tan lejos en distancia, como si lo está en el tiempo que nos llevará darnos cuenta de lo necesario de ello, y de lo lógico que resulta marchar a través de ese camino de concordia y buena voluntad en beneficio de todos. Acabar con la política tradicional será acabar con las guerras, el hambre y el despilfarro de recursos; acabar con el control real sobre el poder, de parte de pocos políticos, sobre la sensatez de millones de luchadores sociales no escuchados, convertidos en ciudadanas y ciudadanos de a pie como lo somos todos, erradicará la injusticia de una manera tal, que nosotros, -los que debemos morir primero llevándonos nuestras torpes concepciones mundiales, para dejar libre el camino a quienes si serán capaces de materializar estas verdades sin nosotros mismos como estorbo-, no podríamos menos que pensar que desvariamos en una agónica etapa terminal, viendo ante nosotros las puertas de un paraíso que se nos ha negado.
Sigo invitándolos a considerar el sacrificio como valor necesario de aplicar, una vez que veamos ante nosotros la verdadera razón que lo justifica: Una revisión descarnada de nuestra realidad, con la aceptación irrestricta de la supremacía de Dios y de la ley como únicos valores por encima de todos, y con ello la convicción de que solo sobre las cenizas de nuestros cuerpos y de nuestros pensamientos, los hijos y nietos lograrán cultivar en terrenos que ahora sí, serán fértiles a la esperanza que se siembra, y al fruto que se cosecha: Un fruto llamado bienestar.
Dicen que la política es la cosa más sucia del mundo, pero digamos que no porque hayan malas políticas, sino porque hay políticos malos; es decir, ciudadanos dispuestos a transgredir la ley en sus propios beneficios.
No hay opción a la única realidad que vivimos en Venezuela como nación: Estamos “ebrios y alcoholizados”, incapaces de buscar ayuda, porque no lo admitimos. Puede más la soberbia y el orgullo cuajado en la ignorancia de masas de venezolanos, gestando a su vez a otras masas, -aún más pobres y desesperanzadas-, de venezolanos.
Un sin sentido obsceno; reliquias de una mentalidad colonial…
Apliquemos la constitución y las leyes a cabalidad; dispongámonos a aceptar nuestras limitaciones humanas actuales; reconozcamos nuestros vicios; mostremos decisión a sacrificar nuestras comodidades por los hijos y los hijos de nuestros hijos, y veremos el amanecer de una verdadera revolución.
sábado, 20 de agosto de 2011
Nacionalizar el oro.
Creo que sin importar en qué “bando político” estén queridos compatriotas, este tema acordarán conmigo que es polémico en más de un sentido, siendo esta acción nacionalizadora interesante para su análisis, más cuando lo podemos considerar como un excelente ejemplo de cómo, llegado a un punto de no retorno en la vida republicana, no hay más opción que tomar una medida contundente.
En este caso, vemos que por un lado, (A): Se nacionaliza y se hace propio del estado (de la republica; -en teoría, de nosotros-), todo el beneficio del mineral oro, como en su momento lo fue el petróleo, y solo si consideramos que será toda la explotación aurífera efectivamente controlada, (dado que lo contrario sería estar ante una medida incompleta, que seguiría entregando soberanía), y luego, (B): Zanja de un golpe, toda explotación ilegal que ya de por si son imposibles de detener por la vía ordinaria, habida cuenta del poder corruptor que el mismo mineral en este caso posee sobre todo aquel que se atraviese en su camino para salir al exterior y convertirse así en ganga con que hacer millonario en poco tiempo a sus traficantes, burócratas y vendedores relacionados.
Nada más en estos días, coincidencialmente, pensaba en los funestos garimpeiros que desde Brasil y Guyana, no hacían otra cosa más que destruir la selva y nuestra integridad territorial, al buscar el codiciado mineral, que finalmente se llevaban como les diera la gana. Nunca se pudo controlar esa plaga, y solo una medida radical puede solventarlo. Esta decisión anunciada ahora por el presidente, -si se cumple-, puede ser una acción contundente en su esencia, con chance de ser parte de una visión integral de gobierno y de republica sustentable. Su ejecución a cabalidad es menester, para que no sea otra letra muerta arrastrada tras nuestras miserias, ni otra empresa perdida en nuestra incapacidad para ser serios.
Acá les dejo el artículo:
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“Crearán ley para nacionalizar la explotación del oro”
(EL UNIVERSAL, miércoles 17 de agosto de 2011)
Caracas.- El presidente Hugo Chávez anunció que pronto dictará una ley para nacionalizar la explotación del oro, a través de la Ley Habilitante.
"Vamos a nacionalizar el oro. No podemos permitir que se lo sigan llevando", manifestó el primer mandatario. Apuntó que ya tiene las leyes para reservar el Estado la actividad de exploración y explotación del oro, y todas las actividades conexas, para convertirlo en reservas internacionales.
Según Chávez, el instrumento legal le permitirá tomar la zona del oro que todavía sigue anarquizada, con mafias y contrabando.
Estimó entre 12 y 13 mil millones de dólares las reservas de oro del país, "no podemos permitir que se lo siga llevando".
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Se dice que puede haber tras esto un deseo de controlar aún más las reservas internacionales del país, (control que se traduce generalmente en su uso incontrolado, sin una restitución adecuada y oportuna), o incluso, que se quieren resguardar a estas reservas ante posibles sanciones internacionales.
Como sea, en ningún lado está escrito que debemos guardar el dinero en un sitio determinado, (por lo que su movilización no es un pecado político), y esto es más relevante cuando consideramos que en realidad, -en ese fondo que generalmente no tocamos cuando evaluamos nuestras potencialidades-, una banca nacional poderosa y bien regulada, podría ser más bien, fuente de préstamos internacionales, y no al revés, (como lo es ahora), con nuestra ilógica dependencia del dinero foráneo, siendo para colmo, país petrolero.
Mientras, y en cualquier caso, saludemos la correcta y mesurada nacionalización de aquello que no supimos regular ni aprovechar con cordura durante décadas. Más que la solución instantánea, es la admisión de una debilidad medular. Ello es el primer paso; es reconocer nuestra flaqueza republicana, para comenzar, -si la sensatez nos ampara y planificamos celosamente-, sin pérdida miserable de esfuerzos y dineros, a ejecutar lo necesario para ser congruentes y constantes en el progreso.
Sé que el mal ejemplo ronda entre nosotros con estos temas, (como el caso del carbón y otros minerales), que como el oro, parecieran mejor a veces dejarlo en el suelo que explotarlo de la manera irracional, despilfarradora y egoísta, con la siempre resultante ecuación que lleva como variable, la de “algunos” vende patria millonarios en dólares, y “muchas” miserias nacionales.
Las nacionalizaciones sabemos que son temas polémicos en Venezuela: Un sector petrolero que prosperó luego de esta acción, se marca como éxito, mientras que un sector del hierro y el aluminio, solo ha conocido deterioro y fracaso en las últimas décadas, dejando ver que no es nada fácil el panorama al que nos enfrentamos, y que no deja aperturas para la arrogancia.
Distraigámonos un rato con esto de las nacionalizaciones a medias de siempre, y el despilfarro y robo serán mayúsculos.
Prevenidos deben estar que el descuido de siempre, no termine “escribiendo” con oro puro, el epitafio de una revolución que pudo ser, y no fue.
domingo, 14 de agosto de 2011
Flores: “Tarjeta unitaria” busca tapar los desastres de la oposición
Cierro este pequeño ciclo de respuestas a las declaraciones de varios personajes políticos, con la ciudadana diputada C. Flores, como muestra de lo que han sido, desde hace semanas, persistentes expresiones de varios de los personajes oficialistas más encumbrados en el poder, en contra de la propuesta oposicionista de una tarjeta única, para las elecciones del 2012.
Creo que los argumentos nuevamente han sido tan débiles, como desencajados del contexto por donde las mismas fuerzas ahora oficialistas, pasaron en su momento, siendo oposición.
Veamos un extracto de sus declaraciones:
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“La diputada a la Asamblea Nacional por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) Cilia Flores, dijo este martes que la “tarjeta unitaria” busca tapar el gran desastre (1), que tienen en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y reiteró que la misma forma parte de una oferta engañosa. (2).
La parlamentaria indicó que la oposición no está en capacidad de gobernar al país porque no defienden al pueblo sino sus propios intereses y los mandatos del imperio estadounidense. (3). “Ellos no dicen cuál es su proyecto (4), nosotros sí tenemos un proyecto, el socialista y tenemos un líder (el presidente Hugo Chávez Frías)”. (5).
Correo del Orinoco
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(1).- ¿A qué “desastre” se puede referir, en una oposición que por naturaleza, digamos, no tenía por qué tratar de unirse?; todo acuerdo que consigan, seria de hecho, un logro, así que no puede medirse como desastre, considerando incluso, que no tuvieran una meta más allá de la salida de Chávez del poder, que los amalgame.
(2).- Engaño de hecho no es, pues en política, más vale cuidarse de lo que pretendan los políticos, que de la manera en que buscan concretar sus marañas. Si enfocamos el asunto desde una perspectiva más amplia, entonces deberíamos decir que ambos bandos nos engañan, pues sabemos que miles de políticos y funcionarios, en gobierno y en oposición, se han beneficiado económicamente de los subterfugios que la burocracia utiliza en trámites y licitaciones para convertirlas en oscuras y retorcidas cadenas de favores reciprocos, sin dolientes ni posibles responsables que sean señalados y enjuiciados. El engaño visto así, es completo, permanente y demoledor para una republica.
(3).- No puedo yo como simple ciudadano, probar que muchísimos políticos juegan para sus propios beneficios, pero, ¿Puede ella, (La diputada), probarme lo contrario?
¿Qué diferencia hay entre que la cabeza de gobierno no responda a un imperio, pero si los demás bajo el?; ¿No responden muchos al “imperio” del dinero y del poder que su influencia da?; ¿No termina ello siendo la misma miseria a la que estamos expuestos?
(4).- En verdad que la oposición no tiene un proyecto que realmente vaya más allá de la propuesta actual de quienes gobiernan. Básicamente lo están vendiendo como una cuestión de forma, más que de fondo. Allí justamente, se cruzan ambos vectores, pues finalmente convergen dentro del mismo espacio vacío republicano, del cual buscamos escapar sin saber la urgencia de ello. Sin el presidente Chávez, El PCHUV (Partido Chavista Unido de Venezuela, conocido formalmente como PSUV), no tendría más sentido; cada uno de sus cabecillas posiblemente no tendrían el poder para arrastrar tras de sí a los demás cabecillas, y finalmente se atomizarían en una diáspora de partidos políticos pequeños.
(5).- El socialismo no basta si se siguen manejando los tentáculos del poder como tales, o si se depende de un hombre, sin importa sus buenas intenciones, para construirlo a discreción de pocos, sin escuchar y acatar las sugerencias de muchos.
Llegado a este día en Venezuela, y hablando de desastres, ¿Quien puede lanzar la primera piedra y proclamarse inocente de culpas?
Ya lo decía hace poco: Mientras más ataquen a los débiles, -o enfermos-, más los fortalecen, allí precisamente donde ambos protagonistas pierden la perspectiva de lo realmente medular, y por cierto, nunca enfrentado en nuestro querido país.
El turno del presidente.
Si me he dado cuenta de algo, es que no puedo mantener el ritmo con el que los políticos en Venezuela, -sean de un bando u otro-, hacen declaraciones que se pierden en el vertedero de la inutilidad. Hace poco fue el presidente; luego Cilia Flores y el respectivo y aburrido combo de la asamblea, asombrados con la propuesta de una tarjeta unitaria de oposición; un instante después, fue Ledezma, para pasar inmediatamente por Capriles y así,…hasta el infinito.
Recientemente el ciudadano presidente hacia unas declaraciones, y hoy es “su turno al bate para recibir su respectivo ponche”; he aquí sus palabras plasmadas en el artículo de AVN, con los respectivos numerales que inserto, para intercalar apropiadamente mis observaciones:
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Cuando la oposición gobernaba “votaban los muertos… ahora que hay un sistema transparente, atacan”
El presidente Hugo Chávez se refirió este viernes a las críticas ofrecidas por diputados opositores sobre el contrato con una empresa cubana para la realización de cédulas electrónicas. Chávez consideró que esto se debe al “miedo” de los adversos al gobierno y que indica que cantarán fraude en las próximas elecciones.
“Cuando ellos aquí gobernaban, votaban los muertos, había personas con 20 cédulas. AD y Copei tenía máquinas de hacer cédulas… ahora que tienen un sistema transparente, atacan (1). ¿Por qué atacan? Por miedo porque saben que van rumbo a otra gran derrota y están listos para cantar fraude y decir: ‘ganamos y el tirano no quiere entregar’; y así buscar violencia y luego Estados Unidos, y sus chantajes… ese es el escenario que ellos están preparando”, sentenció el Mandatario nacional.
Chávez insistió en que es el “miedo” lo que impulsa a los opositores a preparar un escenario distinto al democrático para las elecciones de 2012. (2).
Expresó que el sector oposicionista “ahora dice que Fidel Castro es el que maneja las cédulas de los venezolanos y que allá (en Cuba) se están haciendo cédulas. (3). Que ya estamos haciendo el fraude”.
Destacó que en Venezuela ya existe un sistema electoral transparente que se está perfeccionando. (4) “Ya vendrán (los de la oposición) contra las máquinas, arremeterán contra el Consejo Nacional Electoral (CNE) y los captahuellas”, apuntó.
“Ya eso indicia el miedo que tienen a la derrota que les vamos a dar y los planes macabros que están elaborando”, acotó.
Con información de AVN
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Considero que no pocas de sus afirmaciones son correctas, pero él sabe que son finalmente verdades a medias, donde no se dice de donde vino eso, ni mucho menos, hasta donde llegó, pues ello implicaría dejar al desnudo, debilidades vigentes y propias, producto de una apuesta que se centro en la visión de muy pocos.
Por eso anteriormente les decía que al ver el pasado y el presente juntos, lado a lado, podemos contemplar cosas que no resultan gratas ni mucho menos convenientes para algunos políticos, empresarios y gentes cercanas al poder:
(1).- Bien dice el presidente que ya no votan en cada elección “tantos” muertos como antes, (Si no contamos los miles de “centenarios” que seguro están “vivos” según el CNE, dado que seguramente son descendencia “directa” de algún Matusalén venezolano…), pero: ¿Donde situamos a los miles de extranjeros cedulados de manera irregular como venezolanos y que pueden votar?
Por esto puedo afirmar que el sistema electoral venezolano dista mucho de ser transparente y confiable. Quizás incluso como lo menciona, no existan personas con 20 cedulas (aunque seguro que si muchísimas con dos), y ciertamente los adecos y copeyanos no tienen, -que yo sepa-, maquinas de cedulación, pero, ¿Les hacen falta estas cuando existen vehículos oficiales “como arroz” en las calles, con esas maquinas, dando cedulas, casi como si de condones gratuitos se tratara?
Ya no hay afortunadamente la tristemente célebre “acta mata voto” de antes, donde el partido predominante manejaba a los representantes de las mesas de votación y cambiaban los resultados finales de la mesa, a sabiendas de que no se contrastarían los votos con las boletas utilizadas, pero: ¿No hay acaso el “software mata voto” del siglo XXI?; antes como decíamos, se botaban las papeletas de votación terminado el proceso, garantizando el fraude que se quisiera hacer; ahora se guardan los papelitos con esa débil impresión térmica que dan las maquinas para un posible “muestreo” posterior que define el mismo sistema electoral. ¿No es eso pagarse y darse el vuelto?; ¿Cómo se puede tener certeza así de que lo escrutado es lo que finalmente se transmite y contabiliza en la última maquina escrutadora, en el “bunker” del CNE?; ¿Acaso no es ridículamente fácil asignarle los votos de la variable “A” a la variable “B”, si esta ultima va perdiendo?. Respetuosamente le digo, que estamos muy lejos de un registro electoral transparente, y por ello hay que hacerlo desde cero. No es cuestión de dinero, sino de conveniencia política, para tener esta iniciativa pudriéndose en el cuarto de las miserias venezolanas.
No hay pretexto valido para justificar semejante parapeto fungiendo como registro de las personas supuestamente capacitadas constitucionalmente para votar, donde siguen vivos muchos ya muertos, donde se matan muchos aun vivos, donde se vive en direcciones irreales y donde millones de extranjeros tienen de facto, poder de decisión presidencial.
(No me llamen ultranacionalista o xenófobo, pues sería un error: Vayan a ver si el excelentísimo gobierno colombiano, permitiría imprudentemente el registro de identificación electoral y la votación, a 2, 3, o 4 millones de ciudadanos venezolanos que hubieses llegado de manera irregular a su territorio). No se trata de execrar a quienes no fueron debidamente recibidos en nuestro suelo; se trata de admitir una serie de errores e implantar soluciones integradas y cónsonas con nuestra constitución.
Se lo dije hace tiempo, Sr. presidente: No se puede, enarbolando banderas de integracionismo y panamericanismo, ultrajar la ya de por sí maltrecha soberanía e identidad de esta nación. Eso se ha hecho, -y de manera imperdonable en mi opinión-, sin que medie en ello el más mínimo sentido de prudencia, planificación y autocritica. Insisto: Una cosa es integrar a todo hombre mujer y niño que desee ser ciudadano de nuestra república, siguiendo los pasos constitucionales establecidos para ello, con una inducción y educación sobre lo que es ser venezolano que no deje lugar a dudas sobre su futuro accionar en nuestro territorio, y otra es resolver el problema de la increíble cantidad de población proporcionalmente no legalizada ni controlada que ha llegado, de la manera tan soez en que se ha hecho, y cuyo colmo es ver cómo se erige en molde despreciable de proceder, que ahora copian otras autoridades, como por ejemplo, el ministerio de asuntos penitenciarios para pretender acabar con el desastre que tenemos -y secundamos con nuestra laxa actitud-, como sistema de justicia y de cárceles en Venezuela: ¿Mucha gente en los penales?; respuesta gubernamental: ¡Libérenlos y sobrará espacio!
(2).- Decir que la oposición tiene miedo, sin duda que es cierto como un hecho puntual, pero que resulta falso como razón para afirmar que solo la oposición planifica fuera de la constitución cada vez que le convenga hacerlo. Si analizamos la historia en otros países, nos damos cuenta que ante la parálisis del gobierno para dar respuestas democráticas a problemas y situaciones sumamente difíciles, a la gente no le queda otra opción que revelarse y proceder fuera de la ley, aunque debe resaltarse que el artículo 350 de la constitución venezolana, ofrece esa posibilidad. Así pues, el que un gobierno diga “A”, mientras se burla y descalifica sistemáticamente a “B”, no quiere decir de por sí, que “B” no sea lo correcto en realidad. Es tema delicado, porque el extremismo reinante en Venezuela, (Como el que podemos ver también en EEUU), me calificaría por estas afirmaciones, como traidor a la patria, cuando los traidores son otros.
Cosas siempre vistas en los que tienen poder, cuando se enfrentan a los que tienen la razón.
(3).- En realidad, no importa si la licitación para hacer las nuevas cedulas de identidad la ganan y administran los cubanos o los marcianos, (asumiendo que no sean ninguno de ellos inútiles intermediarios, cosa que si sería grave por el probable despilfarro de parte de los recursos asignados a tal proceso), porque el caso es que se requiere, contra toda duda: I.- Que haya una licitación clara y verificable; II.- Que se maneje todo el proceso informático de identificación desde aquí, sin posibilidad de alteración foránea; III.- Que primero se purifique el registro de identificación nacional y se redefina estratégicamente a los extranjeros como tales, si no han pasado por un proceso formal y constitucional de naturalización, y luego de depurado el actual y corrompido sistema, se contraste con el nuevo y definitivo sistema. En realidad, constitucionalmente son muy pocas las cosas que diferencian a un extranjero viviendo entre nosotros, de un nacional, en términos de derechos y deberes. Todo lo demás argumentado para marcar abismos entre unos y otros, son simples artimañas que buscan victimizar injustamente a esos unos, y satanizar a esos otros.
(4).- Lo vuelvo a decir: El sistema electoral venezolano no es transparente, pese a lo que pueda argumentar a favor de esa idea, el presidente de la republica, y claro, todos lo que detentan cargos de importancia en el CNE, y que hasta el sol de hoy, no le han puesto el cascabel al gato.
Sofisticado y complejo sí es, pero no transparente. Su raíz está podrida (el registro electoral permanente), y por ello no dudo en afirmar que todo el árbol está condenado a morir, no sin antes ofrecer frutos descompuestos y sombras escasas.
Rehacer el sistema de registro electoral es definitivamente, menos difícil que instaurar un nuevo sistema de cedulación como el que se pretende actualmente, si a comparaciones vamos. Quizás no sea tan “interesante” desde el punto de vista de corrupción, (por la menor cantidad de contratos jugosos que firmar y manipular), pero definitivamente es más fácil, y de consecuencias muchísimo más solidas y duraderas en el tiempo republicano.
Si somos capaces al día de hoy de no dudarlo y con ello nos lanzamos de cabeza a hacer un censo durante más de un mes, (dando chance de que delincuentes disfrazados de empadronadores, atraquen a más de una familia desprevenida), e igualmente nos tiramos de cabeza a hacer registros de familias sin vivienda, con disposición de recursos sin medida, cuesta creer que no nos lanzamos a hacer un decente y limpio registro electoral.
Así de simple. Sin pretextos válidos de parte de los entes gubernamentales. Sin pretextos válidos para nosotros que no hacemos nada por corregir esto.
“Ya eso indicia el miedo que tienen a la derrota que les vamos a dar y los planes macabros que están elaborando”, acotó el presidente.
Si no tuviera más de 10 años diciendo lo mismo el presidente, quizás le creería, pero ya resulta cuando menos, imposible dejar de hacer una mueca al escucharlo. Como aquel cuento del chico que decía que allí venia el lobo por solo divertirse a costillas de los pueblerinos, así el presidente ha perdido credibilidad, con el retorcido resultado que en realidad, a los pueblerinos no les interesa si los lobos están allí o no, si se reprodujeron o se metieron a intermediarios en el negocio de la carne de oveja; la gente ya lo que hace es centrarse en lo que dice aquel pastor que perdió la perspectiva que su mundo ovejero le exigía. Cosa por el estilo.
Por eso es difícil no preguntarse como un gobierno que se supone, lo controla todo, que tiene a la fuerza armada en la mano, y en la otro al poder judicial, con un pie sobre la asamblea nacional y el otro sobre la fiscalía de la republica, cómo es posible entonces que una antes de tiempo anciana MUD de oposición, puede ser tan peligrosa como él dice. Ahora mandar a investigarla, comenzar la persecución, solo logra en las masas la sensación de que son perseguidos injustamente, y como a el se le asigno la protección que el débil (por enfermo) es apoyado, puede justamente lograr ese fenómeno para la ahora tentativamente (pero sin duda circunstancialmente) unida oposición. ¿Qué sentido tiene atacarla?; Si lo que da votos es el trabajo efectivo para la sociedad, ¿Por qué atacar al “enemigo” que se dice siempre es débil, disperso y sin proyecto nacional?; ¿Será que el tal enemigo débil y apátrida puede en realidad darle una revolcada a la revolución?; Si es así, ¿Qué es lo que está fallando entonces en el presente gobierno?
En definitiva, veo que existen muchas personas que están más allá de los extremos políticos nacionales vigentes, -quizás hasta con más revolución y republicanismo por dentro que muchos de los que se confiesan soldados de la causa-, que no pueden llegan a los centros de poder para entregar sus visiones y sugerencias estratégicas, por falta de esos canales de contacto reales y soberanos con los ejes de poder, (desde los derechos individuales y comunales, hasta Miraflores, y los demás poderes establecidos), y por lo que las oportunidades siguen yéndose entre los dedos de nuestras manos, como arenas que nunca fueron usadas para algo constructivo.
Podría concluir esta reflexión diciendo que el presidente tiene la última palabra, pero sería desacertado; el no puede ser el tipo al que suplicarle, el tipo a quien jalarle para estar con el poder, o el tipo al que temerle. No debe ser él quien tenga esa última palabra, pues solo debe ser el ejecutor de la constitución. Deben ser ustedes lo que hablen, en tiempos de cabezas frías, apelando a nuestra alma escrita, y no a las improvisaciones de uno u otro bando donde muchos solo buscan enroscarse en contratos e influencias. Debemos ser todos contra eso. No hay opción.
¿Por qué creen que bolívar murió solo?
Por ser político y mentiroso no fue…