En palabras del presidente Nicolás
Maduro, corren a partir de hoy sus 100 días de revolución
agrícola urbana, para comenzar a tapujarnos de verduras revolucionarias. Esto
claro, sin que importen todos los recursos que se dilapidarán en esto, cuando
se podían dedicar al verdadero campo venezolano; tampoco será relevantes los
metros cúbicos de agua que no hay, y que tu harás “parir” a tus zalameros
funcionarios ahora “repotenciados” en una nueva corporación burocrática chupa dólares,
desviándolo de su uso humano domestico, para aportar el vital liquido que ahora
van a requerir los “millones” de kilómetros cuadrados que pretendes cultivar en
la fantasilandia urbana de la revolución puntofijista que en realidad, denota
con su actual dificultad económica crónica, la proximidad de un punto de inflexión
en el país, (aunque no sea el único).
Yo tengo sin embargo, algo que
decir sobre esos 100 días que planteas:
Son los que te deberían quedar Maduro,
en el poder.
Menos de 50 días faltan
para que se pueda activar el proceso para llamar a referéndum revocatorio,
y demos 50 más para concretar la acción refrendaría si las instituciones
deciden ser moral y éticamente correctas, ante la exigencia del poder original
que nace de la sociedad ahora desesperadamente silente que habita en las
ciudades y pueblos de Venezuela.
100 días para que llegado el último de ellos, te despidas del
gobierno, y pongas el cargo a la orden y tu libertad a disposición de la
justicia venezolana, si es que para ese momento ésta ha decidido ser en verdad,
justa.
Ahora, si esos 100 días pasan y tu proyecto político
sigue erguido en Venezuela, aunque marchitándose sin que nadie haga nada de lo constitucionalmente
disponible para hacerte pagar este desmadre, tendré que recordarme a mí mismo
que “los pueblos
tienen el gobierno que se merecen”.
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