“No se trata de ser
pesimista; es más bien cuestión de no ser optimista con las cosas erradas”.
De la entrada
anterior al blog: “Maduro, la política
venezolana y el inevitable colapso”
Este año no debería ser de muchos
rodeos a la hora de escribir; como hemos mencionado el año pasado, la crítica
situación conceptual de la sociedad venezolana, deja ver desde hace rato el
conjunto de los “hilos” básicos que tejen el trauma que como amenazante mortaja se cierne sobre todos: Esa de descubrir una verdad por la vía más
dura, mientras masticamos y nos asfixiamos con la amargura de haber podido
hacer algo a tiempo.
Parte de la cruda verdad que no
queremos ver del todo aún hoy, es que para todos los políticos, (que al fin y
al cabo tienen garantizado un camión semanal de productos regulados para
rellenar de comida a sus cercanos), la lucha aún hoy se limita al mantenimiento de sus dominios,
o a la adquisición de estos mediante el arrebato al contrincante; un
comportamiento que raya en lo animal, que es en lo que se ha convertido la
política nacional. Mientras, el luchador social que busca desesperadamente la
rectificación mas allá de estas dos vetustas corrientes políticas, yace en el
fondo del violento vórtice social que se levanta con nosotros adentro, -atrapado
también-, mientras la sombra de soluciones inconstitucionales vuelan sobre todos
por igual como pájaros de mal agüero.
Sigue siendo impresionante el
descubrir que si algún miserable trafica puestos en una cola para comprar
alimentos y lo agarran, lo encarcelan, pero si un presidente resulta ser el
culpable de la debacle continúa nacional durante tres años, sigue libre e
intocable, como si no tuvieses ni un ápice de responsabilidad él y sus
socios/funcionarios.
Es con este tipo de
contradicciones en mente que podemos luego comenzar a comprender fenómenos cotidianos
como el que diputados recién electos, (caso del alcalde Omar Prieto en el
Zulia), renuncien al cargo que ganaron y para el que “el soberano” los eligió, solo para darle el puesto al suplente
que servilmente hará lo que el partido decida, en una clara maniobra política preconcebida;
solo así podemos ver a un gobernador (Aristobulo Isturis), o una diputada (Iris
Varela entre otros), renunciar a sus cargos de elección popular, solo para
asumir otros para los cuales “el soberano”,
no los eligió. Pareciera que nadie repara en esta falta de la ética política,
que constituye por cierto prueba inequívoca de que “el soberano”, (al menos para
la clase dirigente), no es más que un aglomerado social irreconocible,
invitado de piedra solo cuando le conviene al político.
Esa es parte de la farsa, de la
hipocresía, que deberá ser cobrada con moneda muy dura y justa en el futuro
próximo, si queremos restituir la confianza en la república que soñamos con tener. Por eso es que la amnistía
para todos, (oficialistas y de oposición), debe ser vista con mucho cuidado, no
sea cosa que aperture más heridas de las que cierra por una mala orientación. Valido
es liberar al que injustamente fue detenido, o juzgado, pero solo si no existen
elementos probatorios firmes que lo incriminen en un acto ilegal/criminal a
través de un juicio justo. Con eso en mente, debemos entender que el perdón de aquellos probados delincuentes del
dinero público, es inaceptable a la luz del rigor que la ley escrita exige.
No hay otra manera de dejar de experimentar la impotencia de la
impunidad y la injusticia.
No podemos dejar de lado que la
mezcla de gobernantes “yo no fui”, con sociedades “no me
acuerdo quien fue el culpable”, posibilitan esta bizarra situación del
país de la que todos somos testigos y protagonistas. El “perdonémoslos a todos y hagamos borrón
y cuenta nueva”, no puede seguir existiendo, -mucho menos en lo
político-, porque cada vez que una mala decisión política ha sido, y es tomada
por un funcionario, debemos recordar que ésta ha repercutido incluso en la vida
de cualquier niño o anciano o desvalido que estando en un hospital público, muere
por no tener la disponibilidad de una operación o de un tratamiento a tiempo,
debido al despilfarro, desviación o desfalco cometido. Este tipo de “daño
invisible”, no puede ser ignorado ni mucho menos tolerado.
No se puede seguir aceptando las “reuniones”
secretas (*) entre políticos; mas cuando son políticos opositores entre sí. Lo innombrable
se hace rey de esas reuniones, y padre de los bastardos acuerdos que de allí nacen,
siempre en contra de las mayorías que siguen siendo silentes y desoídas…
(*): Muy distinto cuando las
reuniones son públicas.
…No confíen automáticamente en
los rufianes y zorros viejos que son “elegidos” en sucesión de un bando político
a otro, para presidir asambleas y demás instituciones; no seamos cándidos.
Tampoco se lleven demasiado por un economista en particular, o por los
periodistas estrellas de bando y bando; todos adolecen de la misma
inestabilidad emocional que la sociedad a la que pertenecen, y generalmente la
verdad saldrá a medio camino entre todos ellos; entre los que la quieren
ocultar, los que quieren tergiversarla, y los que desean gritarla a los cuatro
vientos sin concatenarla con otros hechos claves.
El enrarecido ambiente de estos
días, presagia la prepotencia que se seguirá manifestando en el futuro
inmediato. Como enormes “placas tectónicas de arrogancia” chocando y rozando
entre sí, la inevitable acumulación de energía arrogante manifestada en las
diferentes instancias de gobierno, está comenzando a producir movimientos
sísmicos que como a los animales con su sensibilidad natural ante el venidero
desastre, hacen cundir el nerviosismo entre la sociedad.
¿Habrá terremoto?; eso es algo
que dependerá del “movimiento” que hagan las mencionadas “placas políticas”: a
veces explotarán en liberaciones de energía violenta, pero muchas veces “liberarán”
la tensión empujándose y cediendo convenientemente entre ellos.
Ustedes como buenos observadores,
a manera de “sismólogos políticos”, deberán procurar predecir si los eventos
por venir, terminarán por ser catastróficos; quizás tanto como para borrar de
las faz de nuestro país, la enfermiza bipolaridad que nos azota (creada y alimentada a conciencia por Hugo Chávez),
pero no sin antes llevarse por delante a todos quienes permitieron el
calamitoso y corruptamente inmoral estado actual de las cosas.
Podrán incluir en la lista de
“victimas y desaparecidos” a muchos políticos y funcionarios enriquecidos, pero
les aseguro que el 99% de los anotados en dicha lista, serán pueblo llano,
sencillo e incapaz de defenderse en una nación de instituciones secuestradas; ese
que contando con un único poder (el de la palabra expresada en opinión y voto),
no supo predecir su participación y papel en los acontecimientos.
Necesario es entonces que las
masas se harten de las ideas políticas de los actuales existentes bandos de la bipolaridad, para que cuando
literalmente se esté “sudando sangre”, la rectificación venga por consenso de la
mano de una tercera vía de pensamiento, equilibrada y sintonizada con lo
republicano y constitucional (aquella que
se aprovechara de las bondades de la cuarta y quinta republica, pero execrando metódicamente
los vicios de éstas), y que siguiendo el camino natural de las cosas
humanas, diera origen a su vez a una oposición distinta, de más alto perfil, donde
ambas corrientes giren en torno a la manera de hacer cumplir lo que existe, más
que obstinadamente el proponer e imponer fuera de los canales democráticos del
consenso, concepciones distintas a la constitucionales, no sustentadas en mayorías.
Justamente el desconocimiento de
esta faceta de la realidad política actual
(donde la sociedad permitió que el
proyecto particular de una mayoría circunstancial, impusiera un modelo al resto
de la población que manifestaba abiertamente su contrariedad y oposición a esto,
un escenario político que a todas luces lucia inconstitucional, -aún refundando
y modificando la constitución como de hecho se hizo-, sin siquiera buscar una alternativa de consenso y paz social); esta persistencia de
actitud político-partidista ha permanecido consecuentemente hasta nuestros días,
en la forma de un oficialismo que ya siendo minoría representativa por votación
popular del 6-D, insiste mediante argucias
leguleyas carentes de ética, en la imposición de un modelo vertical y
asfixiante, ahora usando la manipulación de las instituciones que se encuentran
premeditadamente extraviadas de su rumbo republicano.
En retrospectiva, la irrupción de
Nicolás Maduro de la mano de Chávez como candidato “ungido” en el 2012, en los
estertores de la muerte presentida (más nunca honestamente anunciada), como la opción
menos “dañada” entre las que el
comandante tenia a disposición, fue el anuncio de un final predecible para un
modelo de gobierno paralelo al constitucional, que supo mantenerse vivo,
parasitando y terminando de matar a los restos envejecidos del modelo
gubernamental heredado de ese “puntofijismo” que si fue real, como
su contraparte “puntofijista-revolucionaria”, lo fue.
PD: Y hablando del presidente adjudicado por el CNE: un “saludo” a
Maduro y a su acostumbrado inútil y a destiempo torpe reaccionar, con sus
nuevos ministerios innecesarios, sus etéreos ministros y funcionarios rojos
rojitos, y sus vagos e infructuosos decretos de emergencia económica.
Aférrense al optimismo que por
pequeño que sea, consigan en las cosas verdaderamente correctas que aún quedan
en el país y que no son pocas; soporten con ello el vendaval producido por las
malas decisiones, y como Lot, no miren hacia atrás, cuando ya hayan recogido
las lecciones que quedaban por tomar, no sea que por dudar, queden como la
mujer de Lot; como quedó Hugo Chávez, cuando aún presintiendo el camino
correcto, tempranamente se vio tentado a mirar atrás, quedando progresivamente
como estatua de sal, ante la historia.