sábado, 12 de septiembre de 2015

Las “jetadas” de Maduro.

Nicolás Maduro da otra “puntada” sobre la fea investidura presidencial que se ha elaborado; sin darse cuenta aparentemente, su ropaje de Miraflores se vuelve “mortaja” para su periodo presidencial en vías de finalización. (Dios guarde su integridad física y salud en todo momento; debe vivir y afrontar las consecuencias de tantas malas decisiones; no puede seguir el camino de Chávez; sería demasiada ironía para un solo país perder a tantos responsables de lo que nos ocurre).
Sin ir más lejos en esto, trascribo lo leído en el portal “Noticia Al Día”:
ND / Yalezsa Zavala / 11 sep 2015.- El presidente Nicolás Maduro rechazó este viernes las declaraciones del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y aseguró que el Gobierno estadounidense tiene que “aprender a respetar al pueblo venezolano”.
“En todos esos escenarios la diplomacia estadounidense imperial se emplea a fondo para mentir y mentir sobre Venezuela. Nosotros tenemos que andar en todos los espacios enfrentando la diplomacia imperial. Hoy la compañera Delcy Rodríguez le dio bien duro por la jeta a John Kerry que se puso a sacar unos comunicados. Así no”.

Todos estamos de acuerdo en que ningún país (decida o no llamarlo “imperial”, al estilo de Jorge Lucas y su “Star Wars” en cualquiera de sus trilogías), por aquello de la autodeterminación de los pueblos, tiene derecho a decirle a otro como hacer las cosas, más allá de lo que por convención, -a través de los acuerdos internacionales-, que han sido incorporados a la propia constitución de Venezuela, nos indique respetar y practicar. Sin embargo, de eso, a decir mientras se está investido como presidente, -y en cadena nacional-, que un funcionario le dio en la “jeta” a otro (en este caso el estadounidense John Kerry) por lo que dijo, es demostrar que tan vacuo puede ser el sentir y el pensamiento de quien es capaz de llegar a sentarse en Miraflores.
Nunca debemos aceptar que el tener la razón o el suponerla tenerla, justifica el decir algo acompañado de un lenguaje agresivo o soez.
Así de simple: El hecho de que se “encabronara” en Panamá a principios de año, no le da derecho para hablar ahora de “jetazos”.

Hay que reconocer que nuestra constitución adolece de herramientas en “tiempo real” para controlar con mayor efectividad a los que son elegidos o elegidas por voto popular. Amarra al soberano a la obligación de “calarse” a un mal funcionario elegido, hasta que éste llegue a la mitad de su periodo, sin mencionar que con la enmienda forzada (legal y moralmente), introducida por Chávez en su momento para su propio beneficio, estos funcionarios pueden desde entonces abusar de los poderes dados en medio de un Estado incapaz de regularse a sí mismo.

Una profunda reflexión social es necesaria para evaluar la manera en que el lenguaje, -por no mencionar aspectos como la conducta general, los gestos, la ética y la disciplina-, debe ser llevado por el que sea presidente; quizás más importante resultara a la larga el reflexionar sobre la idoneidad misma de mantener un sistema presidencialista como el actual.

Nicolás Maduro no puede usar bajo circunstancia alguna, lenguajes inapropiados para las audiencias; en particular aquel que resulta dañino para los niños, que ven en ello un “modelo” a seguir (aunque solo un niño por cierto, pudiera asumir algo de Maduro como un “modelo” que puede seguirse); un presidente debe ser ejemplo y referencia de moderada pasión, ajustada sindéresis al hablar, apegada a la honestidad y a la sinceridad que su cargo exige, al tiempo que expresa prudencia y coherencia.

En definitiva, esto ha sido una puntada más en esos arrapos que el presidente adjudicado por el CNE, usa como manto para cubrir una realidad aplastante, que finalmente lo hará volar por los aires, solo para quedar envuelto por la mortaja del tiempo perdido y de las oportunidades perdidas al más puro estilo del que fue directo responsable de su candidatura presidencial.
Queda tiempo para conseguir a aquel o aquella capaz de sembrar esperanzas y no odio; verdades y no mentiras, en el terreno que siendo Venezuela, poco a poco pareciera perder su fertilidad, al calor y resequedad resultante de un choque de vientos venidos de dos grandes direcciones opuestas y sin sentido.

Maduro: Sin ánimo de ofenderte ni con pretensión de usar este lenguaje en público involuntario, Recuerda que las palabras se devuelven, y te pueden dar duro en la jeta.

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