Nicolás
Maduro da otra “puntada” sobre la fea investidura presidencial que se ha
elaborado; sin darse cuenta aparentemente, su ropaje de Miraflores se vuelve “mortaja”
para su periodo presidencial en vías de finalización. (Dios guarde su
integridad física y salud en todo momento; debe vivir y afrontar las
consecuencias de tantas malas decisiones; no puede seguir el camino de Chávez;
sería demasiada ironía para un solo país perder a tantos responsables de lo que
nos ocurre).
Sin
ir más lejos en esto, trascribo lo leído en el portal “Noticia Al Día”:
ND
/ Yalezsa Zavala / 11 sep 2015.- El presidente Nicolás Maduro rechazó este
viernes las declaraciones del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y
aseguró que el Gobierno estadounidense tiene que “aprender a respetar al pueblo
venezolano”.
“En
todos esos escenarios la diplomacia estadounidense imperial se emplea a fondo
para mentir y mentir sobre Venezuela. Nosotros tenemos que andar en todos los
espacios enfrentando la diplomacia imperial. Hoy la compañera Delcy
Rodríguez le dio bien duro por la jeta a John Kerry que se puso a sacar
unos comunicados. Así no”.
Todos
estamos de acuerdo en que ningún país (decida
o no llamarlo “imperial”, al estilo de Jorge Lucas y su “Star Wars” en cualquiera de sus trilogías), por aquello de la autodeterminación
de los pueblos, tiene derecho a decirle a otro como hacer las cosas, más allá
de lo que por convención, -a través de los acuerdos internacionales-, que han
sido incorporados a la propia constitución de Venezuela, nos indique respetar y
practicar. Sin embargo, de eso, a decir mientras se está investido como
presidente, -y en cadena nacional-, que un funcionario le dio en la “jeta” a
otro (en este caso el estadounidense John
Kerry) por lo que dijo, es demostrar que tan vacuo puede ser el sentir y el
pensamiento de quien es capaz de llegar a sentarse en Miraflores.
Nunca
debemos aceptar que el tener la razón o el suponerla tenerla, justifica el
decir algo acompañado de un lenguaje agresivo o soez.
Así
de simple: El hecho de que se “encabronara” en Panamá a principios de año, no le
da derecho para hablar ahora de “jetazos”.
Hay
que reconocer que nuestra constitución adolece de herramientas en “tiempo real”
para controlar con mayor efectividad a los que son elegidos o elegidas por voto
popular. Amarra al soberano a la obligación de “calarse” a un mal funcionario
elegido, hasta que éste llegue a la mitad de su periodo, sin mencionar que con
la enmienda forzada (legal y moralmente), introducida por Chávez en su momento para
su propio beneficio, estos funcionarios pueden desde entonces abusar de los
poderes dados en medio de un Estado incapaz de regularse a sí mismo.
Una
profunda reflexión social es necesaria para evaluar la manera en que el
lenguaje, -por no mencionar aspectos como
la conducta general, los gestos, la ética y la disciplina-, debe ser
llevado por el que sea presidente; quizás más importante resultara a la larga
el reflexionar sobre la idoneidad misma de mantener un sistema presidencialista
como el actual.
Nicolás
Maduro no puede usar bajo circunstancia alguna, lenguajes inapropiados para las
audiencias; en particular aquel que resulta dañino para los niños, que ven en
ello un “modelo” a seguir (aunque solo un
niño por cierto, pudiera asumir algo de Maduro como un “modelo” que puede
seguirse); un presidente debe ser ejemplo y referencia de moderada pasión,
ajustada sindéresis al hablar, apegada a la honestidad y a la sinceridad que su
cargo exige, al tiempo que expresa prudencia y coherencia.
En
definitiva, esto ha sido una puntada más en esos arrapos que el presidente
adjudicado por el CNE, usa como manto para cubrir una realidad aplastante, que
finalmente lo hará volar por los aires, solo para quedar envuelto por la
mortaja del tiempo perdido y de las oportunidades perdidas al más puro estilo del
que fue directo responsable de su candidatura presidencial.
Queda
tiempo para conseguir a aquel o aquella capaz de sembrar esperanzas y no odio;
verdades y no mentiras, en el terreno que siendo Venezuela, poco a poco
pareciera perder su fertilidad, al calor y resequedad resultante de un choque
de vientos venidos de dos grandes direcciones opuestas y sin sentido.
Maduro:
Sin ánimo de ofenderte ni con pretensión de usar este lenguaje en público
involuntario, Recuerda que las palabras
se devuelven, y te pueden dar duro en la jeta.
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