Esta espartana entrada, que escribo a propósito de llegar al mensaje número 350 que lanzo dentro de una botella, a este inmenso océano de la esperanza que siempre está frente a nosotros, no tiene más intención que la de pedirle al Dios en el que creo, que haga su voluntad y no la nuestra, para hacernos llegar a ese lugar donde podamos comprender, aquello que en verdad nos dará paz como seres humanos que hemos contextualizado nuestras vidas dentro del espacio que ocupa Venezuela.
Mas de lo que creemos, el planeta aguarda por nosotros.
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