Aunque los protagonistas de esta situación que se vive en
la nación deberían ser los que protestan y el gobierno que no les perdona que
protesten, lo cierto es que otro actor se ha ido levantando en el escenario a
los ojos de los que observan: la Guardia Nacional Bolivariana.
Independientemente de lo que digan de bando y bando a
favor o en contra, solo me referiré a las imágenes que he visto, y que no son
trucos de internet: Guardias Nacionales disparando, rompiendo, insultando y
reprimiendo. En definitiva, guardias cuyo honor, parece que “no se divisa”.
Da la impresión de que una de las caretas más difíciles
de mantener puesta, por su peso y tamaño, resultó ser una de las primeras en
caer: La masiva compra de equipos de “control” urbano, a empresas chinas,
resultaron no ser solo para desfilar.
Entiendo que negarse a cumplir una orden, supone una
falta grave a lo interno de cualquier fuerza castrense, pero no quiero pasar
por alto que la desproporción con la que están actuando, (frente a los
manifestantes que pacíficamente ejerzan su derecho), traerá serias
consecuencias morales y éticas a lo interno de esa misma fuerza militar, y eventualmente
ante un juicio social del cual no saldrán bien parados.
(NOTA: Muy distinto es cuando las FFAA accionan contra el
vandalismo que casi siempre se logra colar al final en estas manifestaciones, y
que por delinquir y resistirse, obligan al uso de la fuerza no letal)
Entonces, volviendo a la GNB: ¿Pueden seguir utilizando
el nombre de “Guardia del Pueblo” a la luz de los hechos ocurridos?;
seguramente millones que aún apoyan al chavismo dirán que si, pero les aseguro,
compañeros de la GNB, que tantos otros millones de compatriotas afirmarán que no
tienen derecho a denominarse de esa manera, como tampoco a decirse bolivarianos,
y creo que tienen razón.
Un sugestivo nombre, que evoca tradición libertaria,
puede durar solo tanto como la gente se aguante las injusticias. El gobierno de
turno en su autoridad, puede renombrar
todo a su antojo, pero no olvidemos que
las facciones políticas que se hacen permanentemente del poder, terminan
a menudo haciendo del gobierno, un cascaron frágil que recubre a una elite
aburguesada y enquistada, cual cenizas frías y rígidas de aquel fuego donde por
cierto, pudimos forjar el aprovechamiento de oportunidades que ahora sin
embargo, yacen reducidas a grises formas inútiles.
Al presente, no podemos tapar el sol con un dedo y decir
que los actos de represión no son un hecho palpable. El apego a la
constitucionalidad del que ha hecho alarde la autoridad militar, se ve hecha
añicos a la hora de ver en acción las tácticas y los actitudes operativas que
se han dejado ver frente al joven colectivo humano que protesta.
Todo esto sirve como excelente argumento para demostrar
que no siempre lo que se oculta tras la fachada de los constitucional, es justo
o correcto, y ello pone en evidencia, -al desnudo, si prefieren denominarlo
así-, que nuestro sistema de gobierno democrático, requiere de mejoras
sustanciales y medulares, donde no seria suficiente en lo absoluto, un simple cambio
de protagonistas (entiéndase, un saltito
del PSUV, a la MUD).
Se que hay mas cosas de que hablar a la hora de tocar el
tema de la injusticia: Podríamos comentar de cómo la Defensoría del Pueblo
transmutó hacia un figurín de cera en el escritorio del Presidente, al estar
rehuyendo de sus responsabilidades tras los tecnicismos leguleyos que solo
ellos aceptan, o muy bien podríamos mencionar a la Fiscal General de la Republica,
que como “portero” de la casa de partido,
solo deja pasar a los que muestren el carné de afiliación; sin embargo, es el
gran articular parcializado y sesgado del gobierno en su conjunto en una dirección
(que no es la misma a la que apunta exactamente la constitución y aquello que
es moralmente correcto), lo que crea este complejo cuadro en el que las cosas
se han ido sucediendo en el país, y donde mas allá de la heroicidad de las palabras
dichas, son los actos de cada protagonista con poder para hacer o reprimir, lo
que ha hecho caer las primeras de las caretas revolucionarias: La de la GNB
entre ellas.
Que
conste: Esto es solo una reflexión; no es un llamado a la sublevación de algún
componente militar o fuerza policial, y lo digo por si acaso alguno de esos politiqueros
y funcionarios de partido -más que de gobierno-, de los que sin siquiera
conocer el termino, tachan de “fascistas” a cualquiera que decida ejercer su
derecho a criticar al gobierno cuando tiene argumentos para hacerlo. A ellos les
digo que con la impunidad reinante, aun tienen tiempo de salir del país con
todo lo que han robado, pero sépanlo: Ya le llegará el turno a la verdadera, ética
y bolivariana justicia venezolana, que
nacerá de las cenizas que ustedes dejen, para ir a buscarlos allá donde se
escondan, allende a nuestras fronteras.
La GNB deberá muy pronto evaluarse a sí misma, pues las
manchas de sangre que pudiesen caer en el libro de las acciones de una honrosa
institución como la Guardia Nacional Bolivariana, no se lavan ni con los años.
Hombres y mujeres que nunca la han tenido fácil en este país
tan permisivo, al momento de actuar en sus trabajos, merecen que su legado sea
honrado con acciones correctas y dirección moral.
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