(Caracas, 9 de septiembre-Noticias24).- Colectivos de inmigrantes que
hacen vida en el país marcharon hoy desde Plaza Venezuela hasta la Plaza El
Venezolano, en Caracas, en apoyo a la reelección de Hugo Chávez y para pedir la
aprobación de un instrumento legal que les permita acceder a las ventajas de la
ciudadanía.
“Pa`lante Chávez, te queremos. Todos los colombianos estamos apoyándote
(…). Él nos ha dado los motivos para seguir viviendo en esta República tan
hermosa, que es nuestro segundo hogar. Gracias comandante, y pa`lante
comandante, te queremos”, dijo Jhon Jairo Velásquez, un colombiano que
participó de la marcha.
Por su parte Julia Puello, representante del Movimiento de Países
Hermanos, dijo que Chávez ha sido el único Gobernante que dejó de considerar a
los inmigrantes como “ciudadanos de quinta”.
“Nos ha permitido acceder a todas las Misiones y a todos los planes
sociales que otorga este gobierno. Ya no somos extranjeros, somos inmigrantes
hijos de esta patria grande, y Venezuela forma parte de esa patria grande, y
nos permite a nosotros ser ciudadanos de primera. Ya no nos tratan como
animales que echaban hacia la frontera (…). Somos seres honrados y dispuestos a
trabajar por el país. El 7 de octubre con Chávez hasta la
victoria”, añadió.
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Me sorprende
como a veces la vida te hace llegar estas perlas, para contemplarlas y sacarles
alguna reflexión interesante.
Nada más
hace unas horas publicaba una entrada donde le pedía a los amigos venidos de
otras tierras, que ya están cedulados como venezolanos y con todos los derechos
que ello implica, a que usasen ese discreción al voto con sabiduría, y resulta
que el mismo día, en Caracas una representación de los mismos hacen una manifestación
en apoyo a Chávez, lo cual está bien, pues es su derecho, -como si lo hicieran
con Capriles-, aunque no deja ello de mostrar precisamente el lado flaco en la
manera en que Venezuela ha permitido la inmigración indiscriminada, sin pedir
NADA a cambio.
Esto es lo
que vamos a reflexionar a continuación.
Puntualicemos
primero, que ningún grupo de apoyo pro amigos extranjeros, puede negar que han penetrado
a Venezuela muchos “hermanos” latinoamericanos (y particularmente los “estimulados”
a venirse como consecuencia del Plan Colombia), con prontuario policial y
militar desde otras tierras, y que ellos sean directos artífices de las nuevas
modalidades de asalto, extorsión, secuestro y asesinato por sicariato, en el país.
Segundo, ninguno
de estos grupos puede negar que aquí en general no se le pregunta a nadie de
donde viene y a donde va. Los poquísimos deportados, son aquellos a los que se les
agarra en algún operativo, o en flagrancia de algún delito. De resto, nada de deportación.
No hay un plan sistemático para revisar los historiales de nadie; no hay planes
sistemáticos para sacarlos de las listas de beneficiarios de becas, casas, o de
cualquier otro programa de Estado. Ni antes de Chávez, ni con Chávez, y
seguramente, por el poder electoral que
ya tienen, después de Chávez.
Tercero: No
pueden negar tampoco que como viene gente buena y productiva, muchos solo han
venido partiendo de cero, y como no hay ningún tipo de control o programa de recepción
sobre ellos, hacen lo que quieren y como pueden, resultando ser al presente, porción
importante en la mayoría de los barrios de las periferias citadinas, producto
de invasiones que infringen cualquier ley venezolana al respecto. ¿Es eso
respeto a la casa que se visita?
Reconozco que
Chávez les ha dado motivos para vivir aquí: les ha dado el poder del voto, sin
pedirles nada a cambio. Casi les ha dicho que sigan siendo de donde vienen, y
agarren lo que puedan aquí. Eso no es correcto, y viniendo ustedes de donde
vienen, es también responsabilidad compartida con cada uno de vosotros, el
llamar al presidente a la reflexión, aunque ello suponga perder algunas
ventajas en el modo de vida que llevan entre nosotros, según describen durante
dicha manifestación.
Lo digo
porque la cosa no es gozar únicamente de los beneficios que citaban allí en la marcha;
eso es solo una fracción de la realidad con que un inmigrante interactúa; el
asunto está también en la necesidad de someterse a las condiciones para ser
venezolano. Hay un abismo entre ambas actitudes.
Tu, que en
un supuesto ya tienes la ciudadanía plena, obtenida con facilidad pasmosa con
solo haber presentado una carta de residencia por más de 10 años, obtenida a través
de algún miembro de directiva de junta comunal, -aunque fuera falsa, y que no
es tu caso-, ¿Realizarías el servicio militar voluntario en Venezuela, y estarías
dispuesto a defenderla ante cualquier agresor, aunque con ello se derrame tu
sangre y la de los tuyos?
¿Sí o no?: ¿Ves
por qué ese asunto de “nuestro segundo hogar”
no es tan irrelevante? Es fácil para algunos movimientos políticos aprovechar
el proselitismo del momento electoral, para pescar en rio revuelto, pero hay
que tener cuidado, sobre todo cuando no tienen en la mano los números que
apoyen con pruebas irrefutables, el beneficio positivo que haya traído a
Venezuela la presencia de millones de grupos específicos de extranjeros sin
control alguno, como si lo tuvieron los inmigrantes italianos y polacos que acudieron
antes los permisos otorgados a mediado del siglo pasado. Hay también un abismo entre
ambas circunstancias.
En estos
asuntos no puede haber medias tintas, y les pido por favor, que no me acusen de
xenofóbico solo por decir una verdad.
Ciertamente
gozas de todas las misiones, y ¿por qué no?; ¿acaso somos como de dónde
vienes?; ¿somos mejores o peores?; ¿aceptan allá en tu tierra de origen a un
venezolano, con la misma ligereza que aquí a ti se te ha recibido?; a los
venidos de Colombia en particular, les pregunto: ¿Acaso no han estado
dispuestos más de una vez, a atacar a esta “hermana” nación, solo por unas
tierras sobre las cuales después de todo, no poseen derechos?; ¿acaso nunca en
Colombia, llegaron a leer en algún periódico, la expresión “venezolanos malditos”, en esos tiempos
de corbetas penetrando aguas territoriales venezolanas?. Aún así, nadie los
objeta aquí. Así las cosas, no puedo pedirles que entiendan necesariamente las
dimensiones reales del significado de las misiones, o de la política interna
venezolana. Tampoco puedo pedirles que rectifiquen de un día para otro, pero si
puedo pedirles que reflexionen, a pesar de todo, y procuren con ello aportar
semilla buena a esta tierra, junto con nosotros. Les invitamos. Yo les invito,
pero por las buenas, -Uds. entienden-. Estamos dispuestos siempre a perdonar,
aunque no a olvidar. Eso nunca ha sido sano.
Te digo a
ti, hermano venido de otras tierras, que debes tener paciencia; primero los
venezolanos de nacimiento debemos concretar nuestra doctrina de vida como
sociedad, sin más influencias de las que ya tenemos encima, como colectivo
donde deseamos recibirte para que construyas con nosotros. Queremos entender
juntos nuestras limitaciones, y explotar como sociedad igualitaria, nuestras
potencialidades y ventajas. En esta etapa, abrirse sin medida a esa noción inspirada
en un socialismo internacional, de una “nación latinoamericana” donde todos
cabemos, sin antes estar claros en la venezolanidad y en el camino que ella nos
señala, es tan delicado y riesgoso como lo es para un niño, estar expuesto únicamente
a un ambiente donde lo único importante, fuera el bien del prójimo pero no el
de él. No vas a tener a un buen ciudadano, autosuficiente y con buena
autoestima, con esa formación. Igual cosa para una nación.
Vamos a
exigir les digo, pero solo en la misma medida en que como comunidad, puedan ustedes
dar. Cualquier cosa distinta a eso, deben admitir con el corazón en la mano, que
es un poco caprichoso, y por qué no, arrogante.
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