martes, 22 de junio de 2010

Cuando la minoría gobierna.

No siento mucho entusiasmo por tratar este tema, pero ni modo, hay que tomar aire y seguir.

Se trata del hecho innegable de que más de la mitad de la población, elegirá a menos de la mitad de los diputados a la asamblea nacional en los próximos comicios a realizarse en Venezuela, y viceversa.

¿Quién se encargó de discriminar y determinar quién escoge a cuántos?:

El arreglo territorial convenientemente ejecutado por el CNE, -más identificado aparentemente con el gobierno que con el estado al que se debe-, permitió este desequilibrio, infringiendo de alguna manera en mi humilde opinión, el Art. 186 de la constitución, que indica la proporcionalidad de diputados en función únicamente de la cantidad de población en cada zona geográfica tomada para ello. Esto, cruzado con su desprestigiado registro electoral permanente, negado por cualquier vía a ser reelaborado, revisado o corregido, mientras cualquier otra cosa en este país se cambia hasta de sexo si es necesario por orden del presidente, logró escribir a mí entender en definitiva, un episodio más en la historia eleccionaria venezolana, siendo lo peor una vez más, que no habrá culpables luego.

No basta con que sea totalmente electrónica y ahora quizás totalmente hackeable las elecciones en Venezuela; el “acta mata voto” de la época de AD, COPEI y los demás partidos fue sustituido por el “programa sustituye voto”. En estos tiempos de webs y twitters, sin que nadie pueda dar 100% de seguridad de que no sea así, ya que no se fiscaliza ni contrasta el total de las boletas impresas con los resultados de cada voto electrónicos producido, y para rematar, el propio CNE decide cuales cajas contentivas de dichas boletas serán auditadas.

Por el otro lado de esta moneda, la posibilidad de elaborar listados de electores cuya intención probable de voto se conoce por tratarse de solicitudes de referéndum (como quizás nunca mas se vea en Venezuela por cierto, por esta misma razón y distorsión), donde finalmente se castiga a quienes manifiestan diferencias políticas, tipo “lista Tascón”, definitivamente ofrecen una manipulación ilegal y por demás sectaria de la data, lo cual no es ético, fuera de cualquier consideración política que ilusamente pudiera hacerla ver justa.

El punto ahora, después de todos estos asuntos que ya saben, queridos compatriotas, es:

¿Qué vamos a hacer cuando el “genio” se salga de la botella?

En algún momento la situación va a salirse del control de las mayorías.

En verdad aun no “entiendo” por qué el presidente ha permitido que toda su estructura de gobierno –que no de estado-, descanse sobre un precepto no considerado en la constitución y sobre una estructura electoral tan cuestionada.

Un enorme y costoso castillo de naipes. Nada más. ¿Por qué?

Entonces la otra cosa: ¿Por qué hemos dejado llegar las cosas a este punto?;

¡Ni crean que lo relevante para los próximos meses será quienes ganarán las elecciones!;

¡Esa es la menor de las cosas!

Temas difíciles pero necesarios se aproximan. No se trata de adivinanzas ni acertijos; sólo quizás del vacío que finalmente sentiremos cuando toda excusa sea usada y explotada, dejándonos desnudos ante la pregunta final que no nos hacemos:

¿Quiénes somos y qué debemos hacer como venezolanos?

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