2023: El rimbombante año de las primarias opositoras; el año en el que según ellos (*) llega la definitiva “oportunidad” para acudir unidos a un proceso electoral presidencial en el próximo 2024, sin que parezca afectar a sus ambiciones el que esas elecciones sean bajo la administración de un régimen que maneja simultáneamente el sistema electoral, sus condiciones y reglas, sus resultados y hasta el aparato represivo necesario para hacer cambiar de opinión a quien se levante a protestar por ello.
(*): Los mismos que se encargaron de enterrar políticamente a Guaidó luego de su suicidio como interino inútil: los partidos del G4: PJ, VP, UNT y AD, además del liderazgo sempiterno de Capriles, Allup, López, Ledezma, y demás operadores.
En medio de esta realidad apabullante ahora libre de obstáculos (entiéndase, libre de la figura de Juan Guaidó), los candidateables para ser investidos del manto presidencial comienzan a apurar la marcha hacia lo que ven como su gran oportunidad, mientras sus hilos y pactos indecibles se mantienen invisibles ante nuestros cansados ojos.
Entre estos candidatos, en este momento sólo quiero detenerme sobre la única figura “rescatable” (y únicamente con fines “pedagógicos”), que hay en medio de toda la basura política venezolana, aunque incluso esto deba hacerlo planteándolo desde una verdad que ella misma no ha sabido evitar:
María Corina Machado no es líder porque se rebajó a desenvolverse en las condiciones y pautas que dictan las mafias políticas de la oposición.
Medirse en las primarias la baja y aplana como bien lo hicieron las primarias inutiles de la vez pasada (¿aunque viéndolo en retrospectiva, qué cosa ha hecho la oposición que haya servido?); este asunto no admite otra reacción que un señalamiento simple y directo por su bien, y que sirve por cierto, para medir a todo quien aspire a brillar con luz propia en la política de un país:
No puede haber liderazgo en quien se somete a los demás
Justo por esta razón es que las ideas opositoras (y algunas oficialistas) relacionadas al “consenso”, al “candidato unitario”, a la “oposición unida”, no son más que conceptos de corte socialista escondidos entre bonitas palabras de “unidad” al más puro e irritante estilo de la cartilla propagandística elaborada por Joseph Goebbels en la Alemania nazi, y que no hace más que ocultar la unificación forzada que imponen las cúpulas partidocráticas venezolanas bajos su propios y retrógrados preceptos y autoridad, en colusión con el oficialismo con el cual dan vida al régimen político y administrativo que exitosamente administra al país bajo la condición de una domada colonia.
Estemos claros en que María Corina Machado (MCM) despuntó como figura cuando precisamente hizo lo que no hace ahora: arriesgarse a decir verdades en los momentos más icónicos, mantenerse en ello y reunirse con personajes y lideres complejos aunque pudiera sentir la amenaza de perder libertades frente a los operadores políticos del momento, pero aún así lograr por sí misma con ello el forjar un liderazgo inequívoco por el blindado apoyo ciudadano obtenido en consecuencia a la inspiración que suscita por su coherencia y permanencia.
Sin embargo, frente a esa opción el caso es que ella cedió ante la presión (aislamiento y zancadillas continuas de los que la adversaban y veían en ella a una competencia a sus propios "liderazgos") y no continuó desarrollando y manteniendo una línea estratégica y táctica que consciente o accidentalmente, le estaba llevando a resaltar sobradamente entre la miseria política del momento (otra vez PJ, VP, UNT, COPEI y AD, en manos de Capriles, Allup, López, Ledezma, y demás operadores en oposición y oficialismo, incluyendo al propio Chávez) con un discurso y unas acciones que le daban la posibilidad teórica de renovar el sentido de transparencia y verdad que había dejado de ser modus vivendi en la política venezolana.
En fin, no fue, ni lo será. Ya lleva demasiados demonios y culpas sobre sus hombros.
Y es que un líder político honesto no se hace (uno manipulador y manipulado, si), y mucho menos se rebaja a ir a un “concurso” con la idea de que lo elijan entre varios. Al hacerlo, se hacen parte de aquella “manada de caballos” frente a una carrera y un sólo “macho alfa” a quien derrotar: no se reúnen las bestias previamente a discutir cual va a ser el competidor, porque bajo esa mentalidad, se hace obvio que ya de por sí el “líder indomable” que esta fuera de ellos esperándoles para la carrera (y que los ha obligado a reunirse para hacer una primaria de caballos), de hecho, les ganó (¿Se entiende?: hablamos de Nicolás Maduro)
NINGUNO de los precandidatos actuales son líderes de NADA. Solo son “chicos malos” que eligieron distraerse y “jugar” con los “juguetes electorales” que el mismo cuidador que los encerró en la habitación les dejó premeditadamente para entretenerlos.
Así las cosas, ese “Cuidador” no soltará el poder en contra de su voluntad sin tener como hasta ahora absolutamente nada ni a nadie en el horizonte político que la amenace; por ese motivo no elegirá jamás esa locura de soltar su poder a menos que él lo quiera hacer, y eso sólo ocurrirá porque 1: Se cansó de administrar la colonia y no poder disfrutar “tranquilamente” de la fortuna que ha amasado, o 2: Apareció una amenaza creíble y definitiva (se las dejo a su imaginación y capacidad de revisar lo que ya hemos descrito con suficiente detalle en el pasado en este mismo blog).
En suma, MCM no liderará al país ni a la población que está en desacuerdo con el régimen, en tanto no se convierta en motor e inspiración de su propia capacidad de liderar, y ello no ocurrirá mientras no sea capaz de servir con su propia fiereza y frontalidad, de espejo para evidenciar lo que cada muchos entre nosotros tienen dentro de sí: demasiada inseguridad y parálisis para salir a derrocar gobiernos a causa de tantas desilusiones a manos de la oposición.
Entendamos que sólo así puede ella catalizar el arrojo necesario (vía transformación ciudadana), para cambiar las cosas mediante un esfuerzo y un sacrificio que no permitiríamos perder bajo ningún concepto en las manos de los inescrupulosos opositores que se pretendieron erigir (y fallaron) como guías de Venezuela.
No termino estas palabras sin insistir en lo siguiente: El líder que imaginan no llegará mientras no vea a los ciudadanos que desean cambios, estar en la calle, y estos ciudadanos no saldrán hasta que vean entre ellos al líder que no le tiene miedo a la calle y a quienes la atacan. Por eso estamos ante un círculo cerrado, vicioso y por supuesto, desolador.
La oposición toda se encargó de demostrarlo.
Y sin embargo les digo, ese círculo se romperá, pero probablemente lo hará de la mano de un liderazgo que como el Tao en la antigua filosofía china, no tiene nombre, ni forma, ni puede ser señalado por quienes buscan fuera de sí mismos.
Feliz 2023 para ustedes.
Espero que la sindéresis nos permita evitar tener que estar escribiendo sobre esto aún en el 2032, porque ya a esas alturas.
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