domingo, 7 de agosto de 2022

Elecciones presidenciales 2024 Venezuela:

 

¿Ilusión o posibilidad?

 

¿Realmente es posible que se lleven a cabo elecciones en Venezuela y que haya una transmisión efectiva del poder?

O, ¿Estaremos solo ante el siguiente “episodio” del programa “La rueda de los perdedores”, con el desfile de políticos candidateables que se quieren lanzar al circo de la elección presidencial?

La pregunta obligatoria de hacer y contestar, con la cual comenzaría ese imaginario concurso, sería:

Señor(a) candidato(a):

“¿En base a qué supone Ud. que el régimen venezolano soltaría el poder que detenta hoy cómodamente, -sin oposición ni amenaza sobre ellos-, sólo para entregárselo a alguno de ustedes y así exponerse ellos mismos a un proceso judicial masivo?”

Este articulo en el blog no puede ser largo, porque ya hemos descrito en el pasado a los personajes políticos de oposición que coparticiparon -y lo siguen haciendo, incluso cuando guardan silencio-, en la reducción a la mínima expresión del país, que ha dado paso a esta especie de Colonia “estable y en crecimiento” que tenemos hoy, y en donde todos sabemos que primero “correrá sangre” entre ellos (los candidateables) con tal de lograr ser el/la/los elegidos/as para así medirse con el candidato que ponga el “lado oficialista” del régimen.

NOTA: Entiéndase que la oposición actual, por acción u por omisión, es la otra parte activa del sistema.

Arriba les dejé la gráfica con la lista de “candidateables” que ya circula en la red digital social; realmente no es ni sorprendente ni algo que no se pudiera esperar por los nombres que en ella salen, al menos si lo que sigue prevaleciendo como muda aspiración entre nosotros, es tan solo esa especie lacónica exclamación de “vamos a darle el poder a otros para que arreglen las cosas”, aún cuando sabemos que, ni tienen intenciones transparentes hacia el país, ni nos dirán -y mucho menos consultarán para luego hacernos caso-, sobre lo que hay que hacer.

Básicamente este relajo candidatural carente de recato alguno es posible por el abandono ciudadano que nos auto infringimos progresivamente con la cooperación tacita de todos los movimientos de oposición, primero, (concluida dicha etapa históricamente con el arribo del segundo gobierno de Rafael Caldera), y continuada con el advenimiento del siempre en consecuencia, periodo chavista, que finalmente nos lleva a la presente era colonial liderada por la corporación político-militar madurista, secundada permanentemente por los despojos de la oposición desarticulada y sin valores de dignidad que tenemos hasta hoy.

 

En lo personal, veo que sin un cambio de rumbo en nuestro comportamiento como sociedad, está cada vez más lejana la posibilidad de un resurgir nacional por la vía de alguna elección presidencial libre y legítima (puesto que ello requeriría de nuestra presencia cohesionada como amenaza real al stablishment actual), y a donde sólo concurrieran candidatos con alguna solvencia ética real entre nosotros.

Por eso es que desde hace rato la visión que se viene levantando sobre el horizonte como opción más factible es la de la caída violenta y la posterior sustitución del régimen por una junta de gobierno donde incluso aún es imposible determinar la procedencia idónea de sus integrantes, ni de si seria civil o militar, y todo este panorama es el resultado de la aplastante realidad: ante la falta de liderazgo indiscutible, todas las opciones se han disuelto en una miríada de argumentos vacios que han dejado sucesivamente ir las oportunidades aparecidas en el camino.

El estado actual de las cosas es tan calamitoso en el sentido de lo vulnerable que ha llegado a ser, que incluso la estructura actual del régimen, compuesta en su lado fuerte por un gobierno en esencia autocrático y dominado por un “sínodo” de mafias bajo el resguardo decisivo de la Fuerza Armada Nacional (ahora FANB: “Fuerza Armada de Nicolás y su Banda”), y con un partido político único (*), tiene más posibilidad de caer en manos de nuevos líderes internos al régimen, que mas alineados con un pragmatismo de prosperidad propia casada con la prosperidad nacional a través de la producción y el ejercicio rudo de la justicia, podrían suplantar y juzgar a los actuales cabecillas, bajo la egida entonces de un proyecto totalitario allende a los actualmente encontrados en los sistemas de gobierno chino o ruso.

(*): Den por descontado poner en consideración dentro del balance de poder real en Venezuela a alguna figura partidista adicional; todas las existentes se han degradado hasta la forma organizativa que mas que ser la de partidos políticos, son sólo componendas administrativas diseñadas para canalizar ambiciones políticas ávidas de accesar al poder.

Dejemos en claro algo: Entiendo a todos aquellos que digan que cualquiera de la actual “oposición” lo haría mejor que los que detentan visiblemente el poder actualmente, sólo en el sentido de que quizás nos devolverían esos antiguos “aires” de “libertad” que conocíamos (si reconocemos también que esos mismos “aires” nos llevaron al actual estado de las cosas), y que por tal motivo algo de la reconstrucción del país podría tener una oportunidad de hacerse en la dirección correcta al menos en lo absolutamente inmediato, y hasta quizás sorpresivamente, (casi azarosamente) en algún aspecto al mediano plazo. Lo que no ocurrirá, (sin embargo), es un verdadero cambio que sea mantenible al largo plazo, y ello supondrá el colapso eventual nuevamente, al estilo del “tun-tun” latinoamericano entre sus izquierdas y derechas, para finalmente no llegar a nada que no sea a la de conclusión de que los extremos ideológicos en política, no sirven para gobernar a una nación.

Esta afirmación de mi parte viene del hecho de que avocarnos con cualquiera de estos políticos a reconstruir el país, -estos mismos que han perfilado y guiado a la oposición existente desde la llegada de Hugo Chávez al poder y su sucesión por parte de Nicolás Maduro-, sería en esencia dar pasos con los pies llenos de barro y sangre en la dirección que ellos nos digan, porque han demostrado hasta la saciedad mediante sus reiteradas consultas populares recurrentemente ignoradas (insistamos en este detalle), que harán lo que ellos consideren necesario -y no lo que nosotros señalemos-, lo cual sabremos que es así porque están dispuestos a hacer lo necesario para mantenerse en el poder una vez instalados, tal como lo hicieron en su momento sus padres políticos (“Acción Democrática” y “COPEI”), ante nuestra laxitud como ciudadanos.

Todo este escenario de opositores colaboradores con el chavismo-madurismo llegando al poder, solo sería posible porque habríamos llegado a ese punto de supuesta inflexión (la salida del actual “gobierno”), sin estar meridianamente preparados, porque sin una identificación y valoración de cada uno de los vicios de la nación, es imposible ofrecer soluciones y mucho menos ejecutarlas con algún grado de éxito esperable.

Olvídense de que eso “ya los políticos lo tienen estudiado”, porque insisto: dejarlo en sus manos, es solo cambiar de cuidador a la soga que tenemos al cuello como sociedad.

 

Entendamos que el ejercicio de la ciudadanía, se perdió entre nosotros con el descuido sistemático de cualquier deber que esta supusiera sobre nosotros, -en aras de magnificar todo derecho concebible, por inverosímil que fuera-, y eso nos hizo totalmente vulnerables hasta el punto de sacarnos de la ecuación de poder, al haber perdido la capacidad de cohesión social que nos hiciera ser por hecho y por derecho, una amenaza real para quien se siente a administrar el poder nacional que es nuestro. (Disculpen, pero es que debo insistir sobre ello).

Seguimos entando totalmente a expensas de ellos; nos redujimos a ser “habitantes de relleno”: incómodos estorbos para los que detentan en tanto el poder, y que se toleran porque es mejor y más barato esperar que se fastidien y se vayan o se mueran, que dedicarse a perseguirlos y quedar expuestos en sus verdaderas intenciones por ello.

Nos hemos minimizado hasta tal punto a nosotros mismos como sociedad nacional capaz de obrar en una misma dirección, que cada vez es menos descabellado la perspectiva de que llegue una fuerza mercenaria con intereses “X”, y liquide a los cabecillas del actual régimen cívico militar, asumiendo ellos el control del territorio y su población dócil (o sea, nosotros).

¿Inimaginable todos estos escenarios?; bueno, también dijeron que Venezuela jamás seria como Cuba, y aquí estamos; ningún político actual representa algo distinto en el fondo a todo aquello que nos trajo hasta acá, hasta esta “Cuba venezolana”, y no por ser fidelista o comunista, sino por insistir en ser un archipiélago de intereses separados...

Sé que tenemos un destino bonito y brillante, sólo que no sé cuantas generaciones deben o debían pasar para que llegara. Como todo en la vida, -salvo el nacimiento y la muerte-, seguramente se dará paulatinamente, paso a paso, en la medida en que como individuos, como familias, y como sociedad, vayamos despertando, como seguramente ya lo estamos haciendo.

En tanto nos decidimos, no confundan hablar de la “cruda verdad”, con “pesimismo”. Al contrario, nada más lejos de la realidad. Si lo hablamos, es porque no cae en saco roto. Por eso les digo que el tiempo llega, y no hay libreto conocido sobre su llegada, así que tenemos la libertad de intentarlo de una vez, como ciudadanos arremolinados sobre una sola y digna idea: la de la libertad justa.

No nos conformemos con “falsas alegrías” (país mejorando, bodegones, elecciones 2024 -como las del 2018-), creyendo que siempre serán mejores que una “verdadera tristeza” (la de pararnos frente al espejo social, y admitirlo todo); en eso René Descartes, se equivocaba.

Les diría de una vez, “¡Ánimo!”, pero para eso, primero tenemos que levantarnos como ciudadanos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me quedo sin palabras porq más grandes es la decepción de no poder hacer nada, y si hago estoy segura que no va a pasar nada significativo en Venezuela 🤐🤐