miércoles, 30 de diciembre de 2015

Maduro, la política venezolana y el inevitable colapso

Más que una explicación o una reflexión a lo ocurrido el 6-D como una primera reacción temprana, considero que necesario ha sido dejar pasar el tiempo para ver las cosas con la retrospectiva del caso, a fin de evaluar con evidencias en la mano, lo que sucede.
La gran encrucijada hacia donde marchamos, me obliga a dirigirles varias preguntas para que establezcamos entre todos, un marco común de incertidumbre ante el futuro:
¿Por qué si Maduro y toda su gente ha sido negligente e incapaz hasta la médula para atender cuanta cosa se le asigna en responsabilidad, siguen al mando del gobierno?
¿Por qué se sigue asociando erróneamente la permanencia de un presidente en su puesto, con la estabilidad misma de un sistema de gobierno?: ¿No es acaso esa señal signo inequívoco del nivel de “presidencialismo” (y no de institucionalidad) que reina en Venezuela?
¿Por qué en el país cuesta tanto hablar de la “inamovilidad laboral” que se le otorga al presidente de turno?; ¿Es que acaso no hay nadie en el PSUV o la oposición aunque sea menos inútil que Maduro, capaz de sustituirlo?
¿Hay realmente necesidad de todo este “aguante” de parte de las mayorías, cuando la tragedia tienen que soportarla precisamente aquellos con un salario que no da para llegar ni a fin de mes?
¿Cómo una nación puede estar políticamente dividida en dos o tres fútiles “tajos” de opinión y acción, y no ver la debilidad estructural que ello supone para la estabilidad misma de la república?
¿Qué elemento psicológico colectivo está haciendo que el país se esté cayendo a pedazos y aún así casi nadie exija la renuncia del gobierno, el procesamiento penal de quienes delinquen y la implementación de medidas reales, simultáneas y coherentes socialmente (no bancariamente) para salir del infierno económico en el que mansamente hemos entrado?
¿Cuánto puede estirarse el tejido social sin romperse, o sin ser “reventado” por algún factor desestabilizador?
¿Cuál será el factor que finalmente lo haga: el factor militar, o el factor gubernamental?
Veo que las reacciones de personajes políticos de relevancia dentro las “ruinas gubernamentales” dejadas por Chávez, (a su vez construidas sobre los despojos dejados por los adecos y copeyanos), desde el mismo 6-D están demostrando (o reiterando, como deseen verlo), la gravísima falla estructural de naturaleza social que padecemos persistentemente como colectivo venezolano: Esa división de la que tanto hemos hablado, y que explica el por qué de la debilidad del concepto de republica democrática que manejamos, y la consecuente vulnerabilidad y hasta facilidad con la que somos manejados por terceros, incluso si se encuentran allende a nuestras fronteras.
Ya no se trata de un "misterio recién descubierto" el hecho de que el país necesita de una guía de la que carece, y con carácter de emergencia; necesita con desesperación casi de consenso, y exige (casi implora) para comenzar cualquier empresa seria de común acuerdo, de un entendimiento básico de lo que ha ocurrido, de lo que ocurre, y de lo que inevitablemente debe suceder para iniciar un verdadero cambio en el paradigma venezolano.
El cambio va más allá de la vieja oposición, de sus sectores acostumbrados a una dinámica política, del esquema de confrontación bipolar al que irónicamente nos hemos acostumbrado, aun pese a las proclamas (de la boca para afuera) "pluripolares" promovidas por Hugo Chávez en su momento.
Paradójicamente para llegar a esto será necesario la liberizacion del estigma del personalismo que irremediablemente arrastra a quienes han cifrado en nombres particulares la concepción misma de sus líneas de pensamientos más personales, en una suerte de proceso de metamorfosis que los lleve eventualmente a entender que será necesario aprender de ellos, más que  depender de sus visiones, siempre limitadas y atadas  por el contexto de sus momentos históricos.
Sé que es difícil decir eso cuando como personas, (y a veces como grupos de personas), hemos usado las palabras y reflexiones de estos personajes como suficiente aval para dejarles subirse en nuestros hombros, más allá de nuestras propias criticas, en un momento en el que precisamente  la aspereza de los tiempos que vivimos comienzan a exigir de un entendimiento nuevo.
Necesitamos con urgencia repasar el concepto mismo de democracia que hemos dicho abrazar dentro de la constitucionalidad que decimos defender; los “miedos” a los arquetipos debe desaparecer junto con estos, aun enraizados en percepciones mas de los años 70 que de cualquier otra época, y que son la génesis de la estrategia divisionista que tan "buenos" y "malos" resultados al mismo tiempo han dado en la sociedad venezolana, para un bando y otro.
Capitalismo y socialismo existen al presente solo como retoricas huecas utilizadas por bando y bando para administrar sus conveniencias; como extremos en una misma línea recta con un punto de equilibrio en el medio siempre despreciado por estas justamente a media distancia de las estridencias extremas, se condenan a sí mismas al extremismo propio de lo que representan, difuminando la realidad entre ellos: Les digo que no hay nada más justo en el fondo, que la democracia que tanto buscamos en una sociedad unida aunque pluripolar en pasamientos, aunque sometida voluntariamente a la dictadura de la constitución creada ex professo.
Deslástrense de los anacrónicos preceptos de Marx que centraliza todo, y del maquillado concepto democrático de los estadounidenses que entregan el poder a pocos allá donde esté la mayor concentración de capital: La democracia es de por sí y de manera natural, el concepto de justicia social que administrado por las mayorías, atiende igualmente las necesidades de las minorías, manteniendo el balance mediante el respeto a los acuerdos republicanos preestablecidos, que son auditados por todos, y se mantienen a su vez basados en los derechos que hemos consagrados universalmente.
Ese concepto de democracia que nos llama a su ejercicio en la actualidad, representa el punto medio de aquella línea cuyos extremos son el socialismo (muy "capitalista" en Venezuela) y el capitalismo (muy empresarial), y que absurdamente nuestros políticos manipular sin cesar, buscando a su vez el manejo de todos nuestros criterios.
(Por eso ustedes no oyen hablar de "ideologización republicana", sino de bandos acusándose de querer ideologizar al otro con tesis socialistas o capitalistas; es decir, con una especie de "remake" de la estupidez europea de los 80 y 90, que los ha sumido en el insulso y patético estado de las cosas en aquel continente al presente).
    
Hoy los acontecimientos que se están desarrollando no deberían extrañarnos; tampoco deberíamos sorprendernos por la cara dictatorial que asuman sin pudor, tras débiles fachadas jurídicas; cada una de estas aberraciones son consecuencias directas de todos los hitos acumulados. El comportamiento rebelde mostrado por el gobierno instaurado en el país a punta de nuestras propias debilidades, vicios (e irónicamente, de nuestras propias esperanzas), no podían hacernos esperar otra cosa de personeros políticos engordados en las riquezas e influencias obtenidas, acomodados ahora en inmorales posturas que reaccionan compulsivamente ante el súbito movimiento brusco de aquellos que sostenían antes sin chistar, el entramado de gobierno que accedimos a que construyeran, mientras esperábamos el ofrecimiento utópico hecho a la población.
No hay perro que siendo libre, no se revuelque ante el collar que ahora lo limita, y así están los personeros políticos del oficialismo en Venezuela, que ven por primera vez amenazada su hegemonía de poder; mientras, los políticos de la oposición comienza a interpretar erradamente la mayor soltura de su “collar”, como señal “inequívoca” de su próxima liberación, para restablecer sus cotos de caza y reproducción, cual manada de animales enmarcados en su propio sistema de reglas y castas sociales.
Al final no hay aún beneficio neto y justo para nosotros las mayorías, mientras se sigua fraguando el duro desenlace que la torpeza nos adelanta sin sentido.
Permítanme decirles que no se trata de ser pesimista; es más bien cuestión de dejar de ser optimista con lo incorrecto.
La verdadera desgracia que se nos viene encima es espoleada por el hecho de que sigue faltando una clara señal dirigida hacia los políticos venezolanos, indicándoles que deben cambiar, buscar el consenso, y ser honestos, y este dilatar en el tiempo puede dar pie a atajos peligrosos a los constitucionalmente descritos. RECUERDEN: Los políticos nos tienen controlados, y no al revés.
No se ha concretado una corriente social que indique esta realidad, o que alcance a ser interpretada y ratificada en este sentido. Ello implica entonces que la crisis continuará, seguramente retorciéndose cada vez mas, hasta tanto llegue el momento en que la coyuntura lleve a las masas orientadas ahora si por verdaderos luchadores sociales (y hemos descrito las características de estos en el pasado), a establecer la definitiva ruta de trabajo necesaria para instaurar una nueva etapa republicana y social.
Necesario serán sin embargo, los vaivenes que nos sugerirán al aproximarnos a los extremos ilegítimos, de  manera alternativa, como ha sucedido hasta el presente con “x” años de “cuarta”, y “x” años de “revolución”
No puedo decir más por ahora. Sé que las cosas no lucen bien, y quizás no terminen de la mejor manera dado el nivel de arrogancia manejado por lado y lado, pero ello no significará la desaparición de Venezuela como nación; cuando mas, la transformación de esta, cuando aligerada por el derribamiento de los enquistados paradigmas, emerja la luz de toda aquella iniciativa por años callada en el corazón de miles de nosotros.


No se exalten con los acontecimientos por venir. Prevean su llegada como avatar del destino ante la ceguera de las mayorías que se arrojaron al redil para ser inmolados como ofrenda inútil.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Un pequeño mensaje a los ecuatorianos:

Hace unos días, y en el ámbito de su legislación, Ecuador ha dado el visto bueno a la enmienda que permitirá reelegir indefinidamente a los cargos de elección popular. Como se que “nadie escarmienta en cabeza ajena”, como decíamos en mi tierra, desde Venezuela lo que nos queda es ver como en Ecuador, desean con ansias políticas emprender un camino del cual luego difícilmente saldrán intactos (me refiero en particular a las “ansias” de aquellos que quizás estando ya en el poder, o próximos a estarlo, maquinan sus propias estrategias de permanencia en el cargo).
Los ecuatorianos tienen que entender que el permitir la reelección, supone asumir dos cosas como ciertas e inalterables, Quizás más cercanas a la utopía que a la realidad (con humildad les digo esto, y siempre desde la pequeña óptica de estar en Venezuela):
Primero, que las cosas funcionan como legalmente se supone que sea; es decir: 1.- Que es imposible que alguien abuse de su cargo para alargar su estadía mediante el tráfico de influencias y de recursos del mismo estado; 2.- Que no hay manera de que algún partido tome ventaja por estar administrando el poder para el que fue originalmente electo su candidato, y 3.- Que la ética predomina a toda prueba, y en toda instancia social concesible.
Segundo, el aceptar la noción un poco arriesgada de que “nadie” puede hacerlo “mejor” que el funcionario electo que se encuentra en el poder, (llegado inicialmente por la acción del mismo voto). Esto implica de facto la entrega irrestricta de la institucionalidad, en un mero acto de confianza sin garantías sobre un individuo electo, o en todo caso, sobre algunos pocos igualmente electos.
Insisto: Permitir la reelección no es darle oportunidad a una buena persona para que siga gobernando como lo viene haciendo: es entregar toda la estabilidad institucional de una nación, a unos pocos individuos, que después de llegados al poder pueden coordinarse para mantenerse en él por la razón que sea, (pero siempre razón anti constitucional), mediante el ardid de la administración de las influencias construidas. De allí en adelante, solo queda la permeabilización de toda la estructura del Estado a este vicio, imposibilitando luego el accionar independiente de las mencionadas instituciones.
Ese ha sido el camino que Venezuela cándidamente eligió al confiar ciegamente en una sola “buena persona” para resolver las cosas, sin detenerse mucho a ver los otros ángulos del asunto político-social.
Creo en la autodeterminación de los pueblos, y por eso solo puedo decir desde aquí, sin desprecios, que “allá ellos los ecuatorianos” con sus pasiones políticas, tal como en Bolivia también ansían hacerlo, engolosinados con un presidente al que parece que no le necesitan encontrar otra “buena persona” que le reemplace para seguir gobernando con calidad y desde una perspectiva nueva y revigorizada quizás con la experiencia que los gobiernos anteriores han dejado en el colectivo social. Ustedes mediten si no está allí el germen principal del nacimiento de la división social/política, y de la frustración de quienes no se sienten representados en un instrumento político que fue fundamentado precisamente bajo esa elemental noción: La rotación del encargado.
Así quizás comenzaron los reinados, ¿No?
¿Se han dado cuenta que los políticos y funcionarios que proponen la reelección indefinida, jamás dicen, sin tener la intención de aprovecharlo: “y de ser aprobado, solo será ejercida esta opción en el siguiente gobierno, cuando yo me vaya”?
¿Serán los ecuatorianos los testigos de la primera "excepción a la regla"?
¿Se lanzarán en esa apuesta donde todos son el pago?


El derecho a meter la pata, en definitiva, lo tienen todas las naciones.

¿Qué pasa en Venezuela?

"El círculo deberá cerrarse antes de que estas cosas pasen y den lugar a otras más avanzadas social y nacionalmente en Venezuela."

Hay tiempos para escribir, y tiempos para contemplar. 

Quienes leen este blog saben que lo que ocurre en el país, no era inesperado. No podía pasar de otra manera. Lo hemos estado reflexionando. 

Pronto nos detendremos a mencionar las debilidades que subyacen en la política venezolana de estas semanas, y más allá, en lo profundo de la sociedad, recordando que cuanto mas hondo resulte estar la debilidad, mas difícil es reconocerla y corregirla.

En la división está el germen de todo, y la solución reposa virgen y no descubierta por las masas, en el camino más duro y difícil de cuantos pudieran concebirse como reto para una sociedad: La humildad.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Elegir entre los malos de hoy, o los malos de ayer.

El gran círculo nuevamente se cierra; las gestiones políticas pasadas que permitieron la creación y llegada al poder del otro bando (la izquierda), ahora se prepara para entrar en su etapa final, como en su momento lo hicieron quienes desde la centroderecha, arrojaron conceptualmente al país en un “viernes negro” (1983), donde no volvió a amanecer, incluso hoy.

Si gana el chavismo, -que tiene todo el poder para lograrlo-, será el triunfo de todo lo inmoral que puede encaramarse sobre la visión de una justicia social posible, más no alcanzable por esa vía. Conocemos ya cada uno de los mecanismos electoreros disponibles para que ellos logren tal fin, siempre basados en un modelo comprobado capaz de “lubricar” con eficiencia a toda la sociedad con dinero. Un trabajo de hormigas, que ofrecerá probablemente una cantidad de diputados injustificada desde cualquier punto de vista ético, sea la cantidad que sea.
Nota: Mientras eso quizás ocurre, Nicolás Maduro seguirá entregando 50000 casas por semana, convencido de que algún tecnicismo que le cruzaron por la cabeza sus funcionarios, explica la magia de estar entregando miles de casas diarias que nadie ve, para poder pasar de 800.000 viviendas, a 900.000, en solo unos días.
Ahora, si gana el oposicionismo, estaremos ante el resultado producto de la activación de un mero mecanismo de castigo hacia el gobierno por parte de sectores importantes de la población. Nada más, No habría ninguna idea que hubiera cautivado; tampoco ninguna estrategia sincera que hiciera factible el pensar en una política creíble y coherente para los siguientes años por parte de quienes hicieran oposición; solo ofrecimientos aislados. Solo promesas inarticuladas con la realidad.

Me preguntaban si había que ir a votar o no, y con sinceridad le respondo a quien me hizo la pregunta por este blog, que debemos ir a votar y escoger una opción; yo lo haré; iré a votar, y solo porque es el único "mecanismo" activo y existente en este momento (luego estarán las constituyentes y los revocatorios), para "modificar" el juego político  aunque solo sea para destrabarlo de a poco; desesperantemente de a poco. 

Por nada más voy a votar. No tapemos el Sol con un dedo.

El problema de la polarización que vivimos, está en que hacer esto que digo implica enviar un mensaje que se lee erradamente: "éste votó por la oposición porque apoya las ideas de estos, y desprecia absolutamente todo lo que el gobierno ha hecho". (o viceversa). ¿Ven el problema?: Hemos perdido la capacidad de conseguir puntos medios: No hay manera de decirle al gobierno "esto está bien, pero esto otro está muy mal; cámbialo o te saco del poder". Lo mismo con la oposición: "deja de despreciar todo lo que hace tu adversario; ha hecho algunas cosas buenas. Céntrate en ver como mejorarlas, y en cómo salir de las que son erradas; hazme una propuesta y veré si voto por ti". Por estas cosas, es que al final pareciera que éste no fue el turno del surgimiento de una tercera opción política equilibrada y honesta por donde se le mirase; tampoco la de un consenso político para procurar la despolarización de la sociedad, y con ello la del control de las terribles consecuencias que en términos de pobreza y  de violencia, tiene esto  para todos sin distinción.
El “círculo” debe cerrarse para poder avanzar, pues ocurre lo mismo que con un tornillo: Éste debe avanzar en un giro completo, para poder estar más cerca de ajusta y cumplir su función. Por ello, no vean el “círculo” solo bajo la percepción de la bidimensionalidad del espacio; obsérvenlo en su tercera dimensión; obsérvenlo con ojos de quien es capaz de “ver” una dimensión más que la mayoría, en el universo del tiempo y espacio donde las sociedad (que no sus individuos), se mueve y crece. Allí es donde se darían cuenta de que más que un circulo, es una espiral ascendente, de pocos grados de inclinación, y que por su tamaño enorme, resulta casi plana (y a veces hasta en bajada), para el ojo humano acostumbrando a lo pequeño y a lo inmediato.
Esta espiral que se nos muestra como un circulo a punto de cerrarse, en realidad nos debe recordar que aún no controlamos a nuestros políticos, y por ende, eso implica que ellos nos controlan a nosotros, en alusión directa al mantenimiento de castas sociales capaces de surgir y controlar al resto de la población, en un ejercicio más de sectarismo y precisamente, de injusticia social.
Por doquier vemos muestra de esta realidad en el mundo político venezolano; los discursos proferidos, insostenibles más allá de la burbuja de realidad donde viven debido al poder que detentan, permiten que lleguen hasta nuestros oídos, afirmaciones inauditas, que sin mucho análisis, son aceptadas por las mayorías, para su propia desgracia. Caso emblemático de esto, y de muy reciente data, nos viene de lo que decía el dirigente Jorge Rodríguez (PSUV), que podríamos catalogar en otro de esos caprichosos giros del irónico destino, como una legítima y muy conveniente para él, percepción de la realidad que es creída por muchos pese a estar bañada de la soberbia más pura y concentrada que época política haya visto en Venezuela:
“Esta es la fiesta de todos. La voz del pueblo es la voz de Dios. Acatamos la voz del pueblo, que es la voz de Dios”, expresó Rodríguez, en una transmisión de VTV.
(Diario Panorama; portal web; Política y Economía, 02:40 PM 05/12/2015)
Resulta que no hay mayor arrogancia que establecer una conexión directa entre Dios y un determinado pueblo, para apoyar una idea o una visión política en particular. Las implicaciones de tal falacia son enormes: Si “La voz del pueblo, es la voz de Dios”, entonces como ello “aplica” en Venezuela, debe “aplicar” también en los demás “pueblos” del planeta Tierra; de esa manera los Judíos tienen razón; igual que los árabes, los Chinos, o moviéndonos en el tiempo, el pueblo de la Alemania nazi, o el pueblo que apoya en la actualidad al movimiento terrorista ISIS. Todos resultan ser la voz de Dios, de acuerdo a la afirmación venida de un profesional de la Psiquiatría como lo es el Sr. Jorge Rodríguez, dirigente del PSUV.
“Así pues, la ligereza en las palabras desdice mucho de quienes las pronuncian”.
El “círculo” deberá cerrarse antes de que estas cosas pasen y den lugar a otras más avanzadas social y nacionalmente en el país.
Mientras, no veo ningún elemento que garantice que sustituir a diputados por otros en las actuales condiciones, y con las presentes concepciones sociales existentes, suponga una mejora neta; cuando más, marginal, y desde algunos ángulos de enfoque, más bien resulta en una “mejora” miserable.
Puntualmente les recuerdo que aunque el CNE demostrara a la prensa y al cuerpo de “acompañamiento” que el proceso de votación y totalización es transparente, no lo es así la manera en que se llegan a conseguir esas votaciones. Allí es donde está toda la trampa, y por cierto, toda la inmoralidad.
Queridos compatriotas, les digo que mientras Venezuela ha perdido la capacidad de activar constituyentes (al menos de la misma manera en que lo hizo para prepararse a solicitar el muy cercano ya en fecha referéndum revocatorio presidencial para el negligente de Maduro), lo cierto es que si interpretamos el sepulcral silencio en relación al tema hasta ahora, también puede leerse que la sociedad ha perdido en esa misma medida la posibilidad de afrontar sus propios errores, y con ello, el abrirse la oportunidad de cambiar y prosperar.
De una vez les digo que las elecciones de este 6 de Diciembre, deben mostrar cuantos “bachaqueros” e interesados en mantener el statu quo, existen en el país; de ello dependerá el triunfo chavista o el comienzo de la salida del escenario político del chavismo como movimiento mesiánico, que necesariamente deberá darle paso a algo más humilde, con mayor cantidad de líderes sociales, y menos “estrellas” políticas nacidas de los errores del fallecido presidente.

La sociedad toda deberá enfrentarse al predicamento de dilucidar si las largas colas, esta vez de votantes y no de bachaqueros, no sean solo esperanzados alineamientos de “marionetas” que van simplemente a elegir lo que los políticos quieren que elijamos.


Tengo fe. Se que no hay mal que dure 100 años; se que aprenderemos a tomar lo bueno de cada época política, y les sacaremos provecho. Sé que estamos llegando al tiempo de la incredulidad, y les digo que ello es bueno. No creer en nada de lo establecido, es el principio del comienzo de creer en algo nuevo. Así es la naturaleza humana. Así es la vida misma.