En verdad que pasan los días, y no sale elemento novedoso y optimista en Venezuela: El maltrato sistemático y depravado hacia todo el que se atreva a criticar y manifestar, por parte del gobierno, no hace más que marcar el compás de los últimos tiempos de la revolución malograda, porque no llegó a nacer y ver el sol de lo justo y digno.
Tantos muertos, tantos heridos, y tantos presos, dejan sin palabras a más de uno. Niños que apenas dan sus primeros pasos en la reflexión política, terminan a manos de los salvajes que gobiernan hoy, sometidos a los caprichos dictatoriales de un mujiquita levantado sobre la zalamería, al cetro presidencial. No hay excusa para evitar la dura consecuencia que se nos viene a todos como país encima.
Chávéz, que fue un fracaso como gobernante en términos de lo que pudo hacer y no hizo, se pondría las manos en la cabeza al ver el desparpajo con el cual su séquito de jala pelotas, se encargaron del parapeto gubernamental que dejó como legado.
Has fracasado estrepitosamente, Nicolas Maduro. Te has mostrado como el perfecto inútil hasta el sol de hoy, y con los muertos, heridos y presos que llevas en los hombros, ya no tienes perdón ni marcha atrás.
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