Es una paradoja estar frente a los
acontecimientos que de a poco fueron previstos
uno tras otro en este blog, producto
de las decisiones políticas de los que a la fuerza han retenido los poderes
públicos, y desear al mismo tiempo estar equivocado, pero no me está permitida
esa salida cómoda para lo que parece ser el humilde entendimiento de los
sucesos que ocurren en nuestro país.
A la luz de los acontecimientos recientes que
han buscado la retaliación política a lo interno de las empresas del estado,
hablar de justicia y de verdadero bolivarianismo, se han vuelto cosas
peligrosas. Mientras, no me ha quedado más opción que contemplar cómo el
gobierno autoimpuesto, da de trastabillazos y se aleja, -más rápido de lo que pareciera posible-, de los objetivos nacionales
que el sentido común recomiendan.
Desde su recientemente largo (pero poco productivo) peregrinar por Suramérica, pidiendo comida y asistencia
técnica para sembrar y producir alimentos, -como
si fuéramos unos inútiles incapaces de producir por nuestra cuenta con los
ingentes recursos humanos y técnicos disponibles autóctonamente, limitados únicamente
por la corrupción y la falta de disciplina organizativa-, mientras abría
nuestra cartera para llenar la de los industriales y comerciantes (nada
socialistas, por cierto, de la misma
manera en que lo hacia el fallecido Chávez), desde Brasil hasta Argentina,
comprando desde lecha hasta rollos de papel higiénico, como si del “Supermercado Suramérica” se tratase,
pasando por sus leoninas ratificaciones de tratados inauditables con algunas
naciones, o por la manera tan brusca, -para lo que debe ser un presidente-, al descalificar con el escatológico término
de basura, a quien ose emitir
denuncias y críticas a su gobierno o a su aparato inquisidor, (mantenido en el
poder ilegalmente al haber cerrado filas tras ese propósito todos aquellos
protagonistas directamente beneficiados por las mieles resultantes de tener a
la mano la chequera de petrodólares), nos encontramos ahora entonces con la
triste verdad que comienzan muchos a entender, pero con la cual es ya poco lo
que queda por hacer antes de entrar en una fase más difícil para el colectivo
nacional.
La alternativa opositora, pese a tener un
terreno llano frente a sí, no comprende la vía a construir, e insiste en el poco
afortunado juego comandado por quienes no dudarían en sustituir en sus
corruptos negocios, a los que hoy detentan ese poder.
Capriles no ha logrado aún sincronizar su
espíritu con el interés estratégico necesario para sacarnos del pantano de
donde Chávez no fue capaz de salir. La camisa del luchador social, aún le queda
grande a todos los que han intentado medírsela, cuando no es que le han pasado
por encima.
Nicolás se ha mostrado incapaz hasta el momento
de empuñar el timón nacional; su inmadurez como hombre llamado a administrar honorablemente
un puesto tan relevante, -pese a tener tantos poderes adosados ilegalmente-, no
deja mucha esperanza de cambios profundos y reales en el corto plazo, asumiendo
que continúe en el poder.
(Merece un comentario aparte, la forma patética
en que se ha manejado Nicolás a la hora de negociar con los grandes poderes económicos
venezolanos, comenzando con el emporio Polar: ponerse en el mismo plano del
empresario, dándole poder sobre la mesa de negociación, -incluso físicamente en
las posturas y posiciones elegidas-, acabó con sus posibilidades de imponer
justicia social y económica, al tiempo que le permitió al Sr. Mendoza, adquirir
puntos políticos.
Craso error, Sr. Presidente Maduro: ¿Quieres convertir a Mendoza en el fatídico Sebastián Piñera de Venezuela?
Ahora, de a poco, un periodo referendario puede
estarse abriendo en el país; desde la idea de un referéndum consultivo, pasando
por el llamado a constituyente, hasta llegar al revocatorio presidencial, en
menos de tres años, son instrumentos interesantes, que sin embargo, aún
aguardan por verificar si queda algún vestigio de legalidad sobre la cual
soportarlos, al tiempo que el gran problema para este periodo, es de hecho, la incapacidad mostrada por el colectivo para
utilizar alguna de estas herramientas.
Pero siempre hay
esperanza de cambio, y de haber aprendido de los errores.
Debo insistir en que el actual presidente de la
republica logró mantenerse en el poder mediante la argucia de dejar que el tiempo cansara a quienes le adversan, a la vez
que asumía la política oficial del desprecio hacia la disensión y la crítica,
independientemente de que fueran ciertas o no. Episodios recientes como el de
Mario Silva (conductor del degradado en el tiempo programa oficialista “La
Hojilla”), inquisidor tarifado por el gobierno para acabar con todos los “pecadores”
políticos e intelectuales propios y de
oposición, no dicen en realidad más de
lo que todos sabemos que ocurre a lo interno del gobierno y del circulo de
poder construido en torno a él durante más de 14 años.
A propósito de ese audio, les puedo decir con
total certeza, que no era necesario grabarlo o editarlo: Cualquiera en
Venezuela sabe que Cilia Flores es despótica; que Diosdado Cabello es
manipulador y lleva su propia agenda de intereses y negocios; que los cubanos
están metidos hasta el fondo en los asuntos internos venezolanos, -en función
claro está, de sus intereses antillanos-; que la familia de Chávez aún desea
mantener cuotas de poder, como si de un derecho de sucesión al trono monárquico
se tratara; que sectores de Brasil, Uruguay, Argentina, Guyana, Ecuador,
Nicaragua, Colombia, y de los demás países con intereses en nuestra nación,
mueven sus propios hilos a fin de conseguir las mejores tajadas económicas de
nuestra economía de puertos; que los ministros en el gobierno obedecen a sus
propios intereses, y que el mismísimo Chávez estaba secuestrado por la cuerda
de jala pelotas que de un año para otro, se levantaron como gobernantes disque legítimamente elegidos.
Cualquiera en Venezuela sabe que la inflación
nos está matando, mientras nos dedicamos a importar hasta rollos de papel
higiénico. Por supuesto, poco se dirá de eso, mientras los grifos del bolívar
falsamente fuerte, se mantengan abiertos para dar dadivas, que no terminan de resolver los verdaderos y
profundamente medulares problemas que nos aquejan.
De más está que hable
de los contrabandos de alimentos que de a poco han puesto de rodilla al
gobierno, obligándolo no a enfrentar el problema que han generado con la
incontrolable inflación y los precios de los productos básicos congelados desde
hace casi diez año, que los hacen traficables y susceptibles de permitir el
soborno a toda escala: desde las autoridades, hasta el pueblo llano que se presta
a la sinvergüencería contrabandista, con tal de ganar unos bolívares de esos “fuertes”.
El tiempo de las rectificaciones llegará, pero
no es ahora. Es el momento de sufrir, de ver como las buenas ideas que pudo Chávez
recoger, se terminan de convertir en instrumentos útiles, pero para atornillar
a la corrupción y al tercermundismo en nuestras instituciones, gobierno y
colectivo.
Ante eso, Nicolás Maduro, llegado a presidente
por las carambolas de la zalamería, poco tiene para ofrecer. Su conducta hasta
ahora lo demuestra. Ah, y no creas que hemos pasado por alto el asunto rocambolesco
del CNE: Te hiciste el loco y te fuiste con la “cabulla en la pata”: No era el reconteo de votos lo importante; era
el reconocimeitn0o de las múltiples irregularidades y actos ilegales que sistemáticamente
se cometieron para forzar el paupérrimo resultado obtenido.
Y sobre tu reciente afirmación: “No hay gringo que pueda venir aquí a
ordenar nada a nuestros oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana”,
(23/05/2013), te recuerdo yo: Que no haya cubano o extranjero alguno con
la habilidad que tu tan asertivamente le niegas a los Gringos.
En fin, es la hora de la corrupción social. La
hora del poder popular corrompido a sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario