domingo, 6 de enero de 2013

Un nuevo año, y esta vez para repasar lo que no debería postergarse.


Hay que decir lo que todos estamos pensando: Mientras que, (I): los políticos oficialistas dependientes directamente de un Hugo Chávez en el poder como vía segura para mantener y hasta incrementar sus propios tentáculos económicos y sus capacidades de influencia, se vuelven convenientemente “más chavistas que Chávez”, nos encontramos con que, (II): los oposicionistas siguen sin cambiar un ápice en sus ya más que probadas inconvenientes concepciones políticas, -anhelando viejos tiempos más que otra cosa-, y siguen incomprensiblemente aún sin cambiar a sus “dirigentes” mediáticos, pese a ser ellos los artífices de sus derrotas en seguidilla y sin fin, tratando obstinadamente de lanzarse al protagonismo, casi como esperando que las sobras del poder dejadas por los primeros, pudieran servirles a sus pequeños y segundones intereses alimenticios, por lo que nos encontramos, más allá de estos dos bandos visibles, (III): a un país que sigue demostrando su parálisis, como consecuencia directa de la dependencia intelectual y administrativa que ha mantenido durante 14 años de un solo líder, de un solo pensamiento, y de una sola fuente de ideas, no supeditado, -de paso-, en pleno a la constitución y la venezolanidad que se intuye, en ese verdadero colectivo que pensamos, somos todos.
Es en este cuadro donde una irritante, mohosa y torpe oposición, se espanta y gime porque el vicepresidente N. Maduro, ante esas peticiones mediáticas, -que no populares, ni originadas en asambleas de ciudadanos no conformes con la actuación del presidente y su gobierno-, no les dé él  oportunidad para ser protagonistas de algo que no sea el del papel de perdedores de cuanto proceso electoral se haga en el país.
Como si de un mal sueño se tratara entonces, parecieran estar esperando a que les abrieran las puertas de Miraflores y que con un brazo pasado sobre los hombros, les dijeran que todo fue un error, y que ellos, oposicionistas, tenían la razón.
Sigan soñando, mientras que sus seguidores, despiertan.    
Las convenientes y radicales declaraciones de Diosdado Cabello en contra de la oposición, al momento de ratificar su presidencia de la asamblea nacional, parecieran asombrar genuinamente al diputado Julio Borges, como si él no supiera que el mismo ocupa un curul en el mayor cenáculo de víboras que puede haber en Venezuela, y donde la zalamería hacia Chávez es el ya fétido menú de siempre.
Ahora, para completar el escenario de estos días, casi podemos ver con cansancio, como los bandos políticos se desgarran sus vestiduras cuando de la toma de posesión del presidente se trata; un universo político girando tan solo sobre una insulsa fecha, de la que no depende nada, al estar el país sujeto a los designios de una sola tolda política administrando todo el sistema de gobierno en Venezuela, secundado todo ello en apariencia por las recientes elecciones presidenciales y regionales, por lo que siempre habrá justificación para lo que haga falta hacer.
La esencia del alma escrita de la nación, -la constitución-, será irrelevante. Todo lo que tenga sentido ético, prudente y honorable, será irrelevante también.

Matizando todo cuanto ocurre, la aparentemente real enfermedad de Hugo Chávez, (del que nunca hemos visto una foto en su lecho de recuperación, pese a ser una figura pública, y a que esto no disminuye en lo absoluto nuestro deseo por su pronta recuperación…), debe ser lo primero a mencionar en esta reflexión que comparto con todos ustedes, porque creo que lo prudente es en este tiempo, el repasar con calma y cabeza fría, aquello que por lo menos, debe atenderse para comenzar realmente a enmendar lo que nos ha llevado a este atolladero existencia nacional que hemos descrito, y que no nos deja sacar un provecho neto de nada hecho por todos los gobiernos que han existido desde el siglo XX, y que no nos permite tampoco diseñar un futuro donde tal cosa pueda concretarse. Permítanme titularlas, al tiempo que las enumeramos:

1.-“La injusticia presidencial”:
Aunque como decíamos, deseemos su pronta recuperación, no podemos tapar “un sol” de nuestra realidad nacional con el dedo: Cualquier trabajador informal, cualquier empleado público, e incluso, cualquier militar o empleado bajo contratación colectiva, que compartiera la misma condición médica del presidente, desde hace rato habría acabado con la cobertura de su seguro HCM y estaría pasando por su respectivo infernal episodio hospitalario público, con un traslado mediante ambulancia alquilada, para terminar en cualquiera de nuestros centros asistenciales, viendo cómo hacen una colecta, un bingo, o un préstamo desesperado, venden el carro o aceptan injusticias, para seguir con el tratamiento que requerirían y mantener así alguna esperanza de recuperación. Pasar las de Caín seria el menor de los males.
Nuestro Sr presidente no tiene esas preocupaciones, mientras que miles en Venezuela si las tienen, y eso no es justo. Eso debe cambiar. El derecho a la salud es fundamental; tanto como las otras tres “patas” de la “mesa familiar” (Educación, trabajo y seguridad). Es necesario acabar con los privilegios políticos que también crean clases sociales, al momento de medir la capacidad de costear servicios médicos, cosa que tanto daño hace a la mera sensación de justicia en el país. El asunto claro está, no es condenar a Hugo Chávez  a pasar las mismas vicisitudes de cualquier mortal en Venezuela, sino elevar la calidad médico-asistencial en el país, a tal punto que ni el presidente requiriera algún trato especial y discriminatorio al compararlo con los demás, al llevarlo a cualquier parte del mundo, con los gastos que sean necesarios.

2.-“El Gran Reseteo”:
Como si de una computadora se tratase, que requiriera un reinicio ante la corrupción de las subrutinas, hay que empezar el cambio en el país desde varios flancos simultáneos, de manera que podamos cambiar las mentalidades:
I: Hay que partir de cero y elaborar un nuevo registro electoral; renovar todas las autoridades del CNE, mediante concursos y resultados apegados a la ley. Investigar y castigar a los responsables de actos de corrupción en los reiterados procesos de compras de insumos y maquinarias electorales.
II: Se debe implementar una nueva cedula de identidad nacional, al tiempo que se retira del concepto de ciudadanía por nacimiento a aquellos ciudadanos que no puedan demostrar su origen, debido a que en realidad no nacieron el Venezuela, y solo lograron el documento por las debilidades que tal proceso ha exigido hasta el presente, y que permites irregularidades y corruptelas (por ello pasarían a ser nacionalizados y bienvenidos dichos ciudadanos venidos de otras tierras);
III: Hay que plantear un periodo especial de justicia, que permita ponerla al día en 2 años. Un escenario factible es garantizar la vida de los magistrados y su salida del país mediante convenios con otros países para garantizar la integridad de sus familias, previa selección de estos mediante los mecanismos transparentes de la misma ley; sacar a las fuerzas policiales elites de sus residencias en barrios o urbanizaciones que estén desprotegidas, con la misma finalidad que para los magistrados, (la seguridad). No se trata de extremismo en este sentido; es solo el reflejo de la situación que existe ya, y que el mismo Bolívar advertía en su momento: "La impunidad de los delitos hace que éstos se cometan con más frecuencia: al fin llega el caso en que el castigo no basta para reprimirlos".
Las cárceles deberán ser renovadas, y toda estructura de poder interna por parte de los procesados, abolida; se les deberá asignar trabajos que permitan a estos mantener a sus familias.

IV: Detener todo endeudamiento externo que no sea para programas sociales urgentes o básicos, que al momento seamos incapaces de financiar debido a los errores arrastrados hasta el presente, únicamente dentro de un periodo breve de transición hacia la autonomía económica, excluyendo así cualquier programa social que pueda entenderse como dadivoso y políticamente oportunista. La prioridad absoluta debe ser la autosuficiencia, mediante la renta petrolera y los impuestos justos (Ello implica eliminar el IVA, que es el peor de todos,  al afectar por igual a ricos y pobres)

3.- ·El Desmontaje”:
La experiencia de estos años ha demostrado con claridad que se debe unificar en una sola estructura el aparato de servicios públicos, desmontando el paralelismo creado por el actual gobierno entre el llamado poder popular (que no es tal en su cabalidad, pues igualmente toda acción final depende de decisiones políticas de altos niveles, que son administradas luego por entes públicos de menor envergadura, que ven en ello a su vez oportunidad de sacar dividendos políticos, mientras que los llamados consejos comunales, solo son validos si pertenecen a la tolda política del presidente en ejercicio), y los demás poderes y estructuras administrativas constitucionales, (sea nacional, estadal o municipal), que logre con ello atender al ciudadano y a los grupos de estos, de manera íntegra, rápida y honesta; es decir, eliminando la corrupción y la impunidad ante esta.

4.- “El Seguimiento”:
Hay que reimponer el orden establecido en la constitución y las leyes nacionales, y bajar así la impunidad, la sensación de indefensión, y la inseguridad galopante, mediante las mencionadas acciones policiales contundentes que vayan más allá de lo meramente preventivo. Un cambio radical es necesario, mas allá de la buena iniciativa, -pero imperfecta y expuesta a las mismas raíces corruptivas vigentes en el país-, de la Policía Nacional Bolivariana, a fin de librarnos de esa impunidad que corroe y distorsiona todo sentido de justicia. El ciudadano deberá ser educado acerca de sus deberes, y de sus derechos. En pocas palabras: Todos a ponerse derechos.


5.- “La Recuperación Territorial”:
Es hora de reactivar todos los reclamos en proceso por asuntos limítrofes que han quedado congelados en el tiempo, debido a omisiones, negligencias, conveniencias y traiciones a la patria, siguiendo con este plan de recuperación una clara estrategia de establecer las fronteras históricamente comprobables a favor de nuestro país: El Esequibo y el Golfo, en principio.

6.-“Curar el sistema de salud”:
Establecer un verdadero sistema integrado de atención y cura a nivel nacional, gratuito para quienes no tengan, y de un costo módico para quienes posean, libre de trabas burocráticas, injerencias extranjeras innecesarias cuando la hubiere, clientelismo de cualquier naturaleza, y exceso de burocracia, fortaleciendo en el proceso el espíritu del servidor público de la salud; su prestigio, remuneración y respeto como elemento fundamental de la nación.

7.-“La Revenezolanización”:
Reconquistar al país; redescubrir nuestra identidad; reasumir los valores morales y republicanos que nuestros libertadores legaron y que están reflejadas sin necesidad de interpretaciones mayores en la constitución; educar a nuestros niños sobre el significado de nacer y vivir en esta tierra venezolana; reencontrarnos con el amor a Dios y al territorio que nos ha obsequiado para desarrollarnos, para ser libres, para ser hombre y mujeres de bien.

Decidan pues, o posterguen todo esto un año más.

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