Hay que decir lo que todos estamos pensando: Mientras que, (I): los políticos oficialistas dependientes
directamente de un Hugo Chávez en el poder como vía segura para mantener y hasta
incrementar sus propios tentáculos económicos y sus capacidades de influencia, se vuelven convenientemente “más chavistas
que Chávez”, nos encontramos con que, (II):
los oposicionistas siguen sin cambiar un ápice en sus ya más que probadas inconvenientes
concepciones políticas, -anhelando viejos tiempos más que otra cosa-, y siguen incomprensiblemente
aún sin cambiar a sus “dirigentes” mediáticos, pese a ser ellos los artífices
de sus derrotas en seguidilla y sin fin, tratando obstinadamente de lanzarse al
protagonismo, casi como esperando que las sobras del poder dejadas por los
primeros, pudieran servirles a sus pequeños y segundones intereses alimenticios,
por lo que nos encontramos, más allá de estos dos bandos visibles, (III): a un país que sigue demostrando
su parálisis, como consecuencia directa de la dependencia intelectual y
administrativa que ha mantenido durante 14 años de un solo líder, de un solo
pensamiento, y de una sola fuente de ideas, no supeditado, -de paso-, en pleno
a la constitución y la venezolanidad que se intuye,
en ese verdadero colectivo que pensamos,
somos todos.
Es en este cuadro donde una irritante, mohosa y torpe oposición, se espanta
y gime porque el vicepresidente N. Maduro, ante esas peticiones mediáticas, -que no populares, ni originadas en asambleas
de ciudadanos no conformes con la actuación del presidente y su gobierno-,
no les dé él oportunidad para ser
protagonistas de algo que no sea el del papel de perdedores de cuanto proceso
electoral se haga en el país.
Como si de un mal sueño se tratara entonces, parecieran estar esperando a
que les abrieran las puertas de Miraflores y que con un brazo pasado sobre los
hombros, les dijeran que todo fue un error, y que ellos, oposicionistas, tenían
la razón.
Sigan soñando, mientras que
sus seguidores, despiertan.
Las convenientes y radicales declaraciones de Diosdado Cabello en contra de
la oposición, al momento de ratificar su presidencia de la asamblea nacional,
parecieran asombrar genuinamente al diputado Julio Borges, como si él no
supiera que el mismo ocupa un curul en el mayor cenáculo de víboras que puede
haber en Venezuela, y donde la zalamería hacia Chávez es el ya fétido menú de
siempre.
Ahora, para completar el escenario de estos días, casi podemos ver con
cansancio, como los bandos políticos se desgarran sus vestiduras cuando de la
toma de posesión del presidente se trata; un universo político girando tan solo
sobre una insulsa fecha, de la que no
depende nada, al estar el país sujeto a los designios de una sola tolda
política administrando todo el sistema de gobierno en Venezuela, secundado todo
ello en apariencia por las recientes elecciones presidenciales y regionales,
por lo que siempre habrá justificación para lo que haga falta hacer.
La esencia del alma escrita de la nación, -la constitución-, será irrelevante. Todo lo que tenga sentido ético,
prudente y honorable, será irrelevante también.
Matizando todo cuanto ocurre, la aparentemente real enfermedad de Hugo
Chávez, (del que nunca hemos visto una
foto en su lecho de recuperación, pese a ser una figura pública, y a que esto
no disminuye en lo absoluto nuestro deseo por su pronta recuperación…), debe
ser lo primero a mencionar en esta reflexión que comparto con todos ustedes,
porque creo que lo prudente es en este tiempo, el repasar con calma y cabeza
fría, aquello que por lo menos, debe atenderse para comenzar realmente a
enmendar lo que nos ha llevado a este atolladero existencia nacional que hemos
descrito, y que no nos deja sacar un provecho neto de nada hecho por todos los
gobiernos que han existido desde el siglo XX, y que no nos permite tampoco diseñar
un futuro donde tal cosa pueda concretarse. Permítanme titularlas, al tiempo
que las enumeramos:
1.-“La injusticia
presidencial”:
Aunque como decíamos, deseemos su pronta recuperación, no podemos tapar “un
sol” de nuestra realidad nacional con el dedo: Cualquier trabajador informal,
cualquier empleado público, e incluso, cualquier militar o empleado bajo
contratación colectiva, que compartiera la misma condición médica del
presidente, desde hace rato habría
acabado con la cobertura de su seguro HCM y estaría pasando por su respectivo infernal
episodio hospitalario público, con un traslado mediante ambulancia
alquilada, para terminar en cualquiera de nuestros centros asistenciales,
viendo cómo hacen una colecta, un bingo, o un préstamo desesperado, venden el
carro o aceptan injusticias, para seguir con el tratamiento que requerirían y
mantener así alguna esperanza de recuperación. Pasar las de Caín seria el menor
de los males.
Nuestro Sr presidente no tiene esas preocupaciones, mientras que miles en
Venezuela si las tienen, y eso no es justo. Eso debe cambiar. El derecho a la
salud es fundamental; tanto como las otras tres “patas” de la “mesa familiar” (Educación, trabajo y seguridad). Es
necesario acabar con los privilegios políticos que también crean clases
sociales, al momento de medir la capacidad de costear servicios médicos, cosa
que tanto daño hace a la mera sensación de justicia en el país. El asunto claro está, no es condenar a Hugo
Chávez a pasar las mismas vicisitudes de
cualquier mortal en Venezuela, sino elevar la calidad médico-asistencial en el país,
a tal punto que ni el presidente requiriera algún trato especial y
discriminatorio al compararlo con los demás, al llevarlo a cualquier parte del
mundo, con los gastos que sean necesarios.
2.-“El Gran Reseteo”:
Como si de una computadora se tratase, que requiriera un reinicio ante la
corrupción de las subrutinas, hay que empezar el cambio en el país desde varios
flancos simultáneos, de manera que podamos cambiar las mentalidades:
I: Hay que partir de cero y elaborar un nuevo
registro electoral; renovar todas las autoridades del CNE, mediante concursos y
resultados apegados a la ley. Investigar y castigar a los responsables de actos
de corrupción en los reiterados procesos de compras de insumos y maquinarias
electorales.
II: Se debe implementar una nueva cedula de identidad
nacional, al tiempo que se retira del concepto de ciudadanía por nacimiento a
aquellos ciudadanos que no puedan demostrar su origen, debido a que en realidad no nacieron el Venezuela, y solo lograron el
documento por las debilidades que tal proceso ha exigido hasta el presente, y
que permites irregularidades y corruptelas (por ello pasarían a ser
nacionalizados y bienvenidos dichos ciudadanos venidos de otras tierras);
III: Hay que plantear un periodo especial de
justicia, que permita ponerla al día en 2 años. Un escenario factible es garantizar
la vida de los magistrados y su salida del país mediante convenios con otros países
para garantizar la integridad de sus familias, previa selección de estos
mediante los mecanismos transparentes de la misma ley; sacar a las fuerzas
policiales elites de sus residencias en barrios o urbanizaciones que estén desprotegidas,
con la misma finalidad que para los magistrados, (la seguridad). No se trata de
extremismo en este sentido; es solo el reflejo de la situación que existe ya, y
que el mismo Bolívar advertía en su momento: "La impunidad de los delitos hace que éstos se cometan con más
frecuencia: al fin llega el caso en que
el castigo no basta para reprimirlos".
Las cárceles deberán ser renovadas, y toda estructura de poder interna por
parte de los procesados, abolida; se les deberá asignar trabajos que permitan a
estos mantener a sus familias.
IV: Detener todo endeudamiento externo que no sea
para programas sociales urgentes o básicos, que al momento seamos incapaces
de financiar debido a los errores arrastrados hasta el presente, únicamente
dentro de un periodo breve de transición hacia la autonomía económica, excluyendo así cualquier programa social que
pueda entenderse como dadivoso y políticamente oportunista. La prioridad
absoluta debe ser la autosuficiencia, mediante la renta petrolera y los
impuestos justos (Ello implica eliminar el IVA, que es el peor de todos, al afectar por igual a ricos y pobres)
3.- ·El Desmontaje”:
La experiencia de estos años ha demostrado con claridad que se debe unificar
en una sola estructura el aparato de servicios públicos, desmontando el
paralelismo creado por el actual gobierno entre el llamado poder popular (que no es tal en su cabalidad, pues
igualmente toda acción final depende de decisiones políticas de altos niveles,
que son administradas luego por entes públicos
de menor envergadura, que ven en ello a su vez oportunidad de sacar dividendos políticos,
mientras que los llamados consejos comunales, solo son validos si pertenecen a
la tolda política del presidente en ejercicio), y los demás poderes y
estructuras administrativas constitucionales, (sea nacional, estadal o
municipal), que logre con ello atender
al ciudadano y a los grupos de estos, de manera íntegra, rápida y honesta; es
decir, eliminando la corrupción y la impunidad ante esta.
4.- “El Seguimiento”:
Hay que reimponer el orden establecido en la constitución y las leyes
nacionales, y bajar así la impunidad, la sensación de indefensión, y la
inseguridad galopante, mediante las mencionadas acciones policiales contundentes
que vayan más allá de lo meramente preventivo. Un cambio radical es necesario,
mas allá de la buena iniciativa, -pero imperfecta y expuesta a las mismas raíces
corruptivas vigentes en el país-, de la Policía Nacional Bolivariana, a fin de
librarnos de esa impunidad que corroe y distorsiona todo sentido de justicia.
El ciudadano deberá ser educado acerca de sus deberes, y de sus derechos. En
pocas palabras: Todos a ponerse derechos.
5.- “La Recuperación Territorial”:
Es hora de reactivar todos los reclamos en proceso por asuntos limítrofes
que han quedado congelados en el tiempo, debido a omisiones, negligencias, conveniencias
y traiciones a la patria, siguiendo con este plan de recuperación una clara
estrategia de establecer las fronteras históricamente comprobables a favor de
nuestro país: El Esequibo y el Golfo, en principio.
6.-“Curar el sistema de
salud”:
Establecer un verdadero sistema integrado de atención y cura a nivel
nacional, gratuito para quienes no tengan, y de un costo módico para quienes
posean, libre de trabas burocráticas, injerencias extranjeras innecesarias
cuando la hubiere, clientelismo de cualquier naturaleza, y exceso de
burocracia, fortaleciendo en el proceso
el espíritu del servidor público de la salud; su prestigio, remuneración y
respeto como elemento fundamental de la nación.
7.-“La Revenezolanización”:
Reconquistar al país;
redescubrir nuestra identidad; reasumir los valores morales y republicanos que
nuestros libertadores legaron y que están reflejadas sin necesidad de
interpretaciones mayores en la constitución; educar a nuestros niños sobre el
significado de nacer y vivir en esta tierra venezolana; reencontrarnos con el
amor a Dios y al territorio que nos ha obsequiado para desarrollarnos, para ser
libres, para ser hombre y mujeres de bien.
Decidan pues, o posterguen todo esto un año más.