sábado, 30 de octubre de 2010

Hacia el país de potente estrategia (II).

(Este tema lo iniciamos en el blog, el 16 de noviembre de 2009).

Hace ya casi un año que comenzamos a hablar sobre estrategias; en ese tiempo trascurrido, sin duda podríamos decir que ha pasado mucha “agua” bajo el “puente” de la nación; ese puente que quizás, en vez de usarlo para pasar hacia una sociedad más congruente y prospera con decidida marcha, lo utilizamos para vivir en su estrecha y vieja estructura, viendo como justo debajo de nosotros, se desperdician las oportunidades, y el petróleo que mal oliente y derrochado, impregna desde el siglo pasado a nuestra sociedad, perezosa y cómoda. Lo hemos comentado innumerablemente, pero no hay manera de evadir el tema, sin que esto de ninguna manera suponga un arrojar de toalla, como si de perdedores se tratara. El éxito, pese a todo, lo tenemos en nuestras narices.

Volvamos entonces a ese largo y complejo, pero interesante tema que constituye las planificaciones estratégicas; dejemos a un lado las políticas sin consenso y las mentalidades populistas e inmediatistas, de sólo paños calientes, que únicamente han servido para demostrarnos por donde a veces no hay que seguir. ¡Es hora ya!

No pretendo con esta entrada al blog, -ni de lejos-, cometer el estúpido error de señalar, cual “Mesías político” o “adalid de la venezolanidad”, el camino glorioso que nos lleve a las cumbres épicas de la felicidad.

Los asuntos referidos a la planificación estratégica, pasan necesariamente por el consenso y la aprobación de la mayoría que deba decidir.

Otra cosa es cuando hablamos sobre qué alternativas tenemos para identificar prioridades, en términos del establecimiento de políticas claras, líneas de desarrollo, infraestructura investigativa, tecnológica e industrial, y por esto, si quisiera mediante algunos ejemplos, mostrarles lo que si podría convenir fabricar, previo diseño autóctono, y permitir con ello, un crecimiento real e inteligente del país, que claro está, conlleva también el de todos nosotros como colectivo trabajador, implicando con esto a su vez, el de cada persona con la sensatez para esforzarse, prepararse, defender sus deberes/derechos, y trabajar.

Hace un tiempo les decía lo importante que es para la sociedad, el innovar, el crear, el hacer algo con sus propias manos, y sentirse orgullosa de eso. Definitivamente:

¡Nos hace falta sentirnos vivos!

Como ven, el tema es decididamente extenso, y aquí no puedo más que tocarlo puntualmente en aquellos aspectos que considero claves a desarrollar. En todo caso, el humilde anhelo de quien esto escribe, es esbozarles un camino que considero distinto al que hemos tomado; Es necesario un camino que se perciba con sencillez, que sea comprendido por todos, y sea así duradero en sus resultados y beneficioso en sus dividendos, que más que monetarios, son en realidad sociales, económicos y estratégicos, verificables de acuerdo a la proyección inicial, en los muchos hitos de control establecidos para ello. Veámoslo por partes.

Es necesario entonces desglosarlo de la siguiente manera para definir con claridad no sólo lo que será necesario establecer, sino también lo que no deberá hacerse, y precisar así los seguros y controlables pasos básicos que tendrá cualquier proyecto estratégico que nos propongamos:

1.-El Estado exclusivamente como controlador-garante legal, inversor y estimulante de la innovación y el desarrollo industrial: invierte para hacer crecer, no para ganar dinero. Invierte evitando la usura y la acumulación de poder.

Se apoyará exclusivamente en las políticas emanadas de la constitución y su venezolanidad, por lo cual, no podrá tener matices políticos que lo asocien a ningún gobierno de turno.

El estado republicano, democrático, justo y soberano, será su única imagen valida, claramente comprendida por todos, en la sociedad venezolana.

Se puede basar en la idea de los decálogos de acción que les he mencionado; en este caso, el decálogo de lo económico (tercero de los cuatro aspectos básicos, relacionado con la mesa familiar venezolana: El trabajo).

Esto en general, debería incluir:

A.- El fortalecimiento del sector petrolero, en términos de capacidad productora, tecnología autóctona y agresiva pero honesta exportación de nuestras capacidades de producción, con fines de apoyo internacional y dividendos económicos racionales, como piedra angular de nuestra economía actual, que contará rigurosamente con fecha de término, para el despegue del resto del aparato productivo.

La dependencia del petróleo por el mundo, (y nuestra posibilidad de obtener ganancias honestas con ello), se mantendrá, en tanto las demás tecnologías de convertir energía en trabajo, sean más caras de construir, adquirir y mantener, que los fiables, baratos y simples, motores de gasolina, gasoil y gas, (mas si consideramos que los mal llamados países subdesarrollados y emergentes, con nuestras limitaciones, somos mayoría en el planeta, y seguiremos requiriéndolos).

B.- La creación de consejos multidisciplinaríos de planificación estratégica, ad honoren, orientados a diseñar los pasos que deben crear las directrices fundamentales en cada uno de los vectores de desarrollo, y actuar de nodos que interconecten los requerimientos generales de lo planificado, al mismo tiempo que facilitan el desmontaje de la tecno-burocracia parásita, donde sabemos, se enquistan las peores practicas corruptas entre los venezolanos y extranjeros que habitan aquí.

C.- La implementación definitiva de los centros de investigación y desarrollo.

D.- El estimulo sistemático y creciente de las facilidades de exportación.

E.- El establecimiento de una industria y una fuente de desarrollo tecnológico coherente distribuido por todo el país, obedeciendo a los consejos creados, con la meta de establecer la autonomía y la verdadera soberanía en los campos agrícolas, médicos, metalmecánico, y electrónico.

F.- La aplicación irrestricta y severa de las leyes en vigencia, como única manera aceptada de crear la confianza de “arranque y mantenimiento” que requiere la nación y su sociedad republicana. De esto deducimos que en la planificación estratégica que mencionamos, deberá estar operando el aparato jurídico venezolano, así como el legislativo y militar, dado que en las primeras de cambio, los servicios policiales del país deberán sufrir de una reestructuración medular, cuya purga implícita desalojará a más de un funcionario de su trabajo, por razones de justicia y procedimiento.

G.- No apoyaremos ni propiciaremos lo que convenga a algún sector productivo particular como generador de ganancia desmedidas únicamente, y donde centros alternos de poder político o económico puedan surgir mas allá de lo constitucionalmente establecido; permitiremos lo que necesitamos para alcanzar mayor beneficio social, en términos de las cuatro patas de la mesa de la que hemos hablado, sin que ello impida en justo y comedido enriquecimiento de quienes participen en cada actividad.

2.-Lo que debemos producir y fabricar. Tenemos que establecer una lista racional, modesta y lógica de lo que haremos, en cada una de las etapas concatenadas que deben existir, con plazos, metas y costos establecidos previamente, sin modificaciones que no obedezcan a consensos y recomendaciones de los consejos nacionales; debemos entender que de nada sirve comprar una licencia de algún componente o maquina o equipo completo(un automóvil, un camión o un tractor, por ejemplo), y ponernos como locos a producirlo, pagando regalías por cada unidad fabricada, o quizás apenas ensamblada, mientras nos felicitamos por nuestros ilusorios logros. En esto descansa uno de los aspectos que nos permitirán ser autónomos, y no sólo por lo que fabriquemos, sino con qué componentes los fabricamos. Permítanme explicarles: Si vamos a fabricar un vehículo de carga básico, los componentes claves deberán ser de patente propia; es decir, deberemos diseñarlo y construirlo nosotros mismos, sin requerir de licencias extranjeras. Esto es fundamental. La verdadera soberanía oculta, esta justo allí. Por eso es importante entonces contemplar al unísono de esta intención estratégica de construcción, -como les decía ya en el punto “C”-, la implantación de los Centros Nacionales de Desarrollo Tecnológicos, (CNDeTec´s, si me permiten darles nombre; se pronunciaría “cendetecs”, en el caso plural. Cendetec para cada uno), presupuestados exclusivamente por el estado, y que distribuidos por todo el país, (esto lo mencionamos hace un tiempo también), se dediquen al desarrollo, con nuestros propios científicos y profesionales de las ramas necesarias, del diseño autóctono que nos permita entonces fabricar sin depender de las mencionadas patentes y de los intereses en términos de dividendos económicos esperados por cualquier inversión privada en este sentido. De poco servirá construir un carro, si su motor, electrónica y transmisión son importadas o dependen de una patente a la que hay que pagarle por cada unidad construida, o peor, para la cual nos veamos atados y obligados a importar el componente, limitándonos al mismo tiempo ante cualquier oportunidad de exportación.

Estos centros se dedicarán a proyectos específicos, absorbiendo para ello, de nuestras universidades, institutos y becados en el extranjero, las mentes y capacidades necesarias para partir de cero. Tal como lo leen: ¡Partir de cero! Será la única manera de convertir nuestros minerales, recursos y energía, en productos literalmente 100% venezolanos, capaces entonces de competir en términos ventajosos, con lo que antes importábamos y que terminaba drenando todos nuestros recursos, capacidades y moral. Permítanme aclararles que en mi humilde opinión, las instituciones educativas vigentes poseen muchos vicios que resultarían ser lastres en esta nueva estrategia; por eso una de las razones de los nuevos centros, casados con la ley desde el principio, sin distracciones.

Dicho esto, les doy un ejemplo de lo que harán estos centros: Una de las cosas básicas que considero debemos crear, son motores de combustión interna; las maquinas de un país petrolero deben comenzar moviéndose con la mencionada combustión interna. Olvídense de modernismos innecesarios, como los autos híbridos o eléctricos al cien por ciento: de esa manera, solo lograremos seguir dependientes. Quizás en otra etapa, pero no en definitiva, para comenzar.

Deberemos crear unidades (automóviles familiares, vehículos de carga y de trasporte público), quizás de cuatro y seis cilindros, de gasolina y diesel o gas. Así, uniendo los elementos, para lo cual se trabaja simultáneamente, uno de estos centros se dedicará a su diseño y construcción; otro centro diseñara y elaborará los componentes eléctricos y electrónicos necesarios; otro centro desarrollará y construirá las trasmisiones, mientras que otro se dedica a integrar los resultados de los anteriores en unas maquinas viables de construir y mantener en el país.

Misma metodología resultaría para otras metas dentro de la estrategia: computadoras, electrodomésticos, maquinaria petrolera, pesada y agrícola, así como equipos básicos de salud.

Lo primero será entonces: Motores de combustible y eléctricos, vehículos básicos, electrodomésticos básicos, medicinas, maquinarias para el agro y la industria manufacturera y petrolera.

El tema agrícola y pecuario merece mención aparte, pues el verdadero éxito vendrá de una producción agrícola con asesoramiento y financiamiento propio, autóctono, coherente y permanente en el tiempo, con planes de desarrollo cuya duración necesariamente cubra más de un periodo presidencial, a fin de sustraerlo de la diatriba política del momento.

No se necesita en general, grandes, suntuosos (y perjudiciales) acuerdos internacionales, para traer expertos extranjeros en el campo agrícola, teniendo acá miles de técnicos e ingenieros agrónomos altamente calificados, que han dedicado a veces toda su vida, buscando mejorar nuestro conocimiento y tecnología, sin que la política estatal o gubernamental, los reconociese y sobretodo, se dedicase a implementar lo aprendido.

Me disculpan los señores “especialistas” de otras nacionalidades que han venido a raíz de algunos de esos torpes convenios gubernamentales en medio de la reincidente miopía de la bonanza petrolera (no económica), pero déjenme decirles que ellos no saben más que nosotros, de por ejemplo, palma aceitera, sólo por darles un rubro especifico. (No hablemos de los innecesarios acuerdos internacionales para construcción de viviendas en el país, porque el tema me da nauseas).

En fin, lo segundo a producir, para esas siguientes etapas mencionadas, puede estar relacionado a:

I.- La industria naval;

II.- La aviación civil y militar (esta última puede pagar más y por más tiempo en términos de presupuestos necesarios, con fines de defensa nacional).

III.- La industria bélica básica: municiones, y armamento ligero. Cero exportaciones en este rubro.

IV.- Los explosivos para la industria minera y de construcción, incrementando las capacidades de CAVIM.

V.- La conexión ferroviaria nacional, que pueda por su durabilidad y capacidad de trasporte, servir de recurso económico para el traslado de todos los insumos que produzcamos.

3.-La celosa interconexión entre los pasos iniciales y los pasos sucesivos. Espero que tengan idea, queridos compatriotas, de lo importante que resulta la continuidad en los planes de desarrollo nacional: Allí estriba la más importante de las estrategias a asumir y practicar: La de la persistencia.

4.-Lo que podemos importar y hasta cuando.

Creo que resulta obvio que no podemos seguir importando al errático y compulsivo ritmo que llevamos, propiciando más bien el desarrollo de los países a los que compramos. Lo primero entonces será mantener la adquisición de aquello que necesitamos para producir las cosas iniciales; luego, sólo serán los componentes de “nivel 2” en complejidad que estemos por desarrollar, y finalmente, sólo aquello que consideremos no practico estratégica, económica o políticamente, para producir aquí.

5.-Las divisas extranjeras: Debe haber un control, primero preventivo, y luego racional en su distribución (la de las divisas), control que será eventualmente desmantelado, en la justa medida en que la confianza efectiva, producto de la sindéresis jurídica y política, y una verdadera y seria “ley anti-fuga de capitales”, se vayan exitosa y solidamente, aplicando. El Norte en este asunto debe ser simple: Las divisas producto del negocio petrolero, deben servir como herramienta de inversión esencialmente en Venezuela. Su circulación en un sistema bancario ético, claro y regulado, pasa a ser fundamental, haciendo innecesaria en general, la inversión extranjera.

Tenemos que deslastrarnos de esas creencias tercermundistas que relacionan el desarrollo de un país, a los recursos que proviene de otras naciones o instituciones. (Que indudablemente regresarán a su “fuente” de origen con las convenientes ganancias por los intereses aplicados).

6.-Los petrodólares como única fuente de financiamiento. Como decíamos, no es necesario el endeudamiento foráneo, a condición de que el inmenso caudal de recursos que nos ingresa vía industria petrolera, se administre correctamente. De hecho, contamos con suficientes recursos para convertirnos en proveedores de apoyo económico (con ganancias en varios sentidos, y siempre con el consenso nacional y la honestidad por delante), para el desarrollo social de otras naciones.

Los proyectos sólidos como rocas graníticas, esbozados en el crisol de la planificación estratégica, requerirán estas y muchas otras cosas aun por considerar. En fin, posiblemente podríamos seguir adentrándonos en este tema, pero como esto es sólo un humilde blog, y no un libro sabelotodo (!), ni yo soy un político (!), ¡démosle un respiro!

Si quisiera antes de culminar, hacerles una pregunta:

¿Para que molestarnos con todo esto?

Me permitiré decirles que la respuesta a esto viene dada por la dirección que nos indica que no existe autonomía, ni confianza, ni autoestima, donde, (a parte de que las leyes no se respetan), no se fabrica mayor cosa, y los alimentos vienen en su mayoría del exterior, comprados con el petróleo que nadie produjo. Para colmo, lo sacamos casi sin esfuerzo, como decíamos al principio.

En definitiva, la respuesta a esta pregunta, si nace de la conciencia colectiva, de esa mayoría que construirá el camino hacia una sociedad republicana, coherente y prospera. No será de otra manera en que construiremos el país de potente estrategia; ese país que podremos definir por primera vez como país desarrollado.

El desarrollo no es un concepto que se compra en alguna parte: Tiene que trabajarse y sudarse en el material mas difícil de esculpir: La conciencia de los individuos y su sociedad.

sábado, 23 de octubre de 2010

La metra en el pote.

Haciendo con este titulo alusión a la también conocida por los niños en otras latitudes como canica, situada esta convenientemente dentro de un envase, quería ilustrar con ello la analogía entre ese incomodo estruendo que produciría al alojarla dentro de un tonel o barril de acero que se agitara violentamente, (“escándalo” que no ocurría si el barril estuviera lleno de “algo”), y nuestra nación de débil identidad republicana.

Permítanme describir el escenario y los protagonistas.

Tiene que ver en esencia con los liderazgos presentes y la nación propiamente dicha.

Sabemos que en Venezuela sólo hay un liderazgo dominando, independientemente de que sea bueno, neutro o malo. De hecho, nuestro país, -como otros-, siempre ha sido nación de sólo un líder por vez. Las visiones de líderes confrontados, están severamente circunscritas a periodos electorales y algunas excepciones históricas, más propias de momentos de fundación de naciones que de otra cosa. De resto, los líderes “chinchorrean” en la cúspide del poder en Venezuela, definido esto en la presidencia misma de la republica.

Obviamente, se levantan en ocasiones líderes mas carismáticos que otros, como sucede en la actualidad, donde el encumbramiento ha sido tal, que cualquier otro potencial o real líder, ha quedado disminuido a la expresión mínima observable, ¡gracias a Dios!

Lo digo así porque saben que Venezuela tiene que levantarse a si misma; esa queridos compatriotas, sería la única acción socialista real, la única acción popular verdadera que lograría construir algo. Todo lo demás, esta sujeto a la decisión colectiva, como sociedad coherente, de aferrarse a la constitución y las leyes.

Mencionado esto, digamos entonces que la nación viene a ser el pote, el envase, donde la metra (la canica), pude sonar y ensordecer a quienes “adentro” desperdigadamente estuvieran.

Recuerden las partes: La metra solitaria es el líder. El pote es el país. El espacio vacío dentro del pote, es la ausencia de venezolanidad, donde habitan, en distintos niveles de desorden, injusticias e incoherencias, los venezolanos y extranjeros en este territorio.

La analogía viene entonces dada porque:

1.- Mientras más “vacío” este el pote, más facilidad tendrá la metra para proyectarse con diferentes fuerzas y vectores, hacia las paredes del envase, y más ruido, por más tiempo, será capaz de hacer.

2.-Como el vacío dentro del pote viene dado por la ausencia de la venezolanidad, entendemos que la debilidad como sociedad republicana es justamente la que permite el ensordecedor escándalo de quien se erija como líder-presidente, pudiendo éste, con la complacencia, -o la incapacidad de la sociedad para controlarlo-, lograr que en su papel de “conciencia y voz infalible de la nación”, pueda efectuar lo que se le venga en gana.

No olviden que esto ya ha ocurrido en el pasado, y en muchas partes del mundo. Caso claro y aleccionador lo es el de Argentina con su antiguo líder y presidente Perón, quien marcó una época y una etapa que aún le sobrevive, lo que propició llegado su momento, el surgimiento de una dictadura, la posterior carnicería y acomplejamiento de un pueblo en una guerra con Inglaterra, y el levantamiento de figuras políticas a la sombra de la ahora imagen idílica pero nunca real de un hombre (Perón), que surgió no por poseer capacidades sobrenaturales de súper héroe, sino por nacer con el don de la verborrea, en medio de una sociedad vacía de identidad real.

3.-El ensordecedor “ruido” es la medida de la incoherencia mencionada, y su intensidad será directamente proporcional al tiempo que aún le llevará a la sociedad auto dirigirse y gobernarse.

4.-El “escandaloso” comportamiento de los lideres de turno, seguirá inalterado, pues no existe, –y lo han demostrado una y otra vez-, líder capaz de decirse a si mismo “hasta aquí llegue yo; ahora le toca a otro”, sin guardar ocultas intenciones. En otras palabras, un país republicano sometido a una figura más mesiánica que presidencial, y renovada cada equis cantidad de años, -que debe ser sin derecho a reelección indefinida- , no es en realidad tal (es decir, nación republicana), y por tanto, su fracaso se mantiene en el tiempo.

Debido a lo expuesto, es que podemos establecer con claridad que mientras mas vacía este una nación de su identidad, mas en realidad podrá uno de sus ciudadanos alzarse con el poder desmedido, y bajo engaño, falsedad, hipocresía y hasta con la descarada sinceridad del que no la teme, para ser entonces llamado líder, figura esta capaz de aturdir con su estruendoso golpear en las paredes del pote, debido a ese estado gaseoso y desordenado que caracteriza a su sociedad, un estado de cómoda complacencia nacional, con su consecuente subdesarrollo, anarquía e impunidad sin fin.

Los invito a reflexionar profundamente en torno a las aplastantes consecuencias de ser como colectivo, espectadores y seguidores de un hombre, -cualquiera que sea-, autonombrado génesis e inspiración máxima de la supuesta revolución de moda para el momento, mientras que, arrastrados todos por nuestra pereza, por el facilismo, y por la ignorancia cada vez mayor, producto del imperdonable pero mantenido abandono social, cuna de los peores males que podamos criar, dejamos en manos de otro, el bienestar que jamás llegará por esa vía.

Ahora, no se preocupen por el que está, sino por el que vendrá.

Una nación clara en su identidad y resuelta a alcanzar pacifica, unida y justamente su progreso, no tiene espacio en si misma para que lideres solitarios tomen fuerza y resuenen cada vez que se estrellan contra las paredes del colectivo.

Una metra en un pote, hace ruido; un pote lleno de metras, se comporta como un sólido, y no suena. No hay espacio para el ruido y la perdida de tiempo. Así es una nación auto identificada y disciplinada: Sólida.

miércoles, 13 de octubre de 2010

¡Las leyes son para cumplirlas!

Tengo rato reflexionando sobre esas cosas esenciales de las que hemos meditado tanto; aquellas básicas, fundamentales, casi instintivas en términos humanos, y definitivamente medulares en lo colectivo, como sociedad nacional y republicana.

No veo mejor herramienta que la figura del decálogo, para establecer las prioridades elementales del país en función de la constitución. Cuatro decálogos para cuatro puntos cardinales, o como me gusta decir, para las cuatro patas de la mesa familiar venezolana.

Una cosa elemental, debe siempre girar sobre una idea clara, justa y prometedora.

Por eso les sugería hace tiempo el lema Dios, Justicia y pueblo, como leitmotiv en nuestra nación.

No obstante, presiento que un lema secundario debe estar sujeto a éste, y debe ser quizás la brújula definitiva que nos oriente, con esfuerzo de por medio, sin importar sacrificio requerido, en la dirección correcta que por fin, puedan otras generaciones seguir, una vez muertos todos nosotros:

¡Las leyes son para cumplirlas!

Es así de sencillo en la idea, y así de terriblemente difícil en lo social. Creo que en esto, el Presidente ha encontrado una de sus más grandes dificultades: El llevar a la sociedad toda, un nuevo modelo de pensamiento. Claro, el problema allí estriba en que se quiere imponer como solución sine qua non, un modelo muy particular, importado desde todo punto de vista. Estoy convencido que los esfuerzos realizados hasta hoy por el presente gobierno, aunque fracasen en su contexto y forma de aplicación, por lo ajeno al sentido de venezolano que prevalece, puede, no obstante, convertirse en una especie de enzima biológica, capaz de permitir la síntesis de un nuevo componente, no previsto en la ecuación inicial del investigador, pero si contemplado en la información genética involucrada en la muestra.

Es importante en mi opinión, fundamental más bien, -y lo saben ya por lo que he escrito últimamente-, lo vivido hasta ahora por la nación y por quienes habitan en ella. El intento de hacer valer el derecho de todos, por ejemplo, y el contraproducente efecto de discriminar con ello en el proceso, a “todos y todas”, “blancos y negros”, “indígenas y tribus”, “niños y niñas”, separándolos en una interminable lista de “derecho a que se les mencione”, termina sectorizando agudamente a la población, deslegitimando con ello los derechos elementales como humanos, iguales para todos, pero declarados para cada uno, como puente de avance y progreso.

Decir blancos, es sacar a una parte de la población y etiquetarla; decir afrodecendientes, es la misma cosa. Separar al niño de la niña, es discriminar, al confundir los términos elementales del progreso humano, con los términos políticos básicos que devienen, sin querer incluso, en el control de las masas, al agrupar a la gente en convenientes bandos, confrontables entre si, en medio de sus propias ignorancias populares, las mismas ignorancias que permiten a pocos o a unos, dirigir y modelar cosas nacionales, aún sin tener derecho a ello.

Entiendo y respeto que el presidente, en su intento de mejorar las cosas, trató de instaurar valores superiores, (no coincidentes por cierto, con lo básico referido a la venezolanidad), aunque sólo consiguió poner junto a si mismo, el valor de la filosofía política contemplada en el socialismo, (No sobre él; recuerdo bien cuando en cadena nacional, afirmó hace un tiempo con claridad, que “él era la revolución; y esta no existía sin él”.), no pudiendo determinar en vez, a Dios y a la Justicia, como valores superiores al colectivo completo y venezolano que somos.

Tenemos que ir más allá, que es ir mas allá de ideas políticas preconcebidas, claro está, y llegar a poner sobre nosotros, solo a esas dos figuras universales y aceptables por todo el conjunto social venezolano.

Es una forma de decir entonces que, sobre cada “yo” en este país, sólo ellos (Dios y la Justicia), pueden estar. La suma de los “yo” respetando esta idea, hace que la inmensa “maquinaría” de la republica se mueva “lubricadamente”, haciendo en el proceso, la idea común de la venezolanidad amparada en este lema, la superestructura colectiva impresionantemente poderosa que anhelamos en calma.

No hace falta que “los derechos de fulano”, tengan que ser nombrados de esa manera, para que los demás (entiéndase, el resto de la sociedad), sepan que existen y que él existe. He allí el error conceptual que arrastramos escandalosamente.

Por eso les digo que lo elemental en una nación, no es lo elemental en lo político; ¡la política tiene que obedecer a estos preceptos, y no al revés!

Contar con lemas o directrices fundamentales es vital; tan vital como poder llamar a Dios de esa manera, y saber que en el acto de fe y de entrega, esta la paz.

No hay entonces, en mi humilde opinión, ningún otro lema o conjunto de palabras más importante, que estos dos que les he mencionado. Son la llave para todo lo demás.

Véanlo así: el lema Dios Justicia y pueblo, nos pone en la verdadera perspectiva; es como el que nos hace comprender y decidir, que debemos cultivar la prosperidad. El segundo lema, “¡Las leyes son para cumplirlas!, representa el conjunto de conocimientos, y al mismo tiempo, la resolución para trabajar, que nos permitiría realizar tal siembra, cultivo y posterior cosecha.

Si las leyes no son cumplidas, con la mayoría de los individuos centrados en estas palabras, el fracaso no tarda en llegar, y la marcha en el miserable circulo de la falta de venezolanidad, no tardaría en reasumirse.

¡Las leyes son para cumplirlas!: Nada resulta más contundente y aclarador que esto en la boca de cada persona en esta nación. Imaginen a sus hijos aferrándose a esto para estructurar sus propias visiones de lo que la sana venezolanidad ejercida es; ¡imaginen el país que tendrán a sus pies!

Solo así se puede rehacer la sociedad; sólo así se puede transmutar lo malo en bueno, y castigar al que no la cumpla, sin hipocresías; únicamente de esta manera sabremos que hay un punto cierto de llegada para todos.

La socialización de lo constitucionalmente fundamental, la popularización del apego a la ley como virtud bolivariana, y el reconocimiento irrestricto de la figura maternal de la patria, como hogar fundacional donde la ley esta sometida a Dios, guiando ambos al pueblo que podemos ser, lo es todo.

Si la pasión por el pueblo prevalece sobre la que se ha de tener por Dios y por las leyes, el principio del fin queda decretado, escrito con la sangre de todos nosotros.

¡Que lejos está la verdad del vacío que nos rodea justo ahora!

Sólo la política, aún la de nuestros días, justifica la manipulación, por “una causa justa”: La desfachatez hecha costumbre.

Parafraseando aquel dicho popular, también parte de la letra de una canción pop en los años ochenta, en nuestra tierra, el tuerto tiene tanto derecho a liderar como el que ve y como el que es ciego; sin embargo, no posee el derecho a cegar a quienes buscan la verdadera luz de la sabiduría que sin nombre ni dueño, espera por nosotros.

El resto, queridos amigos, es engaño y diatriba inútil; es decir, política y burocracia auto justificada.

¡Decidámonos a ser venezolanos!

¡Dios, Justicia y Pueblo!

¡Las leyes son para cumplirlas!

miércoles, 6 de octubre de 2010

Los muertos del CNE


No, no me refiero a los "muertos", que como yo, no pudieron votar debido a la condición de fallecido obsequiada por el CNE.
Supongo que al igual que muchos, no pudieron evitar ver en cada mesa electoral, una batería de automóvil junto al respectivo convertidor 12V-120V. Por supuesto, estaban allí previendo que pudiera darse un apagón eléctrico durante la jornada electoral, lo cual no podía permitirse, dado el desastroso historial de los últimos años en este sentido. Hasta allí vamos bien.

El problema inicia, no obstante, cuando comienzas a hacerte algunas preguntas relacionadas con los ahora "muertos" de este proceso:
¿Dado que las baterías tienen fecha de caducidad, fueron obsequiadas, arrendadas o compradas por el CNE?;
¿Había una batería por cada una de las quizás 36.000 mesas en Venezuela?.
Ahora, lo más importante:

¿Una vez usadas, que harán con ellas?

No se pueden guardar hasta las próxima elecciones presidenciales, por ejemplo, pues caducan. Como usuario, se que no cualquiera compraría una batería ya usada, aunque fuera una sola vez. ¿O será que le pegan la garantía otra vez y la pasan como nueva?; ¿Las entregarán a entes oficiales para su correcto uso?
En todo caso, revenderlas o devolverlas para ser negociadas sin saber su origen, por parte del comprador final (Ustedes o yo...) no sería ético.
No quiero ni pensar que quizás algún "afortunado negociante" consiga ese posible enorme lote de baterías virtualmente nuevas, quizás a un Bolívar cada una!

Pasadas las recientes elecciones en Brasil, con facílmente 10 veces la población electoral de Venezuela, no puedo evitar ver como quizás gastaron una cantidad ridículamente pequeña de nuestro presupuesto para tal fin, y aún así, lograr resultados mas rápidos.

Por eso ellos nos venden cosas, y nosotros solo les compramos cosas...

Supongo que pueden haber muchas otras cosas que pasada las lecciones, ahora reposen el sueño de la injusticia, en decenas de galpones por toda la nación. Mientras, estamos absolutamente seguros que más de un negociante, aliado siempre con la tecnoburguesia gubernamental, están justo ahora disfrutando las posiblemente inmensas fortunas que en dolares, las elecciones venezolanas dejan en bolsillos extranjeros y nacionales.

domingo, 3 de octubre de 2010

Dos partes en un mismo periodo histórico: La cuarta y la quinta republica (II).

Comentaba en la anterior entrada al blog, como ese proceso de respiración nacional, se sucedía y garantizaba con ello la permanente aireación de la vida republicana, independientemente de lo convulsionado que se viera el panorama, ya que la escala de tiempo de un país, es forzosamente distinta a la de los seres que la habitan.


Ahora, siguiendo con la reflexión, deseaba ampliar puntualmente un aspecto del mismo: La etapa de espiración.


Les decía que ésta, a mi modo de ver, tendría puntos reconocibles que delatarían el final, aunque más en detalle sea el comienzo del final de la misma, dado que la transición hacia el otro “proceso respiratorio” (y aquí viene lo difícil), no necesariamente será pacifico, o suave. Me explico:


El comenzar a reconocer con seriedad, como colectivo nacional, que existen punto impostergables en nuestra rectificación social, que traerán incluso más de una forma de “stress”, no significa que la transición será suave en modo alguno. Por eso les decía la vez pasada que quizás nuestro mas grande sacrificio esté profundamente atado o vinculado a la necesidad de “ceder” en nuestra natural viveza criolla (fruto del individualismo instintivo, ante la carencia de una concepción nacional mejor definida), frente a la constitucionalidad y las leyes que le acompañan, ya que resulta ser esta (la viveza), como ya sabemos, un fenómeno inversamente proporcional a nuestro sentido de identidad venezolana, es decir, de venezolanidad republicana.


En resumen, y para no extenderme en algo que es tan puntual como les dije: El final de esta segunda etapa respiratoria, se asemejará a ese breve lapso de tiempo en el cual no se respira, justo antes de comenzar la siguiente inspiración. La vida del país quizás parecerá estancada, sin salida, con todos sus vicios y debilidades al descubierto, sin alternativas políticas claras.


Será como aquel adolescente del que hablábamos hace tiempo: Después de probar muchas cosas, quedará vacío, cansado por tantas conductas inútiles experimentadas, y sordo por escuchar tantas estridencias ajenas a sí mismo. Luego vendrá el despertar imperceptible, donde se es quien se es.


Quizás tengamos que ir mas hacia atrás en la analogía biológica con un ser vivo, y decir que tal vez incluso, no sea la respiración de un adolescente de la que hablamos, sino la de un bebé, justo antes de nacer, en aquel momento en que fuera del vientre materno, el médico lo nalguea si es necesario, para que aquella primera reacción autónoma en el exterior de su mundo cómodo de antes, sea la del profundo respirar, con el llanto y la desorientación que le acompañan.


Así estamos nosotros, queridos compatriotas. No sueñen; no hay otra realidad. Perdónenme cuando les digo que apenas estamos por nacer; por eso somos aun un país sin identidad ejercida; por eso somos una Venezuela sin venezolanos ni venezolanidad, permeable a todo y por todos.


Pueden llamarme exagerado o loco; no importa. Eso no cambiará la realidad en la que ustedes viven también. Después de todo, cambiar la realidad nacional no es una labor de uno, sino una labor de la mayoría.