domingo, 11 de diciembre de 2022

¿Invadir a Venezuela?

 

(Breves reflexiones a propósito de la brutalidad humana en la selva del Darién, la migración ilegal de los últimos años punteando hacía EEUU y del cómo la pérdida de toda alternativa política hace añicos a una sociedad).

 

1.- Introducción: Lo que refleja el episodio venezolano en la salvaje selva del Darién

La selva del Darién (Panamá) es peligrosa, cruenta y tan miserable como lo ha sido la esfera político-militar que detenta el poder en Venezuela.

Miles tuvieron que elegir (y eligen aún) entre el desasosiego de seguir viviendo en un país reducido a una colonia sin derecho al ejercicio pleno de la ciudadanía, o el arriesgarse a atravesar una selva colombo-panameña cruel por quienes habitan y delinquen en ellas, además de tener que cruzar un sinfín de alcabalas de corrupción que es sabido por todos que mientras más se aproximan a la frontera estadounidense, más corruptas se hacen.

Ya se cuentan en miles las historias de terror, violaciones, extorsiones, robos, asesinatos y denigraciones narradas por quienes por un lado sobreviven al inmenso periplo de atravesar la parte más miserable del continente americano rumbo hacia el gigante con pies de barro, y por el otro, por aquellos que aguantan en el país “estoicamente”, sin tener la más remota idea de quienes fueron los estoicos.

Aún así:

¿Qué hace que tengamos la determinación de cruzar miles de kilómetros a pie para llegar de uno en uno a un destino lejano aunque incierto, pero que no exista similar firmeza para llegar a la libertad que juntos podemos instaurar en nuestro propio país?

¿Estará la respuesta en la visceral certeza de que tras luchar por la libertad en Venezuela esta caería invariablemente en las manos de políticos y oportunistas miserables que se aprovecharán de nuestro sacrificio?; ¿Es esta noción lo que constituye la verdadera derrota humana de toda nuestra sociedad?

¿Cómo el tener al menos la certeza de una oportunidad de cruzar un río fronterizo, resultar mayor que la posibilidad de alcanzar la libertad en el país?

¿Es la asociación conjurada entre las ambiciones de los políticos y oportunistas, la causa de todo abandono de cualquier esperanza de cambio por parte de aquellos que en principio estaban llamados a cambiar las cosas?; ¿Constituye ello la prueba de nuestra derrota ya sin posibilidad de cambio?

¿Alguien al presente, es capaz de describir los pasos que se seguirán para castigar a políticos oficialistas y opositores que contribuyeron a mantener este reino de miseria tan vigente y sin resistencia en el horizonte?

¿Y si es que hay una salida, cómo salimos de este laberinto?

 

Comencemos por establecer que sólo se sale de algo cuando se le conoce y entiende. No antes.

Por eso hay que precisar lo primero: El que todo un país se haya reducido a un territorio colonial tras acostumbrarse a ser administrado bajo el esquema de que “el mejor sistema de gobierno es aquel donde siempre gobiernan los mismos”, con la infraestructura nacional en el estado en que fueron quedando las nuestras hasta el nivel del ridículo, no es azar.

Un país es en teoría un sitio donde la gente decide lo importante, y allí donde eso no ocurre, nos obligaría a admitir que se está entonces ante una sociedad inoperante frente a cualquier noción de soberanía y autodeterminación, que de paso propició así su propio decaimiento y el descenso de esta a la condición de Colonia a causa de permitir o tolerar la no independencia de los poderes que administraban y regulaban la nación.

Sé que es un tema complejo, traumático y definitivamente violento; un tema que se ha escrito literalmente con sudor, sangre y lagrimas porque las experiencias de muchos han sido desgarradoras en este 2022, tanto al dirigirse principalmente hacia EEUU a través de ese agujero de miseria humana que tiene Latinoamérica (el Darién en este caso), como al mantenerse en otro país o al permanecer en Venezuela.

Insisto:

¿Por qué demostramos tanta determinación para individualmente atravesar peligros enormes, y no para colectivamente rescatar a Venezuela?

¿A qué se debe que estemos totalmente fragmentados, aún sabiendo que podríamos cambiar el destino inmediato del país mediante la remoción de su régimen en un acto de masas, apelando legalmente al art 350 de la constitución nacional?

¿Por qué los políticos del régimen hacen silencio sobre esta tragedia, mientras los de la supuesta oposición la explican mediante el ardid de que es la “única” alternativa que le ha quedado al pueblo venezolano? (reconociendo que ellos mismos no son opción a nada que no sea más sumisión y fracaso)

¿Por qué triunfó el sistema político nacido de AD y COPEI, y magnificado por Chávez y Maduro más la oposición clientelar, sobre la gente?

¿Cómo se llegó al punto de que la gente prefiere vivir con lo que pueda, que a reconocer tal sumisión y fracaso?

 

Si, definitivamente el tema es delicado, pero hay que reconocer que más lo es porque levanta ronchas en la piel de aquellos que son sensibles a la autocrítica que requerimos como sociedad, que por ser una genuina cuestión necesaria por abordar para entender lo que está pasando y así salir de este atolladero.

Sin que nadie le ponga realmente el cascabel al gato, estas migraciones han eclipsado (por las longitudes de sus recorridos y la magnitud de la movilización poblacional que han implicado), a las movilizaciones militares realizadas por el mismísimo Simón Bolívar en sus campañas contra el dominio español en el suelo suramericano del siglo XVIII, con una diferencia casi brutal de por medio:

En tanto Bolívar lideraba a un ejército decidido a liberar, los atormentados venezolanos de ahora van sin guía ni orden alguno como “manadas de Ñus” escapando y siguiendo instintivamente el impulso de la supervivencia, atravesando entonces territorios de depredadores que esperan en los “charcos” locales mientras se mueven las masas hacia sus destinos circunstanciales y fortuitos.

El deterioro cognoscitivo que nos está disolviendo como sociedad venezolana está siendo delineado en las trochas que seguimos en nuestra huida, mientras que la antigua condición de ciudadanía ha quedado reducida a una opción poco practicada (y más bien desaconsejada) en tanto se elije ser habitante de la “Colonia Bolivariana de Venezuela”

 

2.- ¿Pudo ser la solución para Venezuela el ser invadida por fuerzas extranjeras?

La respuesta a esto se encuentra extraviada en 1: el hecho de que usualmente EEUU (líder indiscutible de cualquier intervención extranjera en Latinoamérica junto con Cuba en su momento) funciona sobre bases pragmáticas geopolíticas, fundamentadas a su vez en lo económico (en la ganancia pura y dura, o como ocurre con cualquier criatura enorme y lenta, en aquello que en el momento capture su atención), y 2: en la cruda realidad que se retuerce como serpiente cuando hablamos de una sociedad estadounidense cada vez más secuestrada por su propio temor ante lo que “políticamente no sea correcto”.

Tras esto, inmediatamente surge la pregunta incómoda:

¿Por qué EEUU no ha acometido una operación militar para establecer un gobierno alineado a sus intereses y que se convierta en fuente segura de petróleo barato desde Venezuela?

La respuesta comienza con el hecho de que no se dio la invasión porque no había quien asumiera ni siquiera medianamente bien o creíblemente, el control de país tras la huida o captura de los dirigentes que la regentan.

El “fino ajuste” en la cooperación de todos los “poderes en Venezuela” bajo una sola “bandera revolucionaria” (primero chavista y luego madurista) como tapadera para el crimen organizado que controla a la colonia, se desmoronaría nada más cese la garantía del enriquecimiento personal e impune para cada uno de los rectores y custodios de los tentáculos del poder en el país.

Así las cosas, mantener el control supondría la desagradable necesidad de reestructurar rápidamente una trama basada nuevamente en las conveniencias y los beneficios de dinero y estatus, lo que llegado al punto donde están las cosas, supondría un drenaje intolerable de recursos para cualquier proyecto de invasión y mantenimiento del control territorial.

Es difícil no visualizar a una “segunda Afganistán” que EEUU tendría entonces en sus manos, posiblemente con el mismo final a la vista incluso antes de comenzar, pero con el añadido de que todo armamento que dejaran abandonado, seria rápidamente entregado, regalado o vendido a la guerrilla colombiana que a su vez procedería a conquistar a Colombia.

 

Estamos administrando la miseria.

A eso nos redujimos como nación hasta el presente.

No hay proyecto nuevo, ni cambio profundo, o tan siquiera una conquista real y digna humanamente que mostrar que haya ocurrido en los últimos 50 años. Nada.

Solo una malsana espiral descendente.

Hoy estamos ante la ruda realidad de un régimen engolosinado con el poder desde hace casi 25 años, con una población autoexcluida de la ecuación del poder mismo, y que se encuentra totalmente acéfala de un liderazgo que se oponga coherentemente y en el terreno.

Así las cosas, el país que sobreviva a esta etapa y releve a lo que ha ido quedando, no me cabe duda de que será construido por una mezcla de aquellos con capacidad de guiar honestamente a los demás, y de los que estando afuera, volverán con nuevas perspectivas y recursos para construir una nación realmente viable y sostenible en el tiempo.

Aún nos falta despertar y entender que la Venezuela que sobrevive aún dentro y fuera de sus fronteras ya hizo "metástasis política" y no tiene marcha atrás ni remiendo que pueda sustentar alguna parte de lo pasado y presente de manera intacta, pues se sentiría más como pieza de museo, que como una realidad integrada a una visión curtida por la crudeza de lo sufrido.

Recuerden y escríbanlo con fuego sobre material inalterable: No habrá cambio sin sacrificio, y no habrá sacrificio sin la certeza colectiva de que se hará justicia, y eso mis sufridos compatriotas, aún no sabemos cómo llevarlo a la práctica.

Comencemos por responder cada pregunta formulada, y al menos estaremos en capacidad real para ir construyendo el necesario piso firme para colocar allí cualquier proyecto humano que aspiremos a que dure lo suficiente como para dejar atrás esta etapa de vergüenza y total descalabro.

Ah, y olvídense de transiciones totalmente pacificas si quieren ver justicia antes de morir de viejos.

El miedo ha sido nuestro principal colonizador.

La persecución de todo culpable y su ejemplar castigo será la única vía para restituir la credibilidad capaz de transformarse en algo capaz de servir de cimiento a la Venezuela que queremos.

 

Invadir a Venezuela, pero de Justicia.

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