¿O debo decir, la construcción de la “Cubacolombozuela”?; el tiempo lo dirá. Mientras, toca especular y conseguir respuestas con honradez.
¿Saben?;
cada país tiene derecho a ser soberano o no; esa ha sido la historia de la
humanidad. Este 4 de Septiembre le toca a Chile. Sabrán ellos lo que les
conviene, y se les respeta si se deciden por ir camino del infierno o del
cielo.
Mientras,
-eso sí-, desde nuestra experiencia suramericana
con la izquierda y con la “derecha a la izquierda” (las cuasi-derechas populistas), que hemos elegido insistentemente
para que nos gobiernen, y a la luz de la experiencia como venezolanos ahora habitantes de una colonia, podemos
ser francos con los chilenos, sólo a modo de reflexión:
Boris
(su presidente), es un manipulador y malcriado mocoso político, hijo
legitimo del caos que lustros de negligencia partidista y de malos gobiernos han
dejado en el camino del actual Chile.
Su
congreso (el típico de Latinoamérica),
no se ha más que limitado a ser el burdel donde los políticos han hecho orgía a
su antojo casi siempre pasando cualquier decisión por el filo de sus propios
intereses de poder y económicos, mientras que la aberración de asamblea constituyente
que se permitieron elegir y tener tras ese infantil episodio de rabieta social chilena
donde les dio por autodestruirse, no podía menos que dar a luz a la abominación
que ahora tienen como sucesora de la constitución hasta ahora vigente, sin pies
ni cabeza, llena de provisorios mandatos que dan luz verde a la clase dirigente
instalada en el gobierno para hacer lo que se les venga en gana a fin de
mantenerse en el poder y moldear el país con ese propósito, mientras que sus
más fervientes fanáticos se desnudan y sacan banderas chilenas del culo, paradójicamente
como muestra de autentica pasión ciega por quienes les ultrajan a diario y
pretenden instaurar la “nueva Chile plurinacional”.
¿Un país de gente
honesta, puede convertirse en la Sodoma (falta Gomorra, gestándose al otro lado
de la cordillera), del cono sur americano?
¿Hay una falla atroz en
la sociedad, o solo van “bien” las cosas?
¿Les molesta la manera
de describir a su presidente, instituciones, y simpatizantes?; bueno, el ego de cada quien se
identifica con lo que más le retuerce, y tienen derecho a ello; de cualquier
manera podrían decirnos que nosotros los venezolanos también somos unos
malnacidos y que estamos peor, y se los
aceptaría solo por educación, pues fácilmente les podría argumentar que si es
verdad lo que dicen, no se entiende cómo se muestran “desesperados” por
alcanzarnos y superarnos en eso de ser colonia nacional al servicio de mafias políticas.
Da la potente impresión de que no
hay libertad posible ni marcha atrás en Chile con el instrumento constitucional
que se proponen elegir, plagado de directrices provisorias y “cheques en blanco” para lograr la
transición hacia la “nada” que tienen
por delante.
La
ambigüedad es lo que parece que prevalecerá tras el apruebo de ese texto que se pretende “constitucional”, y el resultado será que
en el futuro la “plurinacionalidad”,
será lo único que se lea en el “mapamundi”, allí donde antes estaba el Chile
que sin saberlo nosotros los de afuera, se estaba desintegrando en las manos de
quienes ambicionaban gobernarla y apropiársela.
No
será distinta a Cuba, o a Venezuela; solo que más “plurinacional”.
Plurinacional: ese será el titulo del obituario de
un país que parece que no supo, -como Venezuela-, admitir sus fallas y
deslastrarse de la ambigüedad de esa pérfida dualidad creada por divagar insistentemente
entre la derecha y la izquierda de la insensatez política, con tal de no
posicionarse en la siempre difícil mitad, donde las pieles del orgullo deben
ser desolladas, y el corazón puesto en la mano de todos.
¿Si evitan la trampa del
apruebo, serán capaces de sentase todos juntos a remodelar lo presente, y
construir en el contexto de alguna congruencia, un Chile más justo, autocritico
y por cierto, mas capaz de auto regular a sus funcionarios electos para que
administren lo constituido y no lo conveniente a ellos mismos?
(Venezuela aún no lo logra eso ni de lejos, y
yo no podría en justicia ocultarlo, por si alguno quiere recordarme aquella
sentencia de Jesús sobre “criticar la paja en el ojo ajeno…”)
Mientras
que el “todos” solo nos suene a prostitución
izquierdista y los “unos” a fanatismo derechista, la imposibilidad de
desapegarnos a la soberbia de creernos cada uno con la razón no hará más que
mantenernos divididos en bandos, credos y plurinacionalidades, vulnerables
todos ellos a quien se haga con el poder del dinero público y las armas que
eran de la nación.
Que
el Universo les de lo que ustedes quieren.
A
lo visto al menos en la mitad de Latinoamérica, parece que cada quien se diseña
y construye el infierno que quiere.