No hay ciudadanía sólo de derechos; tampoco sólo de deberes.
Mientras no encontremos el equilibrio entre ambas nociones, deambulamos en el rol de meros habitantes, y no en el de ciudadanos, con todas las vulnerabilidades e injusticias que ello acarrea y que hoy en día padecemos voluntariamente.
Hasta tanto no exijamos el ejercicio común de la soberanía ciudadana, no habrá manera de refundar una Republica llamada Venezuela.
Necesitamos librarnos del cautiverio político, y para eso necesitamos de reglas sencillas y universales a nuestra idiosincrasia; sirva para eso entonces, recordar la guía del ciudadano político venezolano:
UNO: “La política es la expresión constitucional de tu visión de los asuntos públicos al calor de la ley, orientada al bien común, y en consecuencia, debe ser atendida con tanta valía como la de todo ciudadano apegado al marco jurídico venezolano"
DOS: “Un ciudadano en ejercicio político, es una mujer o un hombre capaz de argumentar ideas en beneficio de todos, alinearse u organizarse con otros y mostrar probidad, para así tener el derecho a optar por cargos administrativos de profesión, a cargos electos para un periodo determinado sin repetición en el mismo y sin dependencia financiera de ese puesto, más allá de su justo salario”
TRES: “La expresión política no tiene que estar condicionada a una adhesión partidista o de una ONG; El ciudadano defenderá su derecho mediante la unión con los demás, consciente de que si pierden contacto con sus valores y con la realidad social debido a esas organizaciones, darían pie a la intervención de terceros que llevarán objetivos y fines distintos a los de la sociedad que queremos cultivar”
CUATRO: “El político de oficio (que lo es por ser hombre o mujer sin profesión, oficio o trabajo estable y auditable), es de facto, aquel quiere vivir nada más de expresar su opinión política, ser escuchado y volverse imprescindible para así ocupar un cargo por tiempo preferiblemente indeterminado, mientras es remunerado o es dejado con acceso a nodos influyentes, -éticos o no-.
Por esa razón su existencia como figura del viejo modo de hacer política, debe ser progresivamente eliminada y altamente auditada en tanto es retirado del proceso político venezolano”
CINCO: “Todo político de oficio que lo es por ser sin profesión, oficio y trabajo estable o auditable, es sospechoso de delito contra la cosa pública hasta que se demuestre que es inocente en cada ocasión, particularmente si se corrobora su colaboración con partidos y/o ONG´s que intentan a su vez alinearse políticamente al poder de turno. En cambio, el ciudadano político que trabaje honrosamente por el bienestar de todos, será reconocido y protegido."
SEIS: “Al político no se le sigue ciegamente, no importa lo que prometa, y ni siquiera lo que logre concretar; se puede valorar su trabajo, pero no coloca a la sociedad en minusvalía frente a su figura a causa de ello”
SIETE: “Es mejor elegir para cargos de Gobierno a hombres y mujeres capaces de administrar, y no de partidizar, porque el partidismo enferma a los Gobiernos y envenena al Estado, conforme busca remodelar a la República para su propio beneficio”
OCHO: “Los partidos políticos y ONG´s relacionadas a la promoción política, no deben estar relacionados luego con los funcionarios contratados o elegidos para los cargos públicos con cuyo fin fuera hecha tal promoción; estos deberán renunciar públicamente a cualquier activismo, participación o entrega de información sensible que no sea lo autorizado por la Constitución y las leyes de la República, desde el momento mismo en que se postulen. Los gobiernos tendrán sus cuerpos de asesores independientes y cuyo único beneficio será el reconocimiento público de la sociedad. No se requerirá de la asesoría partidista o ONGista"
NUEVE: “Los partidos políticos no son requeridos para el ejercicio democrático, porque en su lugar si lo son las coaliciones de carácter político entre diversas organizaciones sociales, no vinculantes con la obtención de cargos contratados o electos y por tanto, no sospechosas de buscar el poder por el poder mismo"
DIEZ: “Los militares no deben tener participación política ni partidista, como tampoco derecho al voto; son ciudadanos altamente valorados y recompensados por la sociedad, debido a la naturaleza del trabajo para el cual se preparan, aunque a causa de ese manejo del poder de las armas, no pueden tener injerencia política, ni los políticos sobre ellos, en términos que deben estar claramente establecidos por la Constitución y las leyes”.
Busquen más allá de lo simple, honesto y directo, y sólo encontrarán el camino retorcido del político que busca a toda costa accesar al poder y utilizarlo breve o permanentemente, para su lucro personal.
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