Puntualicemos
algo antes de iniciar: Yo no estoy de acuerdo con golpes de estado, pero
reconozco que cualquier militar podría encontrar más razones ahora, de las que
en su momento vieron los golpistas del 92, para intentar una asonada que
definitivamente seria violenta y sangrienta como ninguna.
Dicho
esto, sin embargo, no por lo anterior voy a aceptar cualquier laboratorio o
teatro montado por quien maneja el poder absoluto en Venezuela, y es por esa
razón me haré pasar por el “entretenido” también con “el maíz” que los altos
jerarcas y políticos revolucionarios le lanza al “gallinero” de la oposición, asumiendo
con ello que en efecto, ahora fue el turno de un avión de fabricación brasileña,
(El apodado “Tucano”, conocido militarmente en nuestro país como T-27), ser el
protagonista de lo que ellos proponen, aunque más como si de la película “Mi
villano favorito” (*), se tratara, con el Sr. Gru y su extraña nave capaz de
llevar más carga bélica de la que el propio volumen interno de avión sugiere
ser capaz, como única via para poder con ello “arrasar” la impresionante
cantidad de objetivos que Diosdado Cabello señala nada más en Caracas, durante
el pretendido golpe de estado.
Déjenme
decirles que el avión T-27 es fundamentalmente una aeronave de adiestramiento,
con capacidad secundaria para ataque visual al suelo (apoyo táctico), sin
medios ópticos activos de puntería/señalización de objetivos. Ciertamente puede
llevar armamento, pero les comento que si lleva un par de bombas, no puede
llevar cohetes, y si lleva cohetes con la capacidad de penetrar el bunker que
debe ser Miraflores o la casa donde Maduro pernocta o trabaja, entonces no
puede llevar ametralladoras (02), y lo que definitivamente no puede hacer, es
llevar pilotos y las exageraciones de los políticos al mismo tiempo.
NOTA: A esto agréguenle que
de acuerdo a lo que la misma FANB pregona, desde hace tiempo ya no es posible
que sobre espacio aéreo venezolano, sobrevuele aeronave alguna sin
autorización, y tendrán el cuadro completo.
Creo
que otra vez un refrán popular viene a explicarlo todo: “El ladrón juzga por su condición” (los rusos tienen un refrán
parecido: “Si eres martillo, tratarás
todo como si fueran clavos”)
El
altísimo mando político del gobierno,
cuna de lo mejor de la revolución en el poder, ha convertido en acto
irreverente, tanto los magnicidios, (“minicidios”
o asesinato en el caso de Maduro, porque de “magno” el no tiene nada), como los
intentos de golpes de estado, (casualmente
todos han sido descubiertos justo a tiempo para evitarlos), casi que
tentando a la providencia con unos asuntos que dejarían mas heridas sociales de
las que ellos mismos sufrirían.
Ahora,
aunque a mí no me agrade tal resolución violenta de la realidad que vivimos, no
podemos tapar el sol con un dedo, como dicen, y menospreciar el hecho de que a
medida que el terreno por el que caminamos la vida nacional, se haga mas estéril
y sin oportunidades reales de rectificación, más probable es que alguien opte
por un atajo que al final termina en nada, pese al trauma que significaría.
Hay
que entender que la situación actual se mantiene solo por cuatro factores
claves que se han vuelto rígidos en la mente de la sociedad venezolana, inoperante
ya para reaccionar, así como en sus raquíticas estructuras republicanas de
gobierno, con terribles consecuencias:
1.- El que se monta en
el poder en Venezuela, no lo suelta por nada, no valiendo consciencia moral
alguna.
2.- No hay posibilidad
de despedir a Maduro, sin que pase la mitad de su mandato;
3.- No hay institución independiente
con la suficiente competencia como para solicitar la destitución del presidente
de la republica, o del presidente de la asamblea, o de los máximos jerarcas de
las instituciones, bajo argumentos validos y legales.
4.- El artículo 350 de
la constitución, no puede ser activado por falta de coherencia política, por un
lado, y por el otro, por la represión violenta que FFAA y Poder Judicial,
alineados con el gobierno, realizarían, alegando convenientes razones legales
para si.
Los
golpes y los magnicidios, se han banalizado en nuestro país, casi tanto como la
idea de que política y moral, deberían ir de la mano. Por eso estos resultados.
No
hay golpes continuos; solo torpeza gubernamental permanente.