Quisiera decir que en el mes y medio que he pasado sin escribir linea alguna en este blog, aguardando quizás por una señal de cambio, esta hubiera aparecido e inspirado una nota optimista y cierta de cambio; sin embargo, ni siquiera en el año y tantos meses desde que el "camarada" Maduro recogió el fruto de su paciente zalamería, en forma de un trono heredado para la presidencia de un país hecho añicos en sus mas elementales referencias morales, se puede decir que ha habido un cambio significativo para comenzar a crecer: Todo sigue cayendo en barrena, cual aeroplano descontrolado, sin que exista aparentemente manera de corregir la caída, pese a la enorme altura que el avión petrolero le dio al país para hacer las debidas maniobras de corrección. Pareciera que la suerte está echada, y con ella, el creciente asomo de un desierto político que no avizora nada bueno, como un pre-requisito para aprender lo que aún esta pendiente en el imaginario colectivo venezolano.
Es duro llegar a una época importante en el calendario venezolano (Diciembre), para darse cuenta que la mayoría aun no entiende lo que pasa, no comprende el por qué de las cosas que suceden, y quizás incluso, ni siquiera vean una razón para votar en las próximas elecciones, por algo distinto a la corriente política instaurada por Chávez, bajo las circunstancias permisivas que los mismos venezolanos han permitido, ignorantes la inmensa mayoría aun de su destino.
Ahora quisiera poder decir que no tengo mas alternativa que observar desde una distancia segura el como la sociedad toda se dirige mansamente al redil de donde solo serán sacados para ser sacrificados como corderos ante una imagen pagana, pero no puedo hacerlo, porque yo mismo y mi familia nos vemos arrastrados entre la muchedumbre que sin encontrarle sentido a su andar, solo caminan en la mismo dirección, suponiendo que alguien adelante, está guiando la marcha que en realidad es estampida de ignorancia y confusión.
Chávez no puedo dejarlo de identificarlo con la imagen del hombre de las oportunidades perdidas; de aquel que no supo cómo superar los laberintos políticos que los venezolanos hemos dejado crecer y multiplicarse, y que tampoco fue capaz de admitirlo y enfrentar. Ahora no hay ni silueta que a lo lejos se distinga como alternativa política en el país, y como la naturaleza aborrece el vacío, la situación esta abierta para que los mas oscuros intereses actúen impunemente.
Una fuerza policial corrupta; un componente militar acostumbrado ya a la comodidad que el activismo político ofrece, y unos poderes constitucionales ahora totalmente volcados a sus propios intereses, son el marco para que situaciones difíciles y duras, se hagan cargo de un país profundamente dividido, saqueado y extraviado en su concepción social, cultural, económica y política.
Cuando las opciones del cambio benigno se acaban, por haberlas dejado olvidadas en el camino de lo posible, lo único que queda son las opciones difíciles y a veces sangrientas que ciertamente pudieron ser evitadas, de haber dejado la arrogancia a un lado.
Maduro y las fuerzas que detrás de el manejan el poder en Venezuela no lograrán realizar cambio significativo alguno, y el tiempo que tenemos por delante solamente está allí para que las mayorías y las minorías sufran todas juntas, y se den cuenta de ello.
¿Que estoy equivocado?; ojalá: Cada día le pido al gran Dios que me demuestre lo equivocado que estoy, y que Venezuela, en una proeza épica, despierte y se organice como nunca se ha visto en el mundo, para poder decir con gusto que puedo irme en paz de este mundo, dejándole a nuestros hijos, un país ya hecho.
Pero ha querido la vida que cada generación construya su propio mundo, y con ello la semilla de la salvación siempre viaja en el corazón de aquellos que arriesgándose, han dejado y seguirán dejando huella positiva en la historia.
Como si de un gran reloj mecánico se tratara, el enorme péndulo de los acontecimientos en el país, eventualmente llegará a lo mas hondo de su trayecto, para luego iniciar el duro camino del ascenso...
No hay opción en las presentes circunstancias; no hay luz al final de túnel porque ni siquiera sabemos que estamos metidos en uno. Llegará el momento, pero no será hoy, ni tampoco mañana. Con las elecciones del 2015 vendrá la orgía del despilfarro que tanto excita a los venezolanos y colombianos que habitan en este territorio; el hundirnos en el fango de nuestros propios excrementos no parará, hasta que dejemos de estar cómodos en el.
No todas las navidades pueden ser felices, y esta probablemente sea la que nos toca vivir como preámbulo a una época dura. Más dura que la del año pasado.
Y tu Maduro, sigues siendo el Jaime Lusinchi de la quinta república: Insulso, miope y limitado frente al profundo paisaje que hay que ver por delante...
No hay luchador social que pueda llamarse también político, porque la política la hemos dejado irse hacia el lado de la negociación de intereses, por fuera d elo legal y honorable. Esa es la desgracia.
No hay luchador social "presidenciable" visible en el horizonte, porque aún no han comprendido que un presidente debe ser punto de apoyo para los demás, y no los demás punto de apoyo para el.
Nuestra constitución ha sido un experimento y los resultados demuestran que debe ser refinada, pero lejos del calor de las luchas viscerales de los políticos y constituyentistas existentes en nuestra fauna política; reducir el periodo presidencial, obligará a escoger mejores candidatos que sean capaces de acoplar sus estrategias con los siguientes que vengan a sucederle; evitar la reelección indefinida para detener en seco el descaro indefinido a la hora de abusar de todo lo "abusable" con un poder que es usado con cualquier fin asociado a la permanencia en el cargo; reinventar el registro electoral y la cedulación; crear la doble vuelta electoral para acabar con la viciosa costumbre de "apostar al supuesto ganador", como si de una carrera de animales se tratara; darle al vicepresidente un nuevo papel, de mayor contrapeso ejecutivo, que comenzará con su elección por votación popular, y blindar la posibilidad de evitar el reinterpretar a conveniencia, los designios constitucionales a la hora de elegir rectores, jueces, defensores, contralores y fiscales.
Eso sería el comienzo de la justicio; el fin de la tiranía que la impunidad ha sembrado entre nosotros.
El tiempo llegará para estas cosas, pero no será hoy, ni mañana, Insisto.
Utilicemos la amargura de los tiempos inmediatos por venir, para construir en nosotros, la férrea voluntad necesaria para no dejar que esta falsa y devaluada moneda cuarta-quinta republicana, siga empeñando nuestro futuro y el de nuestros hijos.
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