Cobrar impuestos es bueno cuando se hace en el marco de la constitución y las leyes sujetas a esta, en función de aportar recursos a una Estado que actúe fiel a los preceptos de la decencia y los valores humanos, además con criterios de mesura y en el marco de auditorías estrictas.
En Venezuela,
sabemos que no es el caso: El dólar circula ilegalmente porque
independientemente de lo que quiera el régimen de Nicolás Maduro, la constitución
es clara: Solo se aceptará la circulación del Bolívar como moneda para realizar
transacciones. Guste o no, es la ley, arrinconada por ahora frente a la debacle
e ineficiencia política y económica del gobierno colonial que la ignora y
escupe.
El nuevo
impuesto a las Grandes Transacciones Financieras en dólares, es un paso más en la
intención de recaudar fondos en la misma tónica que lo hace una mafia del narcotráfico:
Cobrar a partir de un dinero negro (puesto
que no proviene casi seguramente de transacciones legítimas, pudiendo entonces tener
su origen en operaciones fraudulentas o ser producto de blanqueos de capitales
fruto de la delincuencia, -incluyendo repatriación de dineros antes robados al
Estado venezolano, vía testaferros-), apalancándose en una circulación del dólar
en todo el territorio nacional a espaldas de cualquier control o acuerdo previo
con la reserva del tesoro estadounidense.
En definitiva,
la nueva iniciativa impositiva no es más que otro paso requerido para el
mantenimiento del Estado Colonial que es Venezuela, -ávido de recursos-, y ante
lo cual no se observa salida previsible en el corto plazo, si juzgamos el
presente por 1: La inacción de nosotros
mismos como sociedad frente a la decadencia que nos rodea; 2: La inoperancia supina de la “oposición” venezolana, que más se
mueve como socio del régimen que como su adversario, y 3: El torpe giro de la diplomacia de EEUU que en su afán de
conseguir petróleo a cualquier precio, ahora reconoce y negocia tácitamente con
el régimen venezolano, mientras atiza en alianza de una Europa genuflexa, la inútil
guerra entre Rusia y Ucrania.