“…Aquel
en quien bulle un pensamiento sobre otro pensamiento, se extravía, porque el
fuego del uno ablanda al otro.
El cielo os llama y gira en torno vuestro, mostrando sus
bellezas inmortales, y ponéis en la tierra la mirada; y así os castiga quien
todo conoce.
Mas
vosotros hacéis un religioso de quien nació para ceñir espada, y hacéis rey del
que gusta de sermones; y así pues vuestra ruta se extravía.”
Divina
Comedia, Dante Alighieri
“Pareciera momento de
actuar, pero solo he podido contemplar. Espero un masivo accionar y me pregunto
por qué no he ser yo quien los lidere por el camino de la reivindicación de lo
justo. Morir como murió Renny Ottolina pasa por mi mente, y reflexiono: ¿Acaso
un pueblo que no ha terminado de despertar, merece que un alma inmole su cuerpo
en la hoguera de la futilidad?”
Supongo
que no se extrañarán en lo absoluto al preguntarse el por qué a estas alturas de
lo que definitivamente no se nos antoja como “divino”, aunque si como de “comedia”,
poco salga de mi “rutina de supervivencia”
como venezolano, para sentarme a escribir sobre las atrocidades (que ya no estupideces) que se suceden sin
parar en el país, mientras que pareciera que el colectivo humano que somos, se
declara incapaz de atender el llamado silente que hace la constitucionalidad
perdida, por un profundo accionar social de carácter democrático que lograse al
fin corregir el entuerto en el que nos hemos estado acostumbrado a vivir,
tolerando en el proceso a la mayor y más depravada corrupción concesible de la
mano del madurismo y del MUDismo, sobre los restos del chavismo que a su vez
reemplazó al clientelismo adeco-copeyano.
Y
es que observo como “la nada” sigue reinando en Venezuela,
llevada por un lado, de la mano del incapaz más grande que ha podido llegar al
poder en el país, (en clara muestra del
poco sentido republicano que exhiben quienes gobiernan y disfrutan con gobernar
desde los espacios donde pueden delinquir sin ser tocados), y por el otro,
por la complacencia impúdica de una sociedad nacional toda, que cómodamente optó
por la entrega de las conciencias o por el silencio de la inacción, donde todo
esfuerzo individual y circunstancial, resultó disminuido y hasta ridiculizado,
sacrificando en todo caso frente a ese enfermo proceso de gobernar para lucrar, a los mecanismos propios de la manifestación
democrática de los que tanto nos pavoneábamos como prueba del gentilicio
venezolano.
Es
por eso que ahora con irresistible chocancia vemos como todas las marchas, los llamados
y reclamos, las manifestaciones y las protestas, no hacen más que girar en
círculos -cada vez mas agotadores y pequeños-, sin cruzar nunca la imaginaria
barrera social que separa la sumisión, del sacrificio, en ese estrecho e
incomodo espacio donde insistimos en mantenernos no ya para vivir, sino para
subsistir, a sabiendas ya de que dar cualquier paso adicional contra la ahora
clarísima dictadura reinante, supondría riesgo cierto para la vida o la
libertad, y con certeza, ninguna garantía de que dicho esfuerzo supusiera la
llegada al poder de la justicia y la constitucionalidad a través de hombres y
mujeres probos y transparentes en sus actuares.
NOTA:
DICTADURA es, porque al igual que la
de Augusto Pinochet, ésta no dejará de tener su carácter dictatorial y represivo
por el mero hecho de llamar en algún momento dado, a un instrumento de consulta
popular.
Así,
el
vacío se encuentra con el precipicio de nuestras esperanzas, y la
resultante en todo caso es apenas una vaporosa niebla que irrita nuestros ya
cansados ojos, inhibiendo con ello el
espíritu, para que las masas no reaccionen.
Una
diáspora de humanidad a lo interno de Venezuela no logrará direccionar en algún
sentido de progreso real al país, mientras
esta diáspora se encuentre como sociedad, dispersa y sin valores o principios
éticos en crítico equilibrio con lo que debe ser nuestra resolución a
esforzarnos y perder temporalmente comodidades en el camino.
En
estas semanas en las que solo contemplo y conjugo ideas para escribirlas, (mientras llega el momento en que el resto de
nosotros se cuestionen a sí mismos y decidan qué hacer), he podido
contemplar como cual patética comparsa de carnaval que busca entretener y
festejar soterradamente la orgia resultante del usufructo del poder y de los
dólares nacionales, sus protagonistas (funcionarios
electos y no electos, herederos todos de Chávez y participantes del bochorno
hecho gobierno dejado por él), manosean casi en frenesí, todo cuanto
intacto debiera estar, como superestructura ética necesaria que soportara todos
nuestros esfuerzos por determinarnos exitosamente como sociedad con algún grado
de coherencia entre lo que se dice, y lo que se hace.
La
resultante de que las cosas estén entonces en total contraposición a lo que
debieran ser de acuerdo a lo que nuestros corazones intuyen, es la aparición de
esta inmensa represa de opulencia y desaire social enquistado en todos los
niveles de gobierno en el país, que ahora se resiste al avance de aquella masa
humana arremolinada sobre sus propias agonías, ignorante aún del verdadero
poder que subyace en ella en cuanto al unísono decidiera moverse en una sola
dirección.
Chocante
seguramente suena todo cuanto digo, pero como escribía Dante: Ahora,
si te han bastado mis palabras y si me has escuchado atentamente, si recuerdas
aquello que te he dicho, en parte habrás tus ganas satisfecho al ver por qué la
planta se marchita, y verás por qué causa yo te dije “Que hace avanzar a quien
no se extravía”.
Y
esto es así porque solo avanza quien
no se extravía; solo avanza quien se decide a detenerse al sentir la
aprehensión por la necesidad de ubicarse
en el tiempo y el espacio que le rodea, para lograr en un momento de
introspección, el poder para cuestionar todo sobre la idoneidad o futilidad de su
andar y por extensión, la de su propia sociedad, porque es verdad gritada a los
cuatro vientos que solo las sociedades que se detienen a valorarse, pueden evitar
el extravío de sus propios pasos, entendiendo que para llegar a ello primero han
debido buscar tener el coraje para aceptar que pueden estar equivocados todos
como nación en la dirección hasta un momento dado tomada.
Para
esto que hay que comenzar con una de las cosas más elementales dentro de las
que constituye de por sí la esencia de nuestra sociedad bipolar: reconocer la
obsesión por marcarnos como carneros en un rebaño, tercamente empeñados en
diferenciarnos en cuanto a quien es
nuestro “dueño” en el terreno político, económico o social, dificultando con
ello cualquier movimiento libre de conciencia entre líneas de pensamiento
políticos siempre en desarrollo.
Fatalidad
absoluta el haber abrazado la idea absurda de la polaridad; el “bueno y el malo”, el “blanco y el negro”, el “capitalista y el socialista”, el “escuálido y el chavista”; el “estás conmigo, o estas contra mí”.
Enferma
estrategia terminó siendo aquella que abogaba puertas afuera por la
“pluripolaridad”, pero puertas adentro maldecía todo cuanto no pasara por el
lente oscuro y borroso de la polaridad absoluta.
La
exitosa consecuencia de esto para los
pocos, pero extremadamente dañina
para los muchos en la
particular manera de interpretar el mundo humano en la Venezuela de hoy, que ha
resultado en el encasillamiento político de las masas, y la dificultad de estas
para explorar y abrazar opciones conciliadoras.
Así,
hemos terminado en el patético estado actual de las cosas, donde cual cocina
abandonada, el chiripero bajo la nevera “A”, se pelea al amparo de la oscuridad
con el chiripero bajo la nevera “B” al otro lado de la habitación, por las
migas que hacen en su pequeño y polarizado mundo, valiosos tesoros por los cuales despreciar y matar al bando
contrario, ignorando que sigilosamente al principio, (y ruidosamente después, cuando la tasa de reproducción los amenaza con
las practicas de canibalismo entre ellos mismos), las ratas (políticos y operadores económicos), que
están más arriba, como verdadero origen
de las migas, se devoran todo cuanto valioso había tras aquella inmundicia
convertida en modo de vida nacional.
La nada en la que vivimos no puede ser
justificada más, porque la verdad ha ido quedando desnuda conforme los sucios
ropajes que tenía puesta se han desgarrado ante tanta injusticia e inoperancia.
Así,
quienes la intuyeron (esta degradación casi imperceptible que daba lugar a la nada) en la cuarta republica, que
otros validaron en el comienzo de la quinta, y que ahora todos la declaran consumada
en lo que constituye la segunda mitad de ésta etapa ya agonizante e incapaz de
sustentar la oprobiosa ambivalencia de los abusadores que usufructúan el poder
por el poder mismo.
Por
eso es que el exitoso dueto Maduro/Flores quiere bailar salsa, mientras pagan (no
sin nerviosismo en sus rostros), los ingentes prestamos que idos por el
vertedero de la corrupción, fueron captados con hambrientas intensiones durante
el gobierno de Chávez. Por eso Diosdado recoge tienda discretamente para
salvaguardar sus beneficios económicos, al tiempo que los demás testaferros y
operadores terminan de saquear lo que queda suelto por aquí y por allá, empujando
el dólar negro hasta la locura, mientras que una oposición que se empecina en
ser inútil, encabezada por el MUDismo y sus tristes (por inútiles) personajes investidos de secretariados y de
presidencias respectivamente, les hacen el juego al gobierno, al decretar sin
más razón que la estupidez o la complicidad, la muerte del referéndum
revocatorio, haciendo hasta suyos el lenguaje oficialista para referirse a
tales resoluciones nacidas de supuestos “diálogos”, terminando así el
oposicionismo neutralizado y en minusvalía frente a los desaciertos que pocos
advirtieron, pero muchos desoyeron.
Por
estas cosas es que el MUDismo -y personajes secundarios por sus roles de
“tontos útiles”, como el gobernador de Lara, Henry Falcón, o “radicales”, como
María Corina Machado-, se presentan agotados y demasiados comprometidos frente
a una población escéptica antes sus posibilidades, ya no mayores que las
propias de un PSUV a su vez secuestrado por sus dirigentes y bases con poder.
NOTA: Es por eso que a estas alturas, pedirle
a un simpatizante chavista que ha renunciado a depositar su voto o apoyo en los
rastreros maduristas que actualmente ejercen el control de la herencia Chávez, que
tenga a bien endosarse a las filas del oposicionismo-MUDismo, viene siendo como
pedirle a un astronauta, estando en pleno vacio del espacio, que se aguante la
respiración y se quite el traje que lo mantiene vivo, solo con la promesa de
que si aguanta lo suficiente, la oposición (MUDismo), lo salvará con un traje
mejor, sin especificar el por qué es superior al que tenia puesto. Algo así.
¿Se lo imaginan?
Es
por estas cosas que vale decir que Nada está de más cuando se ignora, pero todo comienza a sobrar cuando se conoce;
porque es en esa transición donde nos encontramos justo ahora como sociedad, despertando
entre los restos de una republica que vemos ahora como terminan de ser
saqueados por las hienas y los buitres del stablishiment político-económico
venezolano, y de donde tiene necesariamente que surgir un cúmulo de
ramificaciones conceptuales que aunque en apariencia caóticas al principio, convergerán eventualmente como líneas que
dibujan la trayectoria de cuerpos en movimiento atraídos por un mismo centro de
gravedad: Es decir, la superación como sociedad, de la posibilidad cierta de ser
aniquilada como república.
El
cambio que nos permitirá zafarnos de estas lacras hoy en el poder, es
impostergable e inevitable, aunque de momento escape a nuestra comprensión el
momento exacto de estas cosas que han de ocurrir para que cual capullo que se
abre mirando hacia un cielo azul y despejado, logremos salir de esta
restringida zona de “confort” para la
supervivencia, en la que nos hemos metido y abracemos sin temor a
perdernos, al sacrificio como parte del precio a pagar por la auto infringida
ceguera que permitió toda la cadena de desmanes que finalmente con el nombre
humano (y probablemente colombiano) de Nicolás Maduro, se instaló mediante el
ejercicio de la zalamería y la confabulación de todos nuestros vicios, en el
trono de poder erigido por Chávez para sí mismo, en donde encumbramos sin más
resistencia que nuestra propia prosperidad, a la figura de una dirección
presidencialista totalmente sujeta a la vulnerable falibilidad de un jerarca
inobjetable por el resto, incluso, por quienes pretenden ser sus torpes
opositores.
No
hay necesidad de vivir en un infierno como el que Dante describía, pero
entiéndase que mientras no estemos dispuestos a cambiar todos, ese precisamente
seguirá siendo nuestro hogar, y el de nuestros hijos.
Despertaremos este mismo año, o ¿requerimos que el puñal de la hipocresía
continúe penetrando aún más profundamente entre las viseras de la sociedad?
Recuérdenlo: NADIE
va a sacar por nosotros a un gobierno que es manifiestamente mediocre y
perverso; al menos no sin pedir un precio impagable a cambio.
¿Moriremos algunos si lo
intentamos?; es probable, pero ¿No es mejor acaso morir por una causa, teniendo
a los políticos de oposición que han permitido llegar las cosas hasta aquí,
como escudos delante de nosotros, que morir a manos de la delincuencia en una
buseta, al atardecer de un día cualquiera con estos miserables como
gobernantes?