lunes, 23 de junio de 2014

Realidad venezolana.

Realidad venezolana I: Estancamiento económico

Lo más duro de esto que escribo hoy, es el ver que en pocas palabras se pueda resumir lo que nos esta pasando.
Mientras más se controlen los precios, sin corregir los grandes vicios económicos, en mayor medida seguirá Venezuela convirtiéndose en la “vitrina de compras” para los países vecinos.
¿Era necesario llegar a este estado de las cosas?
Creo que no. No había necesidad de tener esta inflación, ni mucho menos esta devaluación desordenada y sin sentido en un país que ha tenido 16 años de gobierno monótono y autocrático.
La realidad acumulada hasta hoy, es cruda: Cada vez que llegan barcos a nuestros puertos, contentivos todos ellos de toneladas de alimentos o insumos del más variado origen y propósito, (cosas que no somos capaces de producir por nuestra cuenta en un país que lo ha tenido todo en teoría para hacerlo), ya no nos es posible negar que lo que hacemos al seguir adquiriendo en el exterior, con las políticas económicas existentes, es darle extensión, -una y otra vez, con cada barco que llega-, a los miles y miles de trabajadores informales que en el país se dedican al contrabando de extracción de esas cosas que recién llegan. Misma situación ocurre con la gasolina y derivados del petróleo que a duras penas producimos.
Con cada ley que regula precios artificialmente, al tiempo que navegamos en pantanosos terrenos de corrupción y tráfico de influencias de todo tipo y por cualquier motivo, no hacemos más que abaratar las cosas artificialmente para que la tentación de “reexportarlo” por las vías del contrabando, sea irresistible ante la enorme y fácil ganancia producida.
No ha habido y no habrá manera de cambiar las cosas si no cambiamos la forma de hacer política; no hay manera en que las dos caras de la misma moneda política con la que hemos convivido por todos estos años (oficialismo chavista y oposicionismo enquistado), logren pasar al país y a todos los que vivimos aquí, al siguiente nivel de desarrollo.
La única solución al presente, pasa necesariamente por la sinceración de los precios de todos los productos, condicionado esto a que se asuman simultáneamente políticas claras y verificables en el tiempo, de claridad jurídica, estabilidad de la moneda y control sobre la inflación (de resto, sincerar precios sería también en si una medida inútil). El problema es que a parte de parecer esto una meta inalcanzable ante la realidad que vivimos, lo cierto es que mientras no caiga el hacha de la justicia sobre todos y cada uno de los culpables (incluido el presidente y su gabinete que deben renunciar y ser juzgados por tribunales justos que demuestren la inocencia o culpabilidad de los señalados), sencillamente nada cambiará y la debacle seguirá tomando forma, pese a los elevados (pero desperdiciados en todo sentido), presupuestos generados por los precios del petróleo.

Realidad venezolana II: Situación política; origen y desarrollo en progreso.

Venezuela se ha convertido en un país de interesados. Todos apoyan al gobierno, a condición de tener algún beneficio; becas por nada a cambio, casas gratis cuya única condición para obtenerla muchas veces fue solo el crear una comuna fantasma, o el invadir un terreno; vender petróleo con subsidios que pagamos nosotros mismos, a los países vecinos que han aprendido en la zalamería, a chupar como sanguijuelas de los recursos venezolanos mansamente dispuestos a tal fin, mientras que miles de kilómetros cuadrados de territorio se pierden sin que absolutamente nada cambie, son signos de el más puro y egoísta interés que en realidad, ha movido a Venezuela en los últimos 20 a 25 años para obtener esta depauperado cuadro actual.
Lo hemos conversado desde hace tiempo: No debemos culpar a Chávez, mas de lo que culparíamos a Pérez, o Lusinchi, (más al considerar que están ya muertos, y que en vida, llegaron al poder por la vía electoral en la mayoría de los casos); La coyuntura política que comenzaba a vivir el país, habría propiciado la aparición de cualquier “Chávez”, “González”, “Morillo”, o quien sabe que apellido, pero que igual, habrían llevado a la nación a esta situación, donde nuestra carencia de compromiso hacia el cumplimento de la constitución y sus leyes,  ha sido el denominador común. No queremos comprender que las mismas fuerzas que pusieron a mover cuesta abajo a la sociedad venezolana, -mezclada en su bajada con la sociedad colombiana emigrada hacia nuestro territorio sin control ni administración alguna-, se mantienen aun hoy ejerciendo las mismas fuerzas, en este descenso que no pareciera tener fin.

Mientras no haya culpables sobre quienes ejercer la justicia, nada cambiará. La impunidad es el peor corrosivo que puede verterse sobre las bases “metálicas” de una sociedad.
Nada avanzará hasta que seamos capaces de dejar al desnudo nuestra incapacidad de reconocer errores. Nada cambiará hasta que seamos capaces de reconocer las graves fallas y omisiones que cometió Chávez, y todo aquel que le siguió ciegamente o por conveniencia, como única opción comprendida para salir del estado al que habían llegado las cosas. Nada cambiará hasta que la oposición entienda que su etapa vivida fue la génesis del chavismo surgido posteriormente. Ambos son los lados de la misma moneda cuarta republicana, y todo seguirá igual hasta tanto los seguidores de ambos bandos, reconozcan esta repelente realidad a todas sus conveniencias de hoy.

Organizar el cómo lograr el compromiso nacional es el gran reto por delante; estructurar un mecanismo para garantizar el llevar a la justicia a los corruptos existentes que sean emblemáticos (llevarlos a todos, sería imposible: la cifra ronda los decenas de miles). Repatriar los dineros robados y canalizarlos de manera transparente a becas de estudio y salud. Todo esto es necesario si pretendemos cambiar algo; por fuera de esto, no hay cambio posible ni sostenible en el imaginario colectivo.
Recordemos: La verdadera crisis venezolana va más allá de lo económico o político; es conceptual en lo moral, por nuestra aversión a someternos a las leyes que al día de hoy, solo son aplicadas a los pendejos de a pie, como usted o como yo. Por eso es que los diálogos no funcionan.

Llegará el momento de la introspección, y del cambio para bien. Esta escrito; el crecimiento es parte de la naturaleza humana. El camino en sí mismo, está por definirse.

sábado, 14 de junio de 2014

Ramos Allup critica a Jesse Chacón y a Corpoelec por apagones en sureste de Caracas

Cuando a un político curtido se le ve la costura:

14/06/2014:

Ramos Allup critica a Jesse Chacón y a Corpoelec por apagones en sureste de Caracas


Este comentario de Ramos, -por el simple hecho de que "se le fue la luz" a él-, deja ver sus intereses, que no van más lejos de su propia nariz. 

¿Por qué no chilla por las miles de personas que a diario sufren de apagones programados en todo el país, lanzados al altar del sacrificio para que a Caracas no se le vaya el fluido eléctrico (y con el la popularidad que le queda al gobierno)?

La de él es la actitud de todos los políticos; hipócritas todos, culpables del descalabro nacional.

Mientras, Maduro juega a que es un presidente influyente, hablando en la Bolivia de cosas que no podrá cumplir, más allá de la ya común y descarada entrega de recursos a otras naciones, mientras la debacle en Venezuela no hace más que calcular el momento de su gran explosión.

Ya no se trata de si ello ocurrirá; el tema es cuando, y como enfrentaremos las duras consecuencias, que no son estas que vivimos ya.

domingo, 8 de junio de 2014

Difícil decir algo que no se dijera ya.

Este hombre que llegó al poder en Venezuela montado sobre el esqueleto de aquel asno viejo, malnutrido y cansado en el que se ha convertido la política en nuestro país, no hace más que errar de manera inverosímil frente a los ojos de quienes hayan comprendido la desolación en la que trata de sobrevivir la debilitada sociedad venezolana, permeada por todos sus sentidos y desde todas las direcciones imaginables.
Ver a Maduro afirmar que la pobreza a disminuido, es ver un signo inequívoco del descalabro que sufrimos en la capacidad política para percibir las cosas. Ya la verdad es un bien prescindible; incómodo incluso en el mundo del marketing publicitario-político de hoy. Creer que las misiones no han sido fundamentalmente un instrumento político, -más allá de ser una muestra fehaciente de la incapacidad gubernamental para hacer que las instituciones y organizaciones con que cuenta el mismo estado funcionen, aprovechándose de eso para crear un estado paralelo, a su imagen y semejanza, convenientemente controlado y sometido-, es negar entonces que en realidad han sido meramente un "artilugio flotador" arrojado a los desposeídos en medio de una tormenta en el océano, para que no se ahoguen, aunque en realidad nadie esté haciendo algo para rescatarlos definitivamente.

Tal será la situación, que ni el mismo instituto  nacional de estadística pudo ocultar la cifra negativa en términos de pobreza en Venezuela. No bastó en esta oportunidad maquillar los números con efímeros tecnicismos que antes garantizaban mantener en más de dos cifras porcentuales por debajo (cuando no más, incluso), la realidad en números del país. Ante esto, no le ha quedado más al gobierno de Maduro que tratar de minimizar o descalificar sutilmente tales datos.

Agréguenle a esto el buen trabajo que hacen operadores como José Vicente Rangel con su manejo contra-informativo, u operadoras como Hinterlaces y otras, que con eufemismos y atajos interpretativos pseudo-científicos, buscan reinterpretar la escases general y el parón industrial y agropecuario que sufre el país como consecuencia de mas de una década de desaciertos jamas cuestionados por los subalternos hoy en Miraflores y alrededores, como una mera mala implementación de los instrumentos de encuestas utilizados, o como el resultado de no tomar en cuenta que el país es ahora mas "rico", con "mas gente", con "mayor almacenaje" de productos en los propios hogares (a manera de acaparamiento nervioso), y que por eso es que lo que hay, no alcanza, sin que en ello para nada influyan las malas políticas económicas, el "trafico industrializado" de contrabando hacia Colombia, o la más que ultrajada de continuo frontera venezolana, donde no vale a quien pongan, pues siempre dejan pasar el 99.9% de todo lo que pretende irse del país.

El país está acéfalo, y muestra clarísimos signos de no poder vivir sin una paternalista (o maternalista) figura que le diga a donde ir. Eso es característico de una sociedad inmadura, atomizada y ocupada de sus propios y mundanas necesidades individualistas, sin que las terribles injusticias con los cientos de presos políticos, o los muertos sin sentido alguno, tengan incidencia sobre la moral de la república. Ante esto, no queda, -como decía Chávez-, más que la nada...

Sirva recordar las palabras humildes de un hombre que nunca pretendió ser un comandante eterno ni infalible:

"La disipación de las rentas publicas en objetos frívolos y perjudiciales; y particularmente en sueldos de infinidad de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores, provinciales y federales, dio un golpe mortal a la República"

                                                                                              Simón Bolívar, 15/12/1812.


Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero debo decir que estoy convencido que lo peor aún no lo vemos llegar...

...y aunque nadie me crea (y quisiera estar equivocado), igual ocurrirá el rechinar de dientes.