martes, 25 de diciembre de 2012

¡La mejor navidad para todos en el planeta Tierra!

lunes, 24 de diciembre de 2012

Y después de las elecciones, ¿La nada?


Definitivamente, pasaron ya las insípidas elecciones de gobernadores y legisladores estadales, y con ello quedaron a la vista los dos protagonistas verdaderos que protagonizaron, a pesar de no poder ser “vistos”: uno es el presidente de la republica, que definitivamente, por la razón personal o médica que sea, parece que se siente más cómodo y seguro en un hospital de Cuba que en uno de Venezuela, y el otro, fue la abstención que rondó el  46%, sobre aquel total de los que en el vetusto y muy objetable registro electoral, estaban inscritos y aptos para votar.
Sé que en referencia al título de esta entrada, (en términos humanos y físicos), la nada como tal no existe; sin embargo, en lo que se refiere a este concepto en las esferas de nuestra concepción nacional, pareciera que de existir, no hay en Venezuela material suficiente para rellenar ese “vacío” con ideas, honestidad o alternativas consensuadas, lo cual sin dudas amenaza nuestros “espacios” nacionales internos; más aún en la medida en que somos testigos en estos días, de como la derrota electoral de un sector de la nación,  parece que solo favorece al otro, cuando en realidad, acrecienta el daño al país, pues como si de viejos enemigos de territorios distantes se tratase, parecieran estar combatiendo en una tierra de nadie (Venezuela), por lo que esta puede ser ofrecida a los aliados de cada bando, en ofrenda de alianzas, sin remordimientos...
Hemos comentado el cómo la división, y la identificación del adversario político con el enemigo externo que nos quiere dañar, ofrece un “simplificado” escenario desde donde sacar beneficios políticos en la medida en que la percepción de la sociedad se radicaliza en torno a esas ideas simplistas, concibiendo con ello la posibilidad cierta de establecer bandos de apoyo, del mismo tipo de esos en los que con las condiciones y recursos correctos, se desencadenan guerras civiles y sangrientas, en algunas naciones subdesarrolladas.
Exclamaciones actualmente expresadas de parte y parte en los bandos ya conformados (unos ganadores y otros vencidos después de sucesivas y costosas elecciones), como las del vicepresidente Nicolás Maduro, (más propias de un vicepresidente del PSUV que de uno de la nación, a juzgar por sus declaraciones recientes, atacando y despreciando a aquellos elegidos por la gente, distintos del PSUV, clasificándolos como los de la legión del mal), o del también peseuvista Jorge Rodríguez, que sin medir demasiado en el sentido común, afirma sin rubor que: “Unos minutos más y le ganamos en Miranda” (Según el CNE, la diferencia final entre Jaua-Capriles fue de aprox. 47.300 votos), por lo que ante esto, lo que queda es hacer la inevitable pregunta:
¿Tan impresionante es la maquinaria del PSUV, que se traerían por los pelos a último minuto a 50.000 votantes para que sufragaran y así remontar la diferencia con el que finalmente ganó?; ¿Es así como entienden los actuales políticos, que se debe hacer política; a punta de movilización de masas, a modo de “zombis electorales”?; ¿Fue por cierto, esa la misma maquinaría zombi que permitió el triunfo de Chávez en Octubre?
Es posible por cierto, -viendo en retrospectiva como hasta ahora el impacto de las maquinarias  ha sido más que evidente, contundente-, decir que realmente después del 2006, Chávez no ha ganado ninguna elección, sin la asistencia de la maquinaria invasiva y manipuladora de su partido, (como en menor medida, dada la diferencia abismal en la disponibilidad de recursos, se ha dado en cualquier otro partido político en Venezuela , desde donde el mismo PSUV aprendió esas artes), creado exprofeso desde los restos del MVR, a partir del descalabro de éste en el referéndum consultivo del 2007, donde la iniciativa del presidente perdió.
Visto en frío, (Tan frío, que me acusarán de apátrida y escuálido, sin serlo, al tiempo que un oposicionista pudiera frotarse las manos suponiendo erróneamente que apoyo su torpe actuar de oposición), no ha habido más voto conciencia desde entonces en las filas oficialistas capaz de lograr determinar un resultado electoral favorable al presidente, por sí solo.
Todo ha dependido de la maquinaria, y no de la reflexión y la introspección.
Es duro lo que afirmo, pero podemos entender que todo esto es la consecuencia directa del giro que han tomado las cosas hasta el presente, (y no me canso de buscar una manera nueva de describírselos y decírselos), pues por un lado, las filas oficialistas pasan todos sus esfuerzos por el filo de la aceptación de  un único líder, mientras la oposición, que no entiende  que la postura contraria a priori, (de ser la némesis de todo cuanto emerja del gobierno),  no encierra la estrategia que es capaz de superar las limitaciones del chavismo, sumido ya de por si en sus “endógenas” e insalvables limitaciones, propias de toda aquella épica vivida a través de la existencia de un solo hombre, por muy bueno o malo que resultase ser.
Por estas cosas pintadas en el lienzo nacional de hoy en día, es que en la pasada entrada les decía (y añado ahora dos palabras al final):
Pareciera que nadie ha entendido las premisas básicas de la lucha inteligente, de la lucha que exige de resistencia: Hablar con la verdad en la mano, y el honor en el corazón, sin violencia, sin arrogancia, solo con humildad e integridad.”

Por esta afirmación que me atrevo a hacer, es que  creo  que muchos venezolanos,  -por no decir que todos-, deberían evaluar qué es lo que entendemos realmente por oposición:
¿Es esa “cosa” que insiste en ir en contra de quien gobierne, alternando ese rol entre quien gana y quien pierda una elección?;
¿Es para el presente tiempo, no ser chavista?;
¿Es estar en contra del socialismo, o del comunismo, o del capitalismo?, o debería ser:
¿Criticar todo lo que pueda mejorarse a la vista de omisiones o de los errores cometidos, teniendo en la otra mano la solución por consenso a plantear?

Sabemos que cuando el gobierno es oposición (si; no se trata ni de lejos solo del PSUV ejerciendo ese papel; -el partido es únicamente, -dada la senda asumida-, un promotor de las ideas de Chávez, al tiempo que un garante de su reelección-: Sabemos desde hace rato que la participación “activa” del aparato gubernamental en ese rol es fundamental para mantener la idea de un enemigo culpable, siempre externo y ajeno a cualquier decisión errónea del mismo gobierno), la división artificial de la nación es un hecho. El resultado de semejante estrategia básica desde hace más de 10 años ha puesto al descubierto su riesgo principal: una Venezuela que se disolvió, y una que no supo nacer. La indefinición y la falta de unidad, es el principal hándicap ahora.

Al presente, aún con un futuro nacional inmediato borroso como nunca debido a lo ya expresado, a la incertidumbre que rodea la salud del Sr. presidente, y a las medidas políticas que deberían tomarse, buscando aguantar los desaciertos económicos que inevitablemente vivimos, y que seguramente resultarán tremendamente impopulares y odiosas para un pueblo acostumbrado a vivir de las postergaciones, al tiempo que se ha conformado con las  migas que los altos jerarcas dejan caer bajo la excusa de la misión social, tenemos ante todos la tarea de entender lo que se ha hecho bien, y lo que se ha hecho mal, en los roles de gobierno y oposición, pues sigue siendo ello el principal por resolver.

Es aún en este mismo presente, (como viene siendo también en los “presentes” que se han sucedido desde hace muchos años), donde los que han tenido a regañadientes que asumir el papel de oposición, no han entendido en lo absoluto, lo que debía plantearse como alternativas a los errores nacionales en estos poco más de dos últimos periodos presidenciales. Sus acciones opositoras se han limitado a seguir “el librillo” político usado hasta los años 90, decorándolo torpe e improvisadamente con medidas populistas tan limitadas en su alcance real en lo social como las tomadas por el sector oficialistas, confundiendo en ese proceso, a Hugo Chávez con la autoría intelectual de aquella etapa de identificación de los problemas nacionales, cuando como hemos  dicho, el “autor” fue, y ha sido, el consenso nacional que de a poco, entre pasillos y conversaciones de calle y hasta de familia, fueron perfilando aquel conjunto de acciones necesarias para de algún modo, ir creando el marco de referencia capaz de ir corrigiendo los entuertos que en sucesión, se iban creando por desaciertos políticos de gobiernos tras gobiernos,  ante la impotencia de las mayorías sociales. Eran esas acciones ya impostergables para los mismos años 90, las que confundíamos en su necesaria fase ejecutoria, con el “requerimiento” de que llegase “al poder”, un tipo con pantalones. Alguien que, -sin exigirnos mucho a todos, ya que se supone que somos un país rico por petrolero-, hiciera lo que decíamos, y no lo que él, (alojado en Miraflores), interpretara, lo que constituye per se la génesis del proceso opositor que ha devenido en una criatura lenta, ciega y torpe, que en realidad se ha manifestado incapaz de actuar por un consenso que vaya mas allá del interés de quienes los dirigen y lideran, cual chiripas siempre nerviosas, a la sombra de aquel que detenta la presidencia en Venezuela.
Nada cambiará conforme este patrón se mantenga. Mientras los partidos políticos sigan siendo clubes de poder, y  la política, instrumento distorsionado que represe a los verdaderos protagonistas de las luchas sociales honestas y consecuentes con sus ideas del progreso nacional. Nada ha sido inútil; aún hay tiempo. En realidad es inevitable: Es cuestión de trabajar con fe y estrategia, independientemente de los ganadores o perdedores de hoy; el futuro se construye con los que aún no tienen edad para competir en ese juego electoral amañado, de maquinarias partidistas forradas de recursos.
Son ellos los únicos suficientemente inocentes, abiertos de corazón y de mente, como para reunirse con todo aquel que en verdad quiera construir una diferencia, y tomar lo mejor de todos los proyectos intentados en nuestro país hasta nuestros días.

Feliz navidad para todos los venezolanos, y los amigos que venidos de otras tierras, tratan de encontrar entre nosotros, sentido a la vida.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Nada nuevo bajo el sol...,aún.


Ciertamente es una frase trillada para tomarla como titulo a esta entrada, pero no encuentro un conjunto de palabras que describan mejor la actual situación del país, donde se insiste en no variar para nada, -y en nada-, desde hace semanas, en algún aspecto fundamental nacional, incluso si consideramos en ello la enfermedad de Hugo Chávez, -de la hemos habíamos en el pasado-,  y todo esto en medio de unas elecciones regionales que quizás ante la mirada de la sociedad venezolana, se realizan cargadas de esas mismas fallas que vimos en  los comicios presidenciales del pasado octubre, en medio de esa marcada ausencia del eje absoluto de una “revolución” que no ha aprendido a ir más allá del propio líder devenido con el tiempo en especie de Atlas que soporta al mundo, sumado todo esto a  una total carencia de liderazgos alternos al del ciudadano presidente, lo que permite a nuestra destartalada comprensión nacional, ir  así cerrando un cuadro al fin de cuentas  no nos aleja de todo lo dicho antes en este blog.

Lo aceptemos de buena manera o no, ante nosotros tenemos que la mayor paradoja de nuestro país sigue siendo la misma:
“EXISTIENDO LOS RECURSOS  PARA SER UN PAÍS DESARROLLADO, AÚN NO LO SOMOS”

Debajo de tal afirmación subyace una dura realidad:
No hemos logrado el entendimiento colectivo del cómo hacerlo, ni hemos sido capaces, -a propósito de ello-, de decidirnos a hacerlo.
Por razones que muchos no terminan de entender, seguimos enfrascados en seguir caminando por los atajos de la indolencia, la inmoralidad y la impunidad, pese a los brillantes logros que puntualmente podemos denotar de los últimos gobiernos en nuestro país, (incluido este), que más bien terminan siendo ante esos caminos elegidos al calor de una mentalidad tercermundista,  pequeños brillos de luciérnagas en medio de una oscuridad que no termina aún.
No consigo motivos para dejar de afirmar aún hoy, que Barrabas actuó sin remordimientos a la hora de mentir sobre su estado de salud antes de las elecciones, (adelantándolas inclusive), bajo el pretexto de que todo “se puede hacer por la patria”. Barrabás Junior una vez perdido en su tarea presidencialista, arrastrando según él, “su guayabo”, cayó en la tentación de agarrarse del poder, aunque ya no fuera el de Miraflores, como método efectivo a la vista de su entendimiento y el de sus interesados y zalameros allegados, para mantenerse finalmente en las altas esferas políticas de la actualidad venezolana, pero demostrando con ello finalmente su inexistente disposición real a ser líder nacional, capaz de sembrar entusiasmo por sus propias propuestas, casadas de verdad con la nueva visión que necesariamente se imponía aparecer como paso previo a la acción de dar aquel tan ansiado siguiente paso en el entendimiento nacional..
Por esto es que Barrabás Jr. intenta volver a casa; si lo logra o fracasa será irrelevante; el hecho irreductible es que nadie, -como él mismo-, quieren asumir el liderato nacional. Nadie quiere o nadie aguanta una lucha frontal contra un estado “Chávez-céntrico” (…que gira en torno a Chávez).
Nadie ha entendido las premisas básicas de la lucha inteligente, de la lucha de resistencia: Hablar con la verdad en la mano, y el honor en el corazón. Sin violencia, sin arrogancia.
Tenemos que estar claros: No es lo mismo precisar lo que se debía hacer en Venezuela para salir del subdesarrollo, que la manera en que finalmente se optó para intentar sin mucha claridad hacerlo, y de la mano de quien se hizo. Las ultimas dos cosas, tomaron más protagonismo que el hecho mismo sobre el correcto proceder que se concebía adecuado para el país  en términos de verdadera justicia social, pues todo ello se sucedió ante la interpretación inocente de que siempre es mejor “agarrar, aunque sea fallo”, que ante el peso de una sabiduría nacional optando por un camino de constitución y leyes, siempre más difícil de cumplir, cuando estas se perciben como externas a nuestra propia identidad.

De allí nuestra segunda gran paradoja:
“TENIENDO UNA HISTORIA MARCADA POR EXTRAORDINARIOS Y PRECLAROS HOMBRES Y MUJERES, CONTINUAMOS MOSTRÁNDONOS CARENTES DE UN CONCEPTO REAL DE IDENTIDAD NACIONAL”

Ahora por ello hemos caído en la incomodísima situación en la que creemos estar ante un pueblo épico, soberano e independiente,  cuando en realidad, ningún sector social, se ha enfrentado a esta realidad “pendular” que vivimos, donde solo somos capaces de actual lanzándonos de un extremo a otro, sin ser capaces de apaciguarnos, de hilar fino, y de pensar en frio, en base a nuestros pasados aciertos y errores.
Ante unas aburridas e insípidas elecciones para elegir “al resto de las cuotas de poder político que fuera de la sombra de Chávez quedan”, podemos apreciar como nuestra miopía, -y las apetencias individuales de todos aquellos que usurpan puestos políticos llamados a ser plataformas de justicia-, son las que mandan; cómo es que nuestra incapacidad para hacernos unos con un  sueño nacional unificado, dicta aún nuestro accionar a veces miserable, a veces inmaduro, pero siempre, para nuestra desgracia, subdesarrollado.