sábado, 28 de enero de 2012

La traición de Leopoldo López, el programa de gobierno de “vuelta al pasado” de la MUD, y el reto de gobernar sin la necesidad de líderes.


Supongo que el solo titulo de esta entrada puede lastimar susceptibilidades, aunque les digo, no pueden compatriotas, aspirar que hablemos de verdades, sin producir incomodidades en aquellos que se sientan cómodos en sus posturas oficialistas, neutras u oposicionistas, y mantenidas en los últimos trece años de mismo gobierno.
Esperaba hace unas semanas escribir y reflexionar junto con ustedes, sobre el tele maratón presidencial, en ocasión de dar la memoria y cuenta de la nación en la sede del poder legislativo, pero de a poco, el ya de por si insípido y arto predicho material compilado de dicho discurso, se hizo indigno de cualquier análisis posterior. No así ocurrió con la casi simultánea publicación, por parte de la MUD, de su lineamiento general para el próximo gobierno, -en caso de ganar su candidato aún por elegir-, las elecciones presidenciales del 7 de octubre del presente año, y por otra parte, -por el lado de los candidatos-,  el de la declaración de Leopoldo López, sobre su retiro como candidato a la presidencia, para apoyar a su antiguo competidor, Enrique Capriles.
Quiero comenzar por esto último.
Considero un acto de traición a sus seguidores, de engaño a todo lo que dijo que haría, de hipocresía frente a la corte interamericana de los derechos humanos, de falsedad al firmar un acuerdo en la misma MUD,  y de barata negociación política, la maniobra que finalmente realizó Leopoldo López, para arrojarse a los brazos de otro candidato, signando en él, -supuestamente-, “todas las bondades necesarias para gobernar este país”.
¿Y qué de aquellos que desde cualquier región del país le aportaron fondos para su proyecto político?; bien gracias; sus aportes será bien usados…
La arrogancia es madre de la estupidez, y a partir de ahora, el Sr. Leopoldo López no podrá pretender que se le tome demasiado en serio. ¿Quién siquiera pudiera apoyarlo, -aunque fuera para una alcaldía-, si ni seguridad habría de que no se raje a última hora para apoyar a otro?, (Sin perder de vista que el gobierno ya había establecido la IMPOSIBILIDAD que él tenía para ejercer cargos públicos).
¿Qué habrá negociado?; ¿Qué posición futura dentro del hipotético gobierno, terminó aspirando a ocupar?; ¿Es esta la manera de hacer política de los que ambicionan ser presidentes?
Si en una cosa él me ayudó a dejarle en claro a los demás, es que en su persona  no se puede depositar la esperanza de un gobernante con liderazgo y honradez. ¿Es este el “leitmotiv” en la música de todo candidato presidencial?; ¿ofrecer para luego no cumplir y así  improvisar?
¡Gracias por no poder mantenerte más tiempo con la careta, Leopoldo López!
Me agrada ver como las estrategias políticas de muchos opositores que buscan montarse en el poder, se hacen una con las que muchos sectores políticos oficialistas, utilizan. ¡Caimanes del mismo caño todos en conjunto! Me gusta ver como las costuras crujen al no soportar los tirones que los acontecimientos les infringen.
La esperanza de un cambio se desdibuja de a poco en el país, en la medida en que, simultáneamente, los aspirantes muestran sus limitaciones (incluyendo al presidente en ejercicio, con su no pocas fallas imperdonables), y la sociedad toda se limita a ver los cambios requeridos, apenas como lejanas sombras de la realidad que difícilmente puede identificar, y que en todo caso, quisieran ver de manera inmediata, como el que en su inmadurez natural, un niño demuestra mientras espera un regalo ya anunciado. Cosa por el estilo
De acá hasta el día de las elecciones internas de la oposición, solo queda esperar y ver probablemente más cambios sin sentidos; arreglos políticos y económicos que terminan buscando pegarse al supuesto ganador en potencia.
Nadie dice las verdades que el país infantilmente reniega escuchar; nadie en sus aspiraciones presidenciales, termina por entender lo escrito entre líneas en la historia más reciente de la nación. Los discursos parecieran centrarse únicamente en activar los “reflejos electorales” de la masa, y ganar los votos que aspiran para llegar a donde quieren. Nada más. No hay reflexión profunda; no hay sinceridad que se lance sin temor de irritar mentes acomodadas en la inercia de la rutina declinante.
Nada más les dejo como muestra, la reciente publicación de la oposición venezolana; lean el proyecto político de gobierno de la MUD, y podrán contemplar un discurso que pareciera, en vez de querer dar el siguiente y lógico paso de crecimiento, más bien querer despertar de un mal sueño, para instalarse en otro, a plena luz del día.
Dicho proyecto pretende rehacer al país simplemente indicando que se hará cumplir la ley y se volverá a patrones políticos y estratégicos que en realidad, ya están agotados y comprobados históricamente en Venezuela, aunque los demuestren como la panacea. Lo peor, es que transcurre por sus interminables paginas sin dejar en claro que: 1.- Aquellos que deben hacer cumplir la constitución y las leyes (El Estado), y los que deben someterse a ellas (el colectivo nacional, incluyendo a los de la MUD), están conformados por la misma masa humana que a diario, aprendió a esquivar sus responsabilidades y deberes, convirtiendo en el proceso a la viveza, como el principal valor de vida. 2.- Ningún proyecto de construcción nacional, puede obviar los aciertos acumulados, independientemente de las fallas catastróficas que urge corregir, al perseguir ilusoriamente un “partir de un cero”, imposible de conseguir en la realidad humana.  
Véanlo así: No se trata de “comprar” una nueva escalera (país); se trata de reunir las partes de la escalera que tenemos (Venezuela), y centrarnos en subir un escalón a la vez (plantear una estrategia realista, por dura que sea, -y no me refiero a medidas económicas tipo FMI, o torpezas por el estilo-), hasta divisar en la altura, al antepenúltimo de ellos (el sitio donde comienza la Venezuela de los hijos de nuestros nietos; a esa “distancia”, está de nosotros…).
La distorsión del concepto nacional que vivimos, es el que "anima" más bien a repara la escalera buscando poner el “último escalón”, al alcance de nuestras manos (como al decir: “Llegó la revolución definitiva que ahora si salvará la patria”), sin haber instalado el resto (resultado esto del matrimonio entre buena política, estrategia coherente y gente dispuesta a sacrificar), y mucho menos sin haberlos escalado (Sin pretender hacer esfuerzos).
Ya no bastará que “lo superáremos todo con valor o entereza”; con ética o amor. Es necesario definir con claridad; con la claridad que no deje lugar a dudas, ni espacio para interpretaciones intermedias o de terceros.
(Es justo por esto que la aplicación de la constitución falló: se endosó la responsabilidad de su aplicación, a la interpretación directa del líder de turno)
Por eso, para realizar cualquier arranque sensato, se requieren dos cosas; dos, como la cantidad de patas o largueros que tiene la escalera que estamos llamando Venezuela: Uno, constituido por la decisión firme e irrevocable de cumplir y hacer cumplir la constitución y las leyes, siempre en su entorno social y humano, supeditado únicamente  a la noción nacional de justicia, aprobada por Dios. El otro, conformado por la decisión de no fallar en lo primero, por reconocernos como corresponsables todos de la situación que finalmente hemos creado como escenario de nuestra vida nacional.
Invéntenle mas "patas" a la escalera, y terminarán apresados por la inutilidad de aquello que estuvo llamado a permitirnos crecer (la escalera en si, como instrumento de ascenso).

Puntualizando nuevamente sobre el proyecto MUD, y sus amplios ejemplos de errores y vaguedades, tengo que dejar en claro que cosas como, “devolverle a RCTV la señal abierta y sus equipos”, por solo mencionar una de tantas, suena como a medida simplista y desesperada por volver al pasado, sin considerar las múltiples vertientes que dichas decisiones o intenciones, tienen.
Si le devuelven la señal a RCTV, -por citar el mismo ejemplo, y sin negar que hubo injusticias de parte y parte-,  ¿Despedirán a todos los que ahora trabajan allí para poner a los que estaban?; (¿Harían lo mismo con los empleados y ex empleados de PDVSA?); ¿Establecerán nuevamente el parcializado convenio de entrega de espectro radioeléctrico a dicha empresa?; ¿Quien evaluará todos los abusos e influencias que lograron sus dueños concretar sobre distintos gobiernos nacionales en el pasado?; ¿No se le perdonará al actual gobierno haber hecho lo que hizo con esa empresa y ese canal televisivo, pero si se le perdonará a RCTV haber sido el primer canal en transmitir pornografía y ofertas de servicios de prostitución por señal abierta?
No negaré que atinan ocasionalmente en sus afirmaciones cuando proponen cosas como por ejemplo,  establecer una PDVSA centrada sobre su negocio (el petróleo), y no sobre la infinidad de acciones sociales para lo cual ha tenido que crear dicha empresa petrolera un aparato burocrático enorme y paralelo al ya existente en el Estado para la misma función, ya que ha demostrado desde hace décadas no poder canalizar honorablemente los dividendos petroleros.  Sin embargo, falla la MUD al pretender abrir la empresa nuevamente a capital extranjero y a privatizar muchos servicios que fueron de hecho, el detonante para que en las décadas pasadas, la arrogancia de la estatal petrolera llegara hasta sus máximos niveles, desembocando en lo que es hoy: Un conglomerado de graves errores técnicos, gerenciales y políticos.

Una vez más, “No critiques la paja en el ojo del vecino, teniendo una viga en tu propio ojo”. No se trata de dividir y borrar; más bien es cuestión de multiplicar los esfuerzos, sumar lo bueno, y restar lo malo.
(Por cierto, en ningún punto habla la MUD de eliminar impuestos injustos como el IVA…)

Definitivamente, el mayor reto de la Venezuela actual, es aprender a gobernar sin lideres que le digan por donde ir; una nación adulta, con ciudadanos maduros políticamente, no necesita dedos que le señalen el camino; tampoco requiere de tribunales externos para llevar a juicio sus propios errores. Lo más difícil esta aún por venir, y lo digo con la firme esperanza de equivocarme. Aun el adolecente que somos como nación, no ha terminado de emborracharse y quedar desnudo. Aun no, aunque lo vivido no es para nada, inútil o innecesario.
Volviendo al principio, todo lo hecho hasta ahora, mas lo ofrecido por todos los candidatos a la presidencia, no son más que las pruebas contundentes de que todo lo errado e incompleto se ha puesto en práctica ya, o se ha propuesto para el inmediato futuro.
Lo que queda es vacio; como ese que pareciera ocurrir entre cada respiración; en la respiración de la nación. Es a eso a lo que llamamos desesperanza…
Esperemos la próxima inhalación. Nuevo aire traerá nuevas perspectivas.
De su ocurrencia, solo Dios conoce el momento…
Les digo un secreto; el orden de los últimos tres peldaños de la escalera nacional, del más alto y descendiendo, es este: Dios, Justicia y Pueblo.

martes, 10 de enero de 2012

2012: Año de decisiones importantes; el año de la desilusión nacional.



No resulta el título de esta entrada al blog una contradicción; nada más es el reconocimiento de todo cuanto arrastramos a nuestros pies sin saberlo. Para muchos es el año de la ratificación de Hugo Chávez y su modelo de éxito incuestionable; para otros es el año de su culminación al frente de un proyecto imperfecto que no supo evitar el fracaso y el derroche sin parangón. Para los que menos mueven un dedo en el país, significa la transición hacia algo que no se puede evitar, sea lo que sea, y finalmente para mí, -como espero que para ustedes-, el año 2012 es en el que quizás los venezolanos y quienes habitan con nosotros, nos estrellemos por fin contra el muro de la verdad de nuestras propias miserias.

Para nada es un año desalentador por aquello que según las erradas interpretaciones de los textos Mayas, se vaya a acabar el mundo; tampoco lo es porque de seguro nuevamente la inflación en Venezuela cabalgará sobre el 25 o más por ciento, para seguir matando cualquier pírrico aumento salarial que venga por vía de decreto y no de un crecimiento sano de nuestra economía, o desalentador porque será un año más en la compradera indiscriminada de bienes y servicios en países extranjeros mientras nuestras capacidades técnicas e industriales (publicas o privadas), se siguen atrofiando. Ni pensar que será un año malo porque los culpables de las perdidas de miles de toneladas de alimento que sucedieron en el pasado y seguramente continuarán ocurriendo, nunca serán castigados por nuestras rimbombantes pero discapacitadas leyes.

No. Nada de eso; sólo será un año de desilusión nacional, porque el cambio que aspiramos como nación, simplemente no existe.

Insisto, no es una contradicción. Tenemos que entender que “el cambio que aspiramos”, no es unitario; no es colectivo. Existen “varios” “cambios” que cada agrupación de población en el territorio nacional, manifiesta: Están los chavistas, los antichavistas, los que no comparten las ideas de los dos grupos anteriores, (sin tener aún certeza del camino a tomar), y los que queremos que todos nos unamos bajo un cielo común, con una idea central superior a todos nosotros, que garantice precisamente nuestra supervivencia en la inevitable, -y natural-, dualidad individuo/colectivo; es decir: El de que el verdadero poder popular es el poder de uno. (Ya que todos los “unos” escuchados y atendidos, conforman al colectivo que es realmente soberano y progresista).

¿Qué idea es esa?; ¿Qué puede ser superior a todos nosotros?: Pues solo una: La de la venezolanidad como único “cemento” capaz de armar con los "ladrillos" de nuestra ciudadanía bien entendida, el pilar de la republica venezolana, sumisa únicamente a la concepción central de Dios, Justicia y Pueblo.

¿Suena simple?; pues en realidad no lo es.

El que no sea sencillo de concebir, ni de hacer llegar a cada alma que habita en nuestro país, es quizás nuestra desgracia, queridos compatriotas, por ser reto aún no superado (ni siquiera enfrentado); esa es nuestra debilidad; nuestro fatal punto débil. Ese que justamente orada nuestro suelo y permite que la existencia republicana se escurra inútilmente entre nosotros. Es lo único que realmente es común a todos nosotros hasta el día de hoy: La división, y la irreverencia ante la constitución y las leyes, debido a nuestra débil venezolanidad.

-Y no, no es otra contradicción-. Quizás el mas grande desatino del actual presidente ha sido el de fomentar metodológicamente la división; fomento que con el tiempo, (y sigue sin ser una contradicción), se vuelve quizás el mejor y mas grande aporte de su gobierno, acercándonos más al momento en que podamos darnos de frente con la realidad que en silencio ante nuestro bullicio, nos aguarda adelante.


Quisiera decirles maravillas, pero prefiero hablarles de verdades nacionales que no terminamos de enfrentar.
Mientras los costos políticos pesen mas que los costos sociales de ciertas medidas contundentes, seguiremos dando vueltas como perro que no termina de echarse.
La clase política venezolana, conformada por los mismos ciudadanos venezolanos, es producto directo de esa división e irrelevancia que nos mata. Por eso es que nuestros aciertos se pierden a menudo entre nuestros malabares torpes y escandalosos.


No hubo un presidente Chávez 2.0 surgiendo de su enfermedad; tampoco una revolución 2.0 ante nosotros, pues aunque no lo queramos aceptar, la revolución 1.0, -como en una computadora-, se quedó "colgada", y no solo porque estuviera escrito su programa con errores y bucles inútiles, sino también porque el hardware de nuestro computador nacional, adolece de recalentamientos, discos defectuosos que no retienen información, así como conflictos en su bios, corrompido por tantos reinicios y arrancadas en modo "a prueba de fallos"; mientras, la oposición se desempeña más como una biblioteca enorme de virus, con sus pequeños y específicos programas parásitos, que como un intento serio de crear un de sistema operativo alternativo, que tome al sistema anterior donde éste se quedó.


Temer que el presidente no pueda enmendar lo hecho erróneamente hasta ahora, es también temer que los candidato de oposición fracasen en cualquier intento de mejorar las cosas. Difícil encrucijada.


Así las cosas, la desilusión nacional podría muy bien cabalgar sobre un año de decisiones importantes.