miércoles, 26 de octubre de 2011

Lo que la inercia puede hacer.


Un mes y poco más, ha pasado desde la última entrada a este blog; algo de vacaciones, aprovechando esta treintena de días que aún esperando pacientemente, no logran parir una noticia que considerar verdaderamente relevante; ese hecho destacable que en definitiva, no fuera predecible y por ello, digno de ser mencionado a los efectos de un hipotético cambio en las conductas y políticas establecidas en las últimas décadas en Venezuela o incluso, en algunas partes del mundo.
Algunos hechos puntuales parecieran querer resaltar por sí mismos, pero finalmente solo lo hacen en los contextos de sus propias obras teatrales, como si de un gran festival de artes sobre tablas se tratase; quizás por eso se presentan ante nosotros, cosas disimiles entre si, como:
I. La reciente y rocambolesca muerte del presidente libio, de la misma manera injusta y cruel en que el habrá matado a incontables en su nación;
II.- La anunciada recuperación, -rápida y completa, como si nada-,  del presidente venezolano, tras el cáncer que lo aquejó, y ahora repotenciado en una especie de “Chávez 2.0”, para quizás seguir, a pesar de todo, el mismo programa político “1.0”,  de los últimos 12 años de revolución.
III.- El extraño “capitalismo popular”, de la precandidata a candidata presidencial,  María C. Machado, que con todo y sus extensos esfuerzos por explicarlo, no deja de ser un populismo que no marca diferencias ni ofrece garantías con los modelos pasados ya agotados, en los términos de sus concepción hacia lo republicano y nacional.
IV. El “berrinche” político (por inconforme y teatral), de otro precandidato a la presidencia, el Sr. Leopoldo López, ante la de paso, totalmente predecible reacción del gobierno venezolano, de no habilitarlo para cargos de elección popular, alegando (sin que, de parte y parte, se pruebe o refute tal asunto), actos de corrupción administrativa, con lo cual, el personaje en sí mismo, deja mucho para la especulación y la suspicacia.

El hecho permanentemente irreductible sigue siendo nuestra incapacidad nacional para aceptar las fallas y las virtudes que a través de todo gobierno, se ha sembrado en nuestra republica. Esa limitación que pareciera visceral, no hace más que frenarnos, como ya lo hemos comentado.
La inercia; ese fenómeno de la física tan estudiado y predecible en el mundo mas allá de las interacciones cuánticas del micromundo, es también el que nos mantiene desplazándonos sin misericordia hacia un enorme objeto inmóvil delante y en nuestra trayectoria, con el cual parece que irremediablemente vamos a colisionar.

Con Chávez o sin Chávez, con oposición o sin ella, Venezuela no contempla evitar la colisión, porque ni siquiera esta consciente de semejante destino. Insisto en esto.

Ante ese posible panorama, que mas que destructivo es educativo, detengámonos en los próximos días, en el análisis del por qué de la campaña presidencial que abiertamente y sin rubor, -ante las leyes y principios violados-,  ha comenzado fuera de cualquier fecha pautada, y el por qué existiendo tantos excelentes planes y propuestas de gobierno, (como igual ha ocurrido en otras elecciones), Venezuela no ha tenido éxito en planificar y concretar un desarrollo coherente y justo socialmente.

Aguardaremos mientras, la aparición de alguna noticia o hecho verdaderamente resaltante, oxigenante y esperanzador, y digo esto porque sería la seña ante los nuevos tiempos de verdadera revolución que estarían llegando.
Díganme que tanto esperan ustedes por alguien presidenciable que nos saque de este atolladero, y les diré que tanto se tardará en llegar esta seña de progreso en realidad. Decidan.