domingo, 27 de febrero de 2011

Debo admitir un pecado.

Si, amigos y compatriotas, tengo que reconocer que he sentido envidia. Sé que es algo codicioso, y que va dirigido a un puesto muy alto, pero, ¿Cuándo un pecado es recatado?

Es un puesto desde donde se ha marcado historia, y desde el cual también se han hecho cosas muy positivas para el país; sin embargo, se han dejado pasar sin mediar alguna palabra al respecto, demasiadas desviaciones, que impunemente carcomen en muchos aspectos a la sociedad nacional, -desvenezolanizada e inyectada de valores extranjeros-, pasando factura histórica en el futuro, cuando ya nada pueda hacer quien tuvo en su momento la oportunidad de oro.

(Insisto: debe ser horrible darse cuenta de que se pudo hacer todo, y no se hizo más que lo irrelevante)

Nada de estas cosas que les digo, ha impedido que sienta en lo más profundo, esta envidia que carcome la humanidad…

Les cuento:

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“En contadas ocasiones, cuando he visto al presidente Hugo Chávez en la televisión, o lo he escuchado en la radio, o lo he visto en la prensa, saliendo airoso de tantas torpezas con las que se tropieza, he sentido envidia: intensa, pura y visceral, casi como la que se siente en los huesos, porque reconozco que me gustaría a veces tener todo ese poder que en la práctica, pese a los “golpes de pechos” y “desgarrar de vestiduras”, nadie más controla en este país.

No importan los eufemismos; no son relevantes las excusas. No existe justificación ni explicación alguna que minimice su alcance: Ese poder esta allí, y lo tiene el presidente.

La envidia te hace imaginar lo que se sentiría poseerlo, tocarlo y usarlo como lo usan:

Tener toda esa gente jala testículos a mí alrededor, buscando complacerme como sea con tal de mantenerse en ese círculo de poder del cual pueden ellos también sacar provecho personal; tener toda esa vorágine de zalamería cumpliendo mis deseos y caprichos, en público o en privado, aunque yo no los diga y me hiciera el abnegado y hasta aborreciera el culto a la personalidad. Qué bueno debe ser de hecho, poder estar hablando horas y horas y solo recibir aplauso y vítores; qué intenso debe ser salir en mi propio avión a visitar a otros países y a otros gobernantes, sin tener que pedir permiso a nadie en el gobierno y ver como todos ellos hacen espacio en sus agendas para atenderme. Desde la ONU en Nueva York y hasta Moscú, todos me escucharían y aplaudirían. No tendría que pagar nada, porque todo me lo darían. No habría deseo o necesidad que no se abalanzaran sobre mí a complacerme de inmediato, en cualquier sentido.

Me gustaría abrir la boca, y ver como lo que digo, se hace, sin importar si tengo razón o no. Si pido un juicio, se lo hacen al que sea; si señalo a quien considere un traidor, rápidamente es execrado. Ver como regaño a alguien y este se queda callado y me hace caso. Contemplar como pido la renuncia de alguien y este se somete de inmediato a mi resolución, o como insulto a alguien y luego éste me llega con sonrisas, como si nada hubiera ocurrido. ¡Ni hablar de cuando la gente pasa horas reuniéndose y esperándome para escuchar mis discursos y arengas!

Eso es poder; poder intenso, puro, poder para hacer casi todo como a mí me dé la gana, con solo excusarme diciendo que es por el bien de la patria o de los pobres. Desde los más viejos hasta los más jóvenes me admirarían; sería el sueño prohibido de muchas, y mis palabras retumbarían en los oídos de todos, aunque fueran mis enemigos. Civiles y militares se pelearían para codearse conmigo en la búsqueda de mi bendición, y hasta seria el cabeza de familia en mi apellido, más allá de mis propios padres o abuelos, sin importar sus legados.

Que increíble debe ser que hagan un partido político solo para seguirme a mí, a mis ideas y a mis propuestas, (aunque no lo admitan), pues yo mismo les he dicho, -y así lo han aceptado, por sumisión autentica o conveniencia de ellos-, que yo soy el proceso y la inspiración del mismo, y que sin mí no habría revolución. Vería como los recursos políticos del estado estarían al servicio de mi visión de país, sin mayor control de terceros poderes constitucionales. Yo sería el poder indiscutible, con la justicia, la contraloría, la defensoría y la fiscalía, todos a mi orden de mando pues hasta me llamarían “mi comandante presidente”, mientras visten todos el mismo color que yo decretase como patriótico.

Aquellos que se me opondrían, -haciéndome ellos el juego sin saberlo-, serian de especial atención para mí; tendría a cientos de políticos oposicionistas furibundos y perdidos en las estupideces de sus legados cuartorepublicanos, centrados nada más que en tratar de descalificar cuanta cosa yo hago o digo, por buena que pudiera incluso ser, sin recordar cada uno de ellos que sembraron en su oportunidad vientos, y ahora han cosechado tempestades.

Ese “temporal” ahora lo controlo y le pongo nombre yo.

Por eso es que con afirmar cínicamente que todo cuanto digan es mentira, o poner a cualquiera de mis seguidores y socios a renegar tales afirmaciones, sería más que suficiente para hacerlos tragar lo que ellos con tanto odio y desatino escupen. Para eso tendría a mis pies cientos de medios de comunicación. Cualquier intento de confrontación por parte de quienes me adversan, quedaría inutilizado con todos los recursos estratégicos, jurídicos y mediáticos a mi disposición, tanto en el país como en Cuba, Nicaragua y Bolivia, por citar algunos nada más.

Extranjeros sirviéndome tendría “como arroz” a mi alrededor; todos ellos lisonjeándome y admirándome.

Me encantaría ver como mi cosmovisión del todo, seria asimilada por la mayoría de esa población que hasta mi llegada lucia descarriada y sin venezolanidad; pobres y desafortunados todos ellos que yo tendría como reto levantar de sus desesperanzas; mi manera de atender los grandes problemas que tienen, sería lo que menos les importaría; la cantidad de petrodólares a mi disposición, sin ningún tipo de fiscalización o cuentas que rendir como les decía, me permitiría ir adaptándome y refinando con el tiempo las cosas a hacer, así como la forma de publicitarlas de acuerdo a mi único y exclusivo criterio. Sería la figura paterna que sin saberlo, necesitan; para los menos, sería el compañero de parranda; el amigo poderoso que todos desean secretamente tener; todos ellos estarán aguardando, como las señoras en cada esquina de mi subdesarrollado país, a que yo llegue y comparta un café. ¡Todos tienen derecho a compartir con su líder y comandante presidente, después de todo!

¿Digo un mal chiste?; ¡igual se reirán y celebraran!

¿Canto mal una canción?; que importa; ¡me la van a festejar igual!

¿Gobierno mal?; ¡pero quien carajo se va a atrever a decírmelo!, y en todo caso, si lo hacen, “es porque son apátridas pitiyanquis de la cuarta que no volverán” ; AL FIN Y AL CABO, YO DIGO QUE GOBIERNO BIEN, Y ESO BASTA.

El tiempo de permanencia en semejante situación idílica, se extendería hasta que mi voluntad o la duración natural de mi vida decida otra cosa; tanta es la sumisión a mis designios, que un “No” en un referendo no es razón suficiente para no intentarlo de nuevo y ganar. Así es mi situación; así es mi poder.

Yo sería la inspiración; yo sería el héroe; yo sería el antes y el después en la historia de la Venezuela contemporánea. Mi legado lo exaltarían a la altura de Simón Bolívar, y ni aún los imperios se meterían con mi control y acciones; sería el “Fidel Castro” con petrodólares, listo a salvar a todos.

Mi gobierno no sería desbaratado ni siquiera después de mi partida, pues como ahora, casi seguramente nadie me culpará de las fallas y errores, pues para que eso ocurriera (que me señalaran como culpable de algo), se necesitaría de muchos hombres y mujeres hechos lideres de sí mismos, que “coordinadamente”, lo hicieran mejor que yo, en menos tiempo y con menos recursos, y eso ¡es casi imposible en Venezuela!

¡Tengo el poder; por eso soy quien salvó la patria!”

Mis únicos miedos serian que alguien tratara de sacarme del poder como yo lo intenté en 1992, o que algunos menos poderosos que yo, sintieran la misma envidia, y sin decirlo, estuvieran conspirando contra mí.

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Bueno, este es mi pecado compatriotas; esa es mi envidia…

…¡No me digan que eso no es poder!

No me detengo en esta oportunidad a decirles si es poder bueno o malo, porque es el acto de la envidia en sí lo que me mueve a escribir. Me centro es en las alturas que se logran alcanzar cuando se está en esa esfera de eventos humanos; los que dominan ese poder, son distintos, y aunque lo niegan, se hacen miembros de un selecto club de seres con la capacidad para decidir destinos y vidas, porque así lo dejamos ser siempre.

(Debo establecer, -por las diferencias que los hacen únicos-, un abismo existencial entre todos los personajes que han tenido poder en este planeta, y dos figuras que aunque lo tuvieron, no siguieron ese mismo camino, pues centraron sus vidas en dejar paso libre luego de sus respectivas hazañas: Jesús de Nazaret y Simón Bolívar)

Nadie más. Nunca más.

En todo caso, como pecado al fin que es esto ante el Dios único que sigo, yo confieso ante El y ante ustedes estas cosas para no dejarme arrastrar por aspectos de la humanidad más propias de un infierno de falsedad y negligencia que otra cosa.

Quiero seguir luchando con humildad, con mi honor y mis ideales incólumes, en lo que la vida me dure. Quiero seguir luchando contra esa tentación tan intensa que se llama poder. Hugo Chávez lo tiene, independientemente de cómo lo use, y yo lo he envidiado.

(Hace tiempo reflexionábamos por cierto, algo sobre esto de poseer tanto poder: ¡Debe ser la muerte estar sin todo ese poder luego de 14 años de gobierno!)

¿Cómo no comprender al ciudadano presidente al buscar con tanta vehemencia su reelección en el 2012 y más allá?

¿Cuántos como yo habrán sentido tal envidia por ese poder?

…Quizás por estas cosas envidiadas inútilmente, sea por lo que vivimos esta "penitencia" colectiva. Reflexionemos acerca de lo idóneo o no de concentrar tanto poder.

Terminemos todos de admitir entonces, nuestros pecados.

sábado, 26 de febrero de 2011

¿En verdad alguien pensó que pasaría algo distinto en la asamblea nacional?

No pretendo con esta reflexión escribir algo así como “¡…te lo dije!”

El comportamiento, las manifestaciones y los arreglos mediáticos que han tenido como centro esa “gallera” que llamamos asamblea nacional, no dejaba en realidad oportunidad de suponer cosa alguna francamente positiva.

Mas de un buen analista y periodista a “dado en el clavo” sobre esto.

Es natural, dado el agotado nivel que la política involucrada en ese sitio tiene. No podían esperar otra acción menos arrogante y convenientemente dirigida de los funcionarios del ejecutivo; tampoco había cabida para suponer que los diputados de oposición se desempañarían de distinta forma, elaborando preguntas mas bien vagas, (con respuestas predecibles), dada la visión antagonista que mantienen estos, aunado al precario reglamento interno de debates creado por los diputados oficialistas del momento. Eso, mas las novedosas barras populares que se unen al espectáculo para hacerlo lo mas símil posible a un circo romano, o a un tribunal de Shakespeare, completan el singular y triste vertedero de malas políticas y actitudes en que hemos permitido convertir a la asamblea nacional: Gente oficialista que no ve nada malo en lo que hacen, y gente oposicionista que no encuentra algo bueno en quien gobierna.

Lo importante ahora, sin embargo, cuando “el enfermo está en sus estertores”, es seguir contemplando lo que hacen y deshacen: ver como ellos “creen que se la saben todas”, mientras que sin una convincente mentira, dejan ver su juego político con torpeza extrema, -afortunadamente-

La vieja política esta mezclada con la nueva ambición que juega a la “potencia petrolera de mentiritas”, mientras que los cántaros de las ideologías obsoletas se terminan de vaciar sobre nosotros.

La venezolanidad pura y simple, con una justicia implacable en hacer cumplir la constitución diseñada en mejores tiempos, con gentes decididas a someterse a su alma escrita de nación, (la Constitución mencionada tantas veces…), solo portando con ellas, una resolución a estudiar y trabajar inquebrantable en su corazón, es la vía.

Si lo piensan, cuando la apliquemos en verdad, tendremos el estado y los gobiernos mas “democráticos y socialistas” de la historia. Ambas palabras solo son expresiones limitadas a lo que nosotros nos referimos, sin pretensiones de saberlo todo, (o de exportar a ultranza un producto ideológico), como simple y nacional venezolanidad, que sin prisa cabalga a lomo de la sensatez.

No les digo pues que se escandalicen por lo que hemos visto en la asamblea, sino nos escandalizamos por la violencia, la injusticia y la miseria que vemos efervecer en todas direcciones. No es una afirmación cínica; solo un deseo profundo de sacudirnos, de sincerarnos, para que podamos, -como aquel alcohólico que cambió, solo cuando reconoció su dependencia y debilidad-, corregir nuestro rumbo.

Sea entonces la asamblea nacional, el espejo donde no nos queramos ver reflejados hoy.

domingo, 20 de febrero de 2011

Como un sanitario.

Hay esfuerzos positivos que por mas coordinados y contundentes que comiencen, finalmente los vemos revueltos con los fracasos, mientras se pierden todos juntos en las oscuridades de la futilidad. En eso queridos compatriotas, muchos de nuestros esfuerzos se parecen a los chorros de agua en un sanitario, que luego de dar vueltas y vueltas a determinado caudal, únicamente terminan mezclados con los excrementos, perdiéndose de vista ambos por el mismo oscuro y retorcido agujero.

Esto lo traigo en este momento, porque los pretendientes al cargo de candidato presidencial y “saltadores de talanquera” que ahora emergen como maleza después de una solitaria lluvia, pueden ser como esos mencionados chorros de agua, que ciegos todos ellos, se mezclan sin saberlo con nuestros peores errores, casi garantizando así, una rápida e inútil salida de escena.

Pero, ¿y si su salida de escena no fuera rápida?; ¿Y si la pieza sanitaria está un poco tapada u obstruida?

Bien, en ese caso, quizás tendríamos ante nosotros, una nueva, aunque no sabemos qué tan larga, odiosa etapa de aprendizaje, donde de ganarle alguno de ellos al aparentemente sempiterno ciudadano presidente en ejercicio, quizás nos encontraremos sumidos en un estado de “repulsión” hacia lo que la vieja política fue, y hacia lo que la política chavista, y su creador, serian en esa situación. Estaríamos quizás ante esa paradoja donde el hastío seria el común denominador para ambas corrientes de pensamiento; una nueva izquierda pueblera, golosa de petróleo y del dinero recaudado a través de la variada gama de impuestos que se pechan en el país, todo esto mas mezclado con nuestra viveza criolla que nunca, se levantaría como el siguiente “corredor” en tomar el testigo de esta carrera que solo perdedores tiene. La derecha se seguirá sentando sobre sus cifras de ganancias, haciendo alarde de los trucos y dineros necesarios para mantener su maquinaria en funcionamiento, con corrupción e injusticia como principal lubricante de toda aquella refinación odiosa en la que la política de centro derecha se ha convertido. Negocios sucios, uno atrás de otro, impregnan todo la estructura de gobierno y el alma de quienes tienen acceso a ellas, desde secretarios y funcionarios medios, pasando por muchísimos consejos comunales y terminando en las manos arregladas y limpias de los ministros con sus bolígrafos “Mont Blanc” de oro.

Cuando obran de esta manera, (y no como aquel par de zapatos que, más que por ellos mismos, -izquierdo y derecho-, es quien los calza el que con su dominio puede andar en línea recta), tenemos que una corriente política necesita a la otra; izquierda sin derecha no serian más que aburridas y predecibles reflejos opuestos, uno del otro, con un punto común de accionar, allí donde como en un espejo pegado a una superficie y su reflejo, están unidos. Tan predecibles como el bien y el mal, el antagonismo de estos campos políticos se levanta como decíamos hace rato, en terreno odioso donde experimentar y aprender; allí donde la nación toda asume sin saberlo, cada una de las consecuencias de sus actos y omisiones. Sus éxitos, y sus terribles fracasos.

Los extremos políticos siempre tendrán en su contraparte, al culpable de sus propios errores.

De los extremos, por su sola existencia, nace el fanatismo. De su radicalización se alimenta, con la misma intensidad que Romulus y Remus se alimentaban de la loba que los acogió, y como la historia de estos, la nación se verá sometida a la violencia de su conflicto.

Así como el egoísmo y el peligro de muerte terminaron lanzando a los gemelos de Rea al rio donde la loba Luperca los consiguió, (en la mitología romana), así las limitaciones (voluntarias o no) de los actuales actores políticos, como de los menos que también aspiran al protagonismo, van enturbiando lo que llevado con mesura, honestidad y estrategia venezolanista, podrían plantear de otra forma, una opción interesante, mas allá de los extremos predecibles ya citados.

Por esta miopía extrema, es que no podemos ver, pero “…ni en sueños”, escenarios donde pudiéramos imaginar que los principales políticos del país, hubieran hecho un pacto para proteger, guiar y garantizar el éxito de algunos políticos más jóvenes en algunos cargos claves, como alcaldías o gobernaciones. Justo ahora mismo, bajo este escenario, pasado los años necesarios para permitir que las aguas volvieran a su lugar, en el sentido de juicio de valores descarnado, tendríamos ante nosotros a unos hombres o mujeres con solvencia moral, al haber cumplido con los máximos principios de justicia y equidad social, cada una de las promesas electorales y cada parte de sus planes de gobierno, que seguramente habría reflejado en cada milímetro, sus sumisiones al poder originario del colectivo, y al de los sagrados valores de Dios, la Justicia y la constitucionalidad hecha alma.

Una verdadera revolución entre nosotros.

En cambio, en la realidad, tenemos la división ya conocida reinando hasta lo más profundo, con aquella vorágine de aspirantes que hoy en día, como insectos alborotados, rugen alrededor de la luz que la lámpara sobre la silla presidencial emite.

¡Lástima que no sea una trampa mata insectos!

Existe una especie de terca ceguera a reconocer que el presidente Hugo Chávez llegó al poder porque hizo algo importante; quizás ilegal y hasta sangriento, pero en la gente quedo la sensación de que él y los demás involucrados habían arriesgado sus vidas por la nación. No se habían limitado a hablar. Debido a esto, para ganarle al presidente hace falta alguien no solo con “buena lengua” para prometer cosas y hablar bonito; es necesario que tenga bajo su pies, como tarima desde donde hablar, la acumulación de los logros de una buena y sincera gestión de gobierno, sea al nivel que sea.

Escoger a la antigua usanza, ya no funciona; no hay tanta inocencia como para ello.

¡Escoger a un presidente no puede ser asunto de una apuesta!

Seleccionar a uno que solo tenga ofrecimientos y promesas de grandeza tras de sí, resultaría tan arriesgado como lo fue en su momento, -sin reconocerlo muchos-, el propio Hugo Chávez. (Creo que si el tipo durante su primera campaña, se lanza con esos gritos de revolución, socialismo, comunas, trueque, cadenas de 7 horas y demás hierbas, no gana las elecciones).

En definitiva, no ha existido quien enfrente o supere a Chávez, solo por división, falta de estrategia y voluntad de trabajo coordinado. Eso significa: falta de visión de nación. Nadie está dispuesto a ceder a favor de nadie. Las primarias oposicionistas serán una buena oportunidad para ver que resulta y que tanto han aprendido de sus errores. Por cierto, me atrevo a señalar que estas primarias les son necesarias a falta de un solo partido político serio que pudiera existir, nada parecido a los clubes políticos actuales, atomizados en la misma proporción que intereses particulares existen entre sus ilustres integrantes. La falta de democracia en esos partidos es lo que hace que nazcan tantas organizaciones políticas, y que a su vez estas se dividan en otras. Muy mala señal antidemocrática que dan los que quieren erigirse en bastiones de la democracia. El caso del partido presidencial es distinto, al haber nacido a su imagen y semejanza, y por tanto, sin necesidad de mecanismos democráticos en el mismo.

Por supuesto, apartando la pléyade de partidos postulados, podrá haber varios candidatos “folklóricos” anotados en el CNE para optar al codiciado cargo presidencial, aunque todos ellos quedarán mas como una anécdota, que como candidatos viables.

Así las cosas…

…No culpen entonces al tuerto que gobierna en la tierra de ciegos.

En política, la mejor estrategia contra el enemigo, es la natural: la de divide y vencerás. El ciudadano presidente en ejercicio, como militar bien entrenado que es, apeló y aplicó al dedillo y sin resistencia, esta afirmación tan vieja como la humanidad. El resultado lo vemos a lo largo y ancho de la nación, o de lo que queda de ella, en términos de venezolanidad, claro está (!).

Antes de elegir a los candidatos de uno u otro bando que se medirán a la hora de mostrarnos por qué darles el voto, debemos preguntarnos lo siguiente:

¿Tan profundas son nuestras carencias que nos aferraremos a cualquier cosa aunque esta sea contraproducente en más de un sentido luego?

¿Si le tememos al cambio, tanto como a seguir en lo mismo, que opción nos queda?

(Y que conste que no apoyo a Henry falcón o al PPT, y su famosa tercera vía, como reflejo lejano de aquella propuesta por Tony Blair…)

Tenemos que entender la importancia de la coordinación efectiva entre estrategia, planificación, trabajo y medición de logros. De otra maneta, los esfuerzos se perderán una vez más mezclados irreversiblemente con las excretas de nuestros mediocres y tercermundistas esfuerzos en ese imaginario sanitario, perdiéndose todo cada vez que sin control ni mesura alguna, le damos “bomba” a tan singular y útil artilugio…

Si de algo ha servido todo lo vivido y aprendido desde que los que estamos vivos en la actualidad y con poder de voto tenemos memoria, entonces veamos todo aquello como regla con la que medir a cada pretendiente al cargo presidencial. Midamos milímetro a milímetro lo que hicimos o dejamos de hacer en las recientes elecciones para la asamblea; evaluemos el conjunto todo, a escala de decímetros; mensuremos con la regla completa, el fanatismo que encubre verdades no dichas, carencias mal manejadas, y aspiraciones nunca escuchadas.

Tenemos que sacudirnos estos ya de hecho viejos patrones de conducta y de actitudes. Bien decía el presidente hace poco (y cito textualmente), refiriéndose a los opositores, una verdad que bien analizada, refleja en realidad la cara de los dos bandos políticos del país:

“No está capacitada (la oposición) para gobernar nuestro país, no tienen liderazgo”.

“No tienen código moral, no tienen principios, ética, no tienen limite, no tienen nada”

Si la oposición no tiene liderazgo ni capacidad para gobernar el país, siendo cierto que de hecho no gobiernan, pregunto yo, (a la vista de 12 años trascurridos para este gobierno, y varios quinquenios para los otros):

¿Considerarse con “liderazgo” y “capacidad”, garantiza poder gobernar nuestro país?

¿Liderazgo para qué?; ¿Capacidad para qué?

¿Radicará el problema en la definición misma de “Chavista”, como en su momento lo fue la de “Peronista”, a la hora de querer caminar un sendero nacional sin líderes encima?

(Por cierto, no es lo mismo llamarse “Bolivarianos” que llamarse “Chavista” o “Peronista”. La diferencia está en el tipo de política, más que en los siglos trascurridos; mientras la primera trasciende mas allá de lo personal y de la vida misma de Bolívar, centrándose en las enseñanzas dejadas por la liberación y concreción de una patria con Dios y la Justicia como pilar fundamental, los dos movimientos últimos constituyen fenómenos fundados alrededor de sus proponentes, con ellos como motores y combustible al mismo tiempo)

Luego, volviendo al punto: ¿Tienen los que rodean al presidente “código moral, principios, o ética”?

Sabiendo entonces el presidente que esas carencias existen (no por nada se tienen más de 100 ministros en 12 años), pregunto:

¿Tendremos nosotros, -incluido el presidente-, alguna opción distinta a retomar lo fundamental, considerando que nos seguimos alejando de la esencia del alma escrita de la nación?

¿Acaso para hacer política, hay que ser político como los que conocemos?

El poderoso remolino del sanitario nos espera, con su contundente final. Ya los alimentos de PDVAL están allí; también la justicia, la decencia de muchos, la soberanía, la independencia de poderes, el control migratorio y una incontable cantidad de malas políticas y decisiones arbitrarias. La venezolanidad esta en el borde, sin saber si caerá o será rescatada.

(Los políticos y negociantes políticos que han robado dinero al país, están lejos, y nunca veremos a alguno caer en estas aguas…)

Por los pobres y con mala suerte en Venezuela no se preocupen; ya desde hace décadas los gobiernos les pusieron una venda en los ojos a la mayoría de ellos, hecha con misiones, becas, comunas y Mercal, para que no vean el desorden y la inmundicia cada vez que vayan a usarlo.

La impunidad está hecha ya un rollo, colgado al lado para que podamos todos limpiar nuestra desfachatez.

(…Mientras un radio en una repisa, emite con desconsiderado volumen, música extranjera)

Podemos ser poderoso caudal que genera energía en su bajada hacia la libertad del mar, -como en una represa hidroeléctrica-, o podemos seguir imaginando que somos aquella humilde pieza sanitaria instalada en cada uno de nuestros hogares, ¡si la hay!

Decidamos entonces que hacer para mejorar en paz; no hay más. La única otra opción es darle “bomba” al sanitario con todos nosotros en el. Quizás la generación que aún usa pañales y no requiere de esta inefable pieza sanitaria, logren hacer las cosas mejor sin nosotros por aquí.

jueves, 17 de febrero de 2011

¿Qué es ser venezolano?

Les confieso que no puedo quitarme la pregunta de la cabeza; siento que la carencia de respuesta a esta cuestión, más que estar matando la venezolanidad de algunos que nacieron en esta tierra, se encuentra de hecho, desarrollando un genocidio.

Este tema lo traté con ustedes al principio del blog, pero deseo traer una de esas reflexiones al presente, con la esperanza de que pueda (humilde y anonimamente), salvar a algunos de ese exterminio nunca premeditado del que somos victimas, como animales que mansamente caminan hacia el matadero de la historia.

La salvación colectiva esta atada a la comprensión y cabal aplicación de la constitución; la toma de una conciencia que tiene su origen en la inquietud personal de cada uno de aquellos que aman esta tierra republicana, de historia y fortalezas tan particulares.

El tema de la venezolanidad, cuyo autor no puede ser más que el colectivo todo, requirió en ese momento en el blog, de más de una entrada, como pueden ver al comienzo del mismo.

En aquel entonces les decía:

..."Hablábamos de que el verdadero poder popular, es el poder de uno. No se trata de una contradicción, como veíamos anteriormente. Esto tiene que ver en gran medida con lo reflexionado recientemente acerca del alma escrita de la nación.
¿Saben que es el momento entonces de hablar del alma de la nación...?

Partiendo de que existen DERECHOS y DEBERES a los que no podemos como individuosvenezolanos renunciar ni negarnos, y que estos se extienden al colectivo venezolano, debemos referirnos también a este mismo colectivo como el cuerpo del pueblo, y a las leyes a las que por voluntad propia se crearon para regularse a si mismo, como su alma. Detengámonos en esto.

El alma de una nación, es como el alma de un individuo: percibe que hay una diferencia que lo hace distinto del resto, y se mueve conforme a esa característica única, que no especial, puesto que en el fondo, cada individuo, al igual que cada nación, poseen este atributo diferenciable del resto.
Hay un "algo" que nos hace distintos de los colombianos, o de los congoleños, o de los filipinos. Ese algo nos perturba cuando no lo entendemos, y nos lleva en la adolescencia nacional (igual a la adolescencia de los seres), a establecer en nuestra vida a ídolos, y modelos externos a los que seguir y emular, dando como resultado una miríada de aspectos y conductas que cada hombre y mujer, a vivido en sus años de pubertad.
Lo mismo ocurre al país: vivimos la época loca, que seguramente comenzó por allá, a inicios del siglo IXX, y probablemente se mantenga hasta mediados del presente siglo o mas.
"Un toma y dame; un quítate tu pa´ponerme yo; un... soy mejor que tu, aprende de mi; un... me voy a cambiar el cabello, la ropa, el color, o...le voy a cambiar el nombre a las cosas para que funcionen mejor; ...voy a ser salsero o roquero, ...merenguero o ballenatero, o lo que sea que mis amigos sean..."

A veces la nación adolescente se pone, en su falta de cuidado, dos zapatos derechos; en otras, se pone dos zapatos izquierdos, negándose a ver que es con uno izquierdo, y otro derecho, como se camina en linea recta...

El alma de la nación es la que nos hace sentir incómodos cuando la justicia no impera en el territorio; el alma de nación es la que nos lleva a preguntarnos qué caminos hemos de seguir.
El cómo caminar ese sendero es claro: mediante la aplicación sin excepción o retardo, del alma escrita de la nación, y cada uno de los individuos que forman el colectivo, sometido a esa directriz fundamental, elaborada no por un hombre; ni por un líder, sino por todos los quevoluntariamente, por nacimiento o residencia, son venezolanos.

Hay un inmenso reto por delante; las candilejas compradas con petróleo nos impiden ver el camino que tenemos en frente; uno donde la tolerancia es la única marca de zapato que podremos usar, porque TODOS tenemos que amoldarnos a esa futura realidad donde nuestros hijos podrán en verdad, ser embajadores ante el mundo, mostrándoles lo que un real sistema de gobierno libre, representativo y justo debe ser.
No hará falta decir que es un gobierno "democrático-socialista-comunista-dictador-marciano-extraterrestre", porque simplemente, sera parte de un estado reflejo de su constitución y sus leyes: una administración de turno, administradora no de los intereses del colectivo, sino de los mecanismos ideados para satisfacer las necesidades de los individuos que en su suma, son el pueblo, y que por ser claros en lo que ser venezolanos significa, han aprendido que la máxima de Venezuela es Dios, Justicia y Pueblo"

Dios nos acompaña en nuestros camino; a cada uno de nosotros nos toca responder esta pregunta con la que titulo; el orden de las cosas vendrá luego, como de forma natural.

Tengamos fe; tengamos la fortaleza que el caso requiere.
Seamos sensatos; no caminemos el camino de otro; tampoco sigamos a hombre alguno. Lleguemos a la mayoría de edad por fin.

domingo, 13 de febrero de 2011

Un perro lastimado aún con tres patas camina (II).

A propósito de los diputados que saltan la verdadera talanquera:

“Los que una vez electos para funciones durante una cantidad especifica de años, renuncian a ello ante la posibilidad de detentar cargos políticos jugosos y de mayor rentabilidad (!), sin mediar en esto algún sentido ético y de honor hacia los electores que depositaron su confianza en ellos”

Definitivamente, quiero concebir la buena política como una cosa que siempre esta por delante de los actores del momento; solo así se puede tener esperanza en que las cosas mejoraran.

Lo digo porque al ver como los actuales diputados comienzan a despuntar en sus futuras intenciones político partidistas, relacionadas con cargos para los que no fueron elegidos, pero para los cuales no guardarían reparo en dejarlos abandonados con el fin de seguir escalando posiciones de poder (entiéndase hacia “cargos ministeriales, alcaldías, gobernaciones o incluso el cargo presidencial”).

Posiblemente estas cosas, queridos compatriotas y amigos del mundo, una vez más debamos forzarnos a verlas mas allá de lo inmediato; mas allá de la consecuencia a una acción o a una omisión por parte de nosotros como colectivo nacional.

Estar unos pasos mas allá de quienes detentan el poder, con “la ceguera” de un futuro que no les pertenece, o de quienes con ofuscación, buscan asirse al poder para quizás no saber hacer algo mejor que los que ahora lo tienen, es tal vez una de nuestras escasas alternativas para realmente lograr estructurar una secuencias de pasos sensatos hacia el inmediato futuro; aquel para el cual solo estamos autorizados por las generaciones aun no nacidas.

Ver como un diputado elegido por lista, se uniforma de militar, a la conveniente sombra del presidente, para decir que volverá a gobernar (Estado Zulia), o como un burócrata de gobierno sustituye a dedo a un gobernador (Estado Apure), sin seguir el protocolo legal a tal efecto establecido, deja ver en verdad las “costuras” por donde el gobierno del actual ciudadano presidente, poco a poco deja escapar las carencias que como venezolanos todos ellos, no pueden seguir ocultando y reteniendo a lo interno, la complicidad y la costumbre de nuestra “vivacidad” criolla.

La persistencia de una actitud orgullosa y terca que reta al mismísimo tiempo y que no quiere ver más allá de sus narices, es el síntoma más claro y fuerte de la anarquía que atravesamos; es nuestro síntoma mas claro de “debilidad infantil”, si me permiten la expresión.

Infantil, porque solo los mas chicos se empecinan de tal manera sin tener la razón.

Como hemos comentado en el pasado, ver a ambos “bandos” pelear en el mismo cuadrilátero que demarca la nación toda, no es más que ver la inutilidad hecha razón de vida.

¿Cómo explicar que el futuro está más allá del actual presidente y más allá también de los actuales candidatos que quieren jugar a “ser presidentes”?

La actual asamblea nacional no es mejor ni peor que la anterior: Es fundamentalmente la misma cosa, pues se guía por iguales limitaciones conceptuales en lo que a una Venezuela republicana y una venezolanidad, se refieren.

Por eso vemos, -y seguiremos observando-, como ciudadanos diputados, alcaldes o gobernadores, continúan y continuarán saltando las “talanqueras” de lo honroso y lo ético.

Como aquello que en el pasado se hacía por palabra empeñada y no necesitaba por tanto, de escrito alguno que lo probase, así quedó en una especie de “historia nunca vivida pero si muy anhelada”, aquella visión donde los hombres y mujeres de vida política nacional, actuaban como servidores públicos honestos, ejemplares, implacables ante las faltas, capaces de inspirar a la generación que crecía a su sombra.

Ninguna “sombra” quedó en este desierto de esperanzas ahora invisibles, y por eso como comentábamos hace unos días, las nuevas generaciones han tenido que levantarse en medio de carencias, mientras ven a muchos de sus mayores, tan solo delirando ante la sed que una tierra árida y sin vida ha dejado, incapaces la mayoría de ellos, de ofrecer con su propio ejemplo, una guía sobre el camino a seguir.

Venezuela se desdibuja no solo en identidad; también lo hace “cromáticamente”, al convertir su visión social de republica, en una alternancia de propuestas políticas en negros y blancos, que a lo sumo, crean una muy limitada variedad de tonos grises, todos ellos descalificados por los autonombrados dueños del blanco y del negro. Esta es otra manera de describir la profunda polarización que vivimos, y que no nos lleva, como se empeñan en querer afirmar ambos extremos de los actores políticos, “a mejores caminos revolucionarios”, o “a cabalgar alternadamente entre las miserias del infierno”, por culpa de fulano o mengano, según el punto de vista político.

Ambas partes están conceptualmente equivocadas por manejar solo un fragmento de la realidad. Ambas partes desean sinceramente mejorar la situación completa del país, pero ellas dos también trastabillan con los mismos obstáculos, formados estos a su vez por los “agujeros” que dejan tras de si, cosas como la carencia de identidad nacional, o la pobre, complaciente, malcriada y desenfadad manera de aplicar aquello que interpretemos como justo.

Son todos ellos, dado ya el tiempo que tienen en esto, solo “muchachos jugando a que tenían poder”, y con el, la razón por la vía automática de la fanfarronería.

Ambos bandos en la asamblea nacional dejan mucho que desear: Un bando hace gala de toda una línea interpretativa ajena a ellos, nacida exclusivamente de la mente metamórfica, cambiante con cada día que amanece, del presidente de la republica y sus consejeros a lo largo de 12 años, mezclada con las carencias políticas personales de cada uno de ellos, propias de sus generaciones, mientras el otro bando se aferra como pueden y entienden, al viejo modelo de gobierno*, como un naufrago superviviente se aferra a los restos que quedaron flotando a su alrededor. Como el que tal, estos no entienden cabalmente el origen de lo sucedido, y por ello, como el bando anterior, no pueden construir una imagen coherente de la realidad toda del país.

(*): Modelos suscitados en los 60´s y 70´s (los 80´s y 90´s se “perdieron” en la inercia que produjo el empuje de las anteriores décadas)

Si a esto le agregamos nuestra propia incapacidad para ver estas cosas hasta hoy, pues tenemos completo el melancólico cuadro venezolano presente.

Pese a esto, les digo algo: ¡No se desanimen!

Recuerden por favor todo lo que hemos conversado y vivido; recuerden lo que están sintiendo con lo que sucede a vuestros alrededores, y noten que las primeras avanzadas del mejor futuro, ya caminan entre nosotros. Quizás es necesario permitir el desgaste final de ambos modelos, limitaciones de hombres y mujeres con las carencias heredadas y sumadas de una guerra de independencia, una guerra civil segmentada, un par de dictaduras, mas una parodia democrática llegada a nosotros desde los años cincuenta y vigente hoy día, han producido, para que finalmente, ya desnudos y vergonzosos todos, nos abramos a Dios, a la Justicia, y a la sensata venezolanidad.

En algún momento deberemos mencionarles a los diputados y demás funcionarios, que estos no han sido elegidos para montarse en una plataforma desde donde saltar a nuevos cargos para los cuales no fueron llamados; si no hacemos un llamado a la unidad nacional mas allá de cualquier ideología presente, mas divorciadas de la venezolanidad y la constitución que nunca, como figuras que en realidad deben ser más sagradas que ellos mismos, no lograremos mayor cosa. La improvisación es popular en Venezuela, porque no requiere esforzarse en pensar en sus consecuencias; ello es casi natural en una sociedad que vive para lo inmediato; eso se yergue como un monumento a la condena de todo un país, y la dimisión de sus funcionarios, buscando mejores puestos, no hace más que acelerar su ejecución.

Sirvan para terminar, las palabras de Simón Bolívar:

“Los empleos públicos pertenecen al Estado; no son patrimonio de particulares. Ninguno que no tenga probidad, aptitudes y merecimientos es digno de ellos”

jueves, 3 de febrero de 2011

A 12 años del presente gobierno, ¿Qué generación poderosa vimos emerger?; ¿Que se ganó?; ¿Que se perdió?

Aunque este blog nace de la inquietud por plantear reflexiones ante las oportunidades perdidas a lo largo de las ultimas décadas de vida cuasi-republicana, estas fechas presentes, donde sectores políticos, -civiles y militares-, celebran el aniversario de la llegada al poder de Hugo Chávez, se ofrecen como una excusa más para evaluar lo que en particular, estos 12 años de gobierno han dejado en el imaginario colectivo, y en la practica, incluso, de cara al futuro.

-No toquemos en esta ocasión, el fenómeno producido por las reelecciones limitadas solo por la resistencia humana y periodos de 6 años de gobierno-.

Saben que estos temas los hemos ido tocando uno por uno, y no una vez nada mas; ahora podríamos bien comenzar a hacer cruces de vectores, cuyas energías se combinan y pierden para dar origen a nuevos vectores que con suerte, o mejor con la guía de Dios, resultarán en inicios prometedores y mas elevados para nuevas etapas de la nación donde vivimos.

La gente, los valores descarnados y expuestos a cualquier modificación, -sea positiva o nefasta-, así como las decisiones que tomemos en el futuro inmediato y a mediano o largo plazo mediante la vía expedita y planificada de la estrategia nacional sólida y compartida por todos sin mas pasión que el de la construcción del futuro republicano de nuestros hijos y nietos, serán los tres vectores claves a tratar, a mantener en nuestras conciencias y por los cuales los sacrificios útiles y nunca olvidados serán vitales.

Comencemos con la gente; con las generaciones que llegaron cruzaron y nacieron luego del intento de golpe de estado de 1992.

Se que los sociólogos están mejor capacitados que yo para dar una respuesta formal a estas preguntas inicialmente planteadas en el titulo, pero me basta con comentarles algunas generalidades que observo como consecuencia directa de esta década y tanto de omnipresencia chavista, (que no casi nada bolivariana), considerando igualmente el despliegue sucesivo de su imagen (la del presidente y entonces solo golpista, héroe y futuro candidato presidencial) a partir de dicho intento de golpe, y de su posterior liberación y perdón por parte del entonces presidente R. Caldera.

El tema se podría analizar por la vía de las tres direcciones sugeridas:

1. La generación defraudada desde los ´70 hasta principio de los noventas. La izquierda diezmada y la derecha enquistada en cómodos curúles de poder político y económico alternativamente compartidos, mientras las semillas del desorden, la desvalorización y las rancherías, se sembraban impune y desenfadadamente en las faldas del Ávila y de igual manera en las principales ciudades del país, nación que veía sin mutarse, sus fronteras mas permeadas y débiles que nunca.

2. La transición desde el 92 hasta el 98 en la mentalidad del colectivo incluyendo a los más pequeños en cada hogar, con la capacidad para comenzar a absorber lo que ocurría.

3. La de una generación poblacional expuesta básicamente a la diatriba política presidencial y la de sus opositores y torpes oposicionistas, hasta la mayoría de edad, desde el 99 hasta el presente, y con ello, el surgimiento de una necesidad por algo más allá de todo lo practicado; algo íntimamente relacionado a un espíritu que busca lo nacionalista y sano, con lo austero pero solidario, volcado a la atención de los venezolanos y de los extranjeros que viven entre nosotros y bajo nuestras normas. Algo en definitiva, no experimentado por los jóvenes venezolanos.

Este análisis, claro está, habrán de hacerlo ustedes con su propia conciencia y corazón, quienes en definitiva serán las encargadas de ofrecerle a cada uno de vosotros, las herramientas para tomar las decisiones necesarias a partir de ahora.

Pero en definitiva:

¿Emergió una generación poderosa y revolucionaria como le gustaría decir al ciudadano presidente?

A mi modo de ver, ciertamente nació una generación poderosa: Poderosa en necesidades.

Obligatoriamente deberemos pasar por asuntos tocados en el pasado para poder explicar esto. Estas necesidades, relacionadas con lo que se perdió hasta hoy en el camino, comienzan con:

1. La carencia de una ética, de una sinceridad, respetada y sagradamente expresada por algún político (militar o civil).

2. Hogares firmes. Muchas veces los actuales están sumidos en una evolutiva (o involutiva según sea el caso, pero en continuo cambio al fin) concepción política de la nación, con la división, la intolerancia, la desvenezolanización y la falta de un horizonte claro para decidir colectivamente de forma contundente.

3. Justicia. Una justicia desdibujada hasta hoy en día, subdesarrollada, sin alma propia ni majestad mostrable ante el colectivo, incapaz todo el tiempo de hacerse respetar como garante de la constitucionalidad necesaria en la republica.

4. El elemental derecho humano a un futuro digno garantizado: la realidad actual de los embarazos precoces y el nulo control de natalidad. Nadie dice “esta boca es mía”, para ponerle un alto a este desorden; los jóvenes lo saben. Conocen cada una de las omisiones que los lideres políticos, económicos, militares y religiosos han hecho.

5. Una ruta distinta a la política que se hace populista para conseguir su permanencia en el círculo de poder: Las consecuencias que se tragan a las causas: cuando la pobreza, -y no la dignidad-, manda.

La inmediatez e improvisación como guía suprema.

6. Eliminar en su raíz la exhibición del peor de los egoísmos en los lideres: Cuando un político no acepta correcciones ni mejores ideas, y lo hace evidente y valor en su propia vida. ¿Humildad?; ¿Qué es eso?.

7. La de eliminar por parte de la generación madura-vieja, la dicotomía “amor/odio” por los gobiernos, mientras mantiene una continua e insensata frialdad hacia el concepto y realidad del estado y la republica como valores fundamentales junto a los de la venezolanidad misma.

8. La de frenar la maximización del fenómeno nacional donde el poder colectivo, el control real sobre el gobierno, se ha visto en la realidad disminuido, al vivir fundamentalmente de la dadiva gubernamental, o del eufemismo comunal, que ha establecido en el país, un para-gobierno paralelo, sin fuerza real, sometido al primero con mayor rigidez, postergándose así el vivir de la bonanza estratégicamente diseñada, mandada y puesta en practica para generar bienestar y riqueza laboral y educativa colectiva.

¿De donde puede un gobierno sacar en buena lógica que si un puñado de funcionarios dentro de la figura controlada de un gobierno, no pueden con la corrupción que los pudre, una nación toda, comunalizada, detrás de las trincheras del extremismo político y manejando dinero a discreción, lo hará mejor?

¡Pareciera que no hay nada mejor que sembrar simpatía y esperanza en la gente con este mecanismo sin ni siquiera tener que sacar a nadie de sus huecos de miseria!

¡Solo hay que conservar el hueco hecho en la cuarta republica, con la decoración de la quinta! Esto los jóvenes lo ven claramente. Lo sienten, aunque no fueran capaces de describirlo. Por ahora.

9. La de un reconocimiento expedito del error político, social y comunicativo nacional que ha hecho de la viveza un antivalor aceptado de vida en Venezuela, ante la carencia de la venezolanidad bien practicada y entendida. Los jóvenes saben que hacer una virtud de una carencia (la viveza), es ilusión de pueblos cándidos y extraviados en sus metas.

10. La de reconocer que el gobierno debe ser un títere del estado, constituido este ultimo por cada uno de nosotros como colectivo republicano, cuando nos ceñimos sin vacilación a la constitución y a las leyes éticas y socialmente justas, que están inspiradas en esa alma escrita de nación que redactamos y refinamos hace una década ya

11. (coloquen aquí la que falta de acuerdo a vuestros corazones).

No terminemos sin recordar y resaltar que, necesitar cosas, no implica debilidad; al contrario: puede mostrar la ganancia: La grandeza de los nuevos corazones que sienten dentro de si, el vacío inllevable en el mundo que los rodea. ¿Acaso no es esa una de las principales chispas de la evolución humana y de la superación personal y así colectiva?

¿No implica a veces, ensayo y error?

¿Por qué angustiarnos entonces con la señas del presente?

Confiemos en la fuerza de los nuevos ciudadanos que llevan en sus corazones, no la doctrina de los hombres limitados por sus vivencias, sino por la verdad de Dios desde el origen de todo.

Por estas razones, sigo negándome a ver con horror o con euforia, -como extremista insensato al fin que sería de hacerlo así-, estos últimos 12 años de gobierno, separados de por lo menos, las tres décadas anteriores: Luchemos por ver el todo, y comprendamos mejor el ritmo de tiempo de las naciones; contemplemos las opciones, y sobretodo, anotemos los errores que se repiten sin cesar, a la espera de nuestra correcta rectificación. Los próximos años serán importantes para el mejoramiento de todo el colectivo republicano, si así lo decidimos. Al mirar hacia arriba, solo deberá estar Dios y la constitución, con las leyes como flamantes trompetas que anuncian el verdadero orden que da progreso. Esta generación joven lo esta entendiendo así. El próximo paso puede ser ya el de ellos.

miércoles, 2 de febrero de 2011

CAVIM.

Es tremendamente lamentable que se produjera un muerto y varios heridos por este evento. No podemos denominarlo de otra manera porque las investigaciones sobre su origen están en pleno desarrollo.

Otra cosa es la necesidad actual de reubicarlo para que esta antigua e importante empresa venezolana, pueda seguir sus labores productivas en el área de defensa y de las industrias civiles.

Es bueno, antes de que algunos comiencen a distorsionar las verdades, aclarar que los terrenos que operaban como zona de seguridad de la empresa nacional, fueron invadidos y casas fueron construidas a su alrededor. Aunque sean galpones construidos en la época de Pérez Jiménez, la negligencia de los años siguientes no puede ser tapada con la ausencia de quien los estableció allí, cuando todas las normas y disposiciones seguramente se cumplieron.

Ahora la responsabilidad hay que buscarla en cada alcaldía, gobernación y gobierno nacional que permitió esta infracción a la seguridad más básica de una empresa fabricante de explosivos y armas, durante décadas.

martes, 1 de febrero de 2011

Noticias 24: “Por poco se queda sin hogar: salió en la mañana y unos invasores le cambiaron la cerradura a su casa”. Globovision, 31 de Enero de 2011.

(Cuando ser propietario y habitante del hogar, no basta para estar seguro).

“La señora Marta Campos, de 67 años de edad, por poco se queda sin casa este fin de semana cuando unos 20 invasores entraron a su hogar, ubicado en La Pastora, Caracas, mientras ella hacía unas diligencias.”

“Campos relató que salió temprano en la mañana y una vecina la llamó para decirle que la habían invadido. Cuando regresó, dijo, no pudo entrar porque los invasores le cambiaron las cerraduras.”

Son sólo fragmentos de una noticia recientemente publicada; asunto sorprendente en una nación donde sus líderes se dan golpes de pecho frente a la supuestamente sagrada constitucionalidad de nuestros procederes.

Independientemente de que posteriormente corrió el rumor de que esta señora tenia a varias casas en alquiler, o que incluso era, como gustan llamar ahora, un “ensayo mediático” de los oposicionistas, lo cierto, -porque conozco por lo menos tres casos que me han relatado familiares de algunas victimas-, es que:

En Venezuela si se están dando casos donde viviendas (casas o apartamentos) dejadas solas por un día, o por unas semanas, así como las que están por ser entregadas, han sido invadidas.

No voy a entrar en detalles sobre si esto se debe a la degradación moral y social de muchos pobladores de la nación, o si el discurso político prevaleciente ha sido la inspiración exaltadora de los violentos instintos territoriales del animal humano, pero en todo caso, innegable es que estos episodios, a parte de la angustia que causa en sus victimas, (incluyendo a los vecinos del sector que quedan expuestos a la violencia verbal y física generalmente asociadas a estos procesos ilegales y sin ética, y que no son protegidos ni atendidos por las autoridades), construyen un poderoso y nefasto precedente, que hará mas cuesta arriba, la gobernabilidad constitucional del país.

No es grato ver en Venezuela, el desbalance que la justicia exhibe cuando la fiscalía general de la republica mueve sus brazos para proteger y buscar cualquier violación de los derechos humanos de quienes invaden, mientras se hacen de oídos sordos a la hora de proteger los derechos fundamentales de los que habitando en el sector, son victimas de la violencia ya mencionada, y en el caso de ser expulsados de sus viviendas, tienen ellos que demostrar, en medio de la asfixiante y lenta burocracia, que ellos son los dueños y habitantes legítimos de dicho hogar, mientras sus hijos tiene que dormir afuera, y sus padres no hallan como explicarle lo que no tiene justificación. Hipocresía típica del tercermundismo.

Déjenme entender: ¿El hijo del que invade no puede ser tocado “ni con el pétalo de una flor” para sacarlo de lo que sus padres invadieron, pero los hijos del invadido no tienen derecho a dormir esa misma noche en su propio hogar?

Explíqueme la lógica de esto, Excelentísimo Sr. Presidente.

¿Quien le está ocultando el punto aberrante en este asunto?

Cuando las autoridades se inhiben para desalojar a invasores de lo que era hasta ese momento una legal y habitada casa de familia, estamos a las puertas de autorizar cualquier otra arbitrariedad en nombre del supuesto derecho soberano del pueblo, a hacer cualquier cosa. ¿Que diferencia hay entre hacer esa invasión y despojar de su mercancía a un supermercado o a un abasto en un barrio, simplemente porque el pueblo tiene hambre? ¿No era el papel del gobierno prever y corregir los factores que originarían esta clase de aberraciones, para que de hecho, nunca hubieran existido tales injusticias afectando a ciudadanos del país?

No podemos permitir que más familias sigan fundando sus hogares sobre un pecado ante Dios: El robo de un terreno.

Cualquier otra definición, es un eufemismo a lo que es la invasión de algo: Un robo. Los españoles lo hacían hace quinientos años, y nosotros lo repetimos en pleno siglo 21.

No hay moral familiar posible de levantarse sobre el hurto de terrenos y de servicios públicos, mientras beben licor frente a los hijos, hacen del verbo grosero y violento el día a día, y no son capaces de reconocer causa injusta y errada en ello.

La génesis de un nuevo cinturón de miseria se labra en el corazón de millones de niños y niñas con cada sol que amanece frente a ellos. Un ocaso más y más oscuro para una republica anhelada, se hace sentir en cada anochecer que termina refugiando también a más y más delincuentes.

Lo hemos comentado ya: La ley y la constitución, no pueden estar a los pies del soberano; ha de estar por encima de ellos, para que pasado el trago amargo de aceptar los errores arrastrados desde el pasado hasta hoy, podamos todos juntos seguir construyendo la nación republicana que anhelamos.

Esta clase de tema es una de esos que se vuelven las banderas preferidas de los políticos civiles o militares, manipuladores todos, que no dudan en sacar provecho electoral al aupar procederes no éticos y si inmoral en todo aquel sector del colectivo venezolano disminuido en su identidad.

Tengamos cuidado pues, en quienes pretenden sacar dividendos electorales con un problema que no tiene solución a corto plazo.

Niños como los mostrados en la foto, tienen los mismos derechos de cualquier otro hijo a cubrir sus necesidades, pero acaso, ¿Tienen derechos sus padres a decidir lo contrario y actuar al margen de la ley, incluso sobre el derecho de los demás niños?