domingo, 25 de octubre de 2009

Nuestra “aparente” incapacidad para retener más de dos informaciones a la vez. (o como no hacemos seguimiento a nada…)

En algo habíamos tocado este tema anteriormente; sin embargo, bueno es detenernos en ello una vez más:

Basta con que algo nuevo suceda, para que perdamos la conexión con aquello que nos ocupaba incluso moralmente, solo hace un rato.

De esta manera, por ejemplo, las decenas de asesinatos que se suceden, casi diariamente, las hacemos anónimas, como si de una victima real y gente emocionalmente desvastada no habláramos.

Es triste, pero así estamos operando. Por esa razón, es que cualquier gobierno malo, o cualquier político negligente o corrupto, pueda pasar de un cargo a otro, o el gobernante improvisador, pueda ser reelegido sin problema alguno. ¡Le perdonamos a nuestros políticos, más errores, imprudencias y torpezas que a nuestros mismos seres queridos!

Así las cosas, saltamos como si gallinas hambrientas fuéramos, agolpándonos, empujándonos y picoteándonos, de un lado a otro del corral, conforme alguien decide donde nos lanza puñados de maíz en un sitio u otro.

Aun no mostramos la capacidad de pararnos ante lo injusto e incluso grotesco, para protestar al unísono. Alguna experiencia hemos tenido en ello, como el proceso de salida del Gral. Marcos P Jiménez, las inmensas marchas antes del 2002, o las masivas presencias en varios procesos electorales pasados; sin embargo, todo ello quedo atrás. El miedo a las consecuencias negativas individuales, pudo más que nuestra necesidad de ser la autoridad suprema en lo que a los asuntos nacionales incumben.

Aún carecemos como colectivo, de la capacidad de “hilar” eventos en un hilo continuo de sucesos que necesariamente deben tejer lo que nosotros planifiquemos, y no lo que particularidades e intereses ajenos, planifiquen.

Si alguien se pregunta en voz alta, el por qué se altera la estructura institucional sin autorización constitucional de la población, inmediatamente alguien con poder, lanza un puñado de maíz, y la algarabía de los que comen, ahogan la pregunta que, rápidamente, es olvidada…

Nadie predijo, por ejemplo, las consecuencias de la lucha entre los clásicos sindicatos cuartos republicanos, y los bolivarianos en la industria ferro minera, petrolera o eléctrica; nadie predijo que estos últimos sindicatos, al final, tendrían posiblemente que doblegar los intereses sociales de la masa trabajadora, a favor de los intereses particulares del líder que seguían.

Nada de eso importa, increíblemente, como en los gallineros que mencionábamos, pues otro puñado más de maíz, distraerá nuevamente a la masa de “aves”, y así, el ciclo de “engorde” continuará, hasta que…

¿Saben?, el lado “bueno” de todo esto, es que podemos estar descubriendo que como colectivo, somos eficientes trabajando bajo presión. Lo digo porque siempre vivimos en la coyuntura, en el cuello de botella, donde la tensión es máxima, y de donde salen a veces, muy buenas improvisaciones, y hasta chistes que alegran el ánimo de quienes sufren lo que normalmente, no logran hilar los eventos.

Llevamos como nación, el bolsillo trasero de nuestra ropa, roto, y el dinero aparentemente interminable de nuestra renta petrolera, se nos sale del mismo, y nosotros, como almas hipnotizadas por la estupidez, no hacemos otra cosa mas que seguir adelante, sin que se nos ocurra reparar el bolsillo, o cambiar el dinero de este. Proyecto tras proyecto, ilusión tras ilusión, invertimos y despilfarramos el dinero en las manos de la negligencia y la corrupción, sustituyendo en nuestras mentes, un escándalo mal disimulado, con otro escándalo peor disimulado…

Recuerdo que ese sentimiento de impotencia, incomprendido a nivel del conciente colectivo nacional, pero patente en los corazones de los venezolanos, fue lo que llevo al poder al actual ciudadano presidente.; sin embargo, ¿por qué ese sentimiento ha ido volviendo con mas agudeza, si las cosas se suponen, iban a marchar tan bien?

Cada quien, -como debe ser-, debe responderse estas cuestiones en lo personal; la emisión de una opinión clara al unísono, es lo que logrará luego darle forma y vida a la llamada “opinión nacional”, y esa voz, compatriotas, es la que se escuchará y acatará en verdad.

No podemos dejarnos guiar; nadie tiene esa potestad y menos el derecho para hacerlo. Para eso escribimos la constitución, para no tener que estar con la “discutidera” cada vez que algo importante aparece, olvidando lo importante que hasta hace un instante, ocupaba nuestra atención; el vivir a espaldas de esta realidad es lo que posibilita que la mano llena de maíz, nos guíe como animales sin conciencia…nacional.

jueves, 15 de octubre de 2009

El país de las bodegas, tienditas, ventas de comida y los pequeños servicios.

Este tema, -el de nuestro actual estado, y la situación deseable a la que queremos llegar-, siempre tendrá, digamos. mucha tela de donde cortar, y nos arriesgaremos a quedarnos, como mínimo, cortos. Sin embargo, no es posible postergarlo más; simplemente no se habla de ello con la claridad, y mucho menos con la contundencia que requiere tan vital punto para la salud de la nación, y por ende, la de la sociedad en la que vivimos y pretendemos coexistir.

Varias veces comentaba la necesidad de hablar de estrategias claras para la nación, y esto debe ir unido invariablemente a lo que reflexionábamos hace poco, sobre las fallas que laten aún en nuestra nación. Parece increíble, pero es sencillo: Venezuela apenas está probando lo que es tener una estrategia, que en cualquier caso, debe buscar alcanzar un objetivo: la materialización absoluta de lo planteado en el alma escrita de la nación.

Cuando digo “probamos”, es en serio: nos encontramos como testigos de una muy “a tientas” estrategia planteada. Conforme los eventos se van presentando, y no antes, por el gobierno, -que no por la nación-, para alcanzar algunos objetivos.

Son ejercicios útiles, no porque estén teniendo el éxito que se espera, sino porque nos ofrecen un primer vistazo a lo que debemos y no debemos tomar en cuenta a la hora de esos diseños estratégicos. Actualmente observamos como la nación ha sufrido un desbalance grave en su maquinaria productiva, su política, su administración y sus leyes de carácter económicas, mientras el poder despiadado y sin patria del dinero, pasa de unas pocas manos a otras.

Por esa razón, éste tópico parte de un punto muy simple nuevamente: Venezuela se ha convertido en un país de cada vez más comercio básico a lo interno (hipermercados, supermercados, tiendas, abastos, quincallas, restaurantes, ventas de comida y puestos improvisados de cuanta cosa vendible, en cualquier plaza, calle o avenida de nuestras ciudades, barrios y urbanizaciones), y encontrándose únicamente en crecimiento leve y mas bien errático, la superestructura de servicios del tipo tercerizado (limpieza, despacho, reparto, reparación, inspección, instalación, etc.). Fuera de eso, y en términos generales, a sabiendas que ignoraremos algunas cosas puntuales importantes por ahora, insisto, fuera de esto, nos encontramos en la mínima condición de producción, casada esta a la monumental importación de cuanto adminículo necesitemos o deseemos.

¡Vamos!, ¡no se resistan a admitirlo!; fuera de algunos rubros agropecuarios, metalúrgicos, textiles, y manufactureros, todos ellos a un nivel muy básicos, NADA se produce en el país sin la necesidad de algún componente, tecnología o conocimiento clave, traído del extranjero.

¿Petróleo?, claro que tenemos mucho, pero…, no traigan maquinarias y tecnología de otros países a ver si encuentran, explotan y venden ese fulano petróleo. ¿Electricidad?; bueno, los grandes equipos, los transformadores de gran capacidad y un sin fin de cosas, no las producimos aquí. ¿Automóviles?, (¿Es necesario responder esta pregunta?); pues claro que no producimos lo necesario para fabricar un carro. Quizás alguno me pudiera afirmar que podríamos irnos hacia algo más pequeño y simple: ¿Un motor de combustión interna, digamos, para una motocicleta? …¡claro que no lo podemos producir!

Quizás podrían decir que por lo menos clavos de hierro, o codos galvanizados para conexiones de aguas blancas fabricamos, y podrían sin duda tener razón; sin embargo, -y he aquí el otro problema a falta de conciencia, estrategia y políticas claras-, es más barato y “rentable” traerlos de China…(Por eso los chinos, al igual que otras potencias económicas, en lo civil o militar, nos hacen generosos préstamos: para poder comprarles a ellos mismos, lo que necesitamos, pero ese es otro tema.)

Analícenlo con sumo cuidado, y se darán cuenta que lo poco que producimos en la actualidad, esta sujeto a tecnologías y paquetes de componentes importados, con patentes intocables, que nos limitan siempre a ser meros operarios y propietarios. Antes producíamos mas cosas, ciertamente con una injusta distribución de los beneficios, pero incluso eso quedó en el pasado; hoy en día el principal daño esta hecho, y consiste en nuestra sumisa actitud hacia lo más simple: la importación, amen de las cuantiosas divisas que diariamente entran al fisco por concepto de renta petrolera e impuestos a los mismo ciudadanos.

Desde el bolígrafo o lápiz, pasando por el perfume de un jabón o el repuesto del vehículo familiar, y sin pensar en medicinas, ropas, alimentos, electrodomésticos básicos, TODO es o posee un componente clave que es importado.

No se trata de una descripción alarmista producto de una especie de xenofobia hacia los productos extranjeros, sino mas bien de la aplicación sensata de los conceptos básicos de soberanía, y ello desde la soberanía agroalimentaria, que no consiste precisamente en tener dinero para comprar en otros países, sino en capacidad nacional para producir lo que necesitamos, hasta los implementos, tecnologías, pericia, y aparatos necesarios para que la maquina nacional se mueva por si sola, lo cual si podríamos denominar con certeza como verdadera soberanía técnico-industrial..

Esto amigos míos, es uno de esos fabulosos, aunque huidizos pilares donde una nación con personalidad propia se fundamenta.

Ahora, ante la difícil situación económica, cualquiera puede ver lo que una persona sin empleo formal (y que sabemos que se aproxima al 45 % del total de la población económicamente activa de la nación), se dedica a hacer: vender comida o dulces; vender ropa contrabandeada o adquirida legalmente; instalar un cibercafé, o una empresa pequeña desde donde prestar servicios como reparación de computadoras, limpieza o fotocopiado, por decir solo algunas cosas. Al final de todo esto, nos encontramos con que el motor de la economía nacional se basa en el comercio interno de pequeños productos terminados provenientes del exterior, y los servicios igualmente a nivel de insumos importados, generalmente con una relevante dependencia de factores exógenos. El resto que aún queda, ciertamente lucha para no ser asfixiado en esta vorágine de degradación.

¿Necesitan la descripción de más escenarios para admitir la situación?

No piensen en comparaciones fútiles con otras naciones del globo, porque de hacerlo, podríamos darnos cuenta de que no estamos de ultimo en el ranking mundial, pero no por ello podríamos sentir alivio o tranquilidad ante eso, puesto que lo esencial, es decir, la autonomía como país, hoy en día, y como desde hace muchísimos años, esta comprometida.

Debemos recoger toda la experiencia que hemos sido capaces, por un lado, de generar nosotros, buena y mala, y por otro lado, capturar toda aquella vivencia de otras naciones que puedan inspirar ideas novedosas en el país.

Política y estrategia van de la mano; muchos las reconocen como partes de un mismo conjunto, pero con el fin de dejar claro los componentes que necesitamos para crecer sostenida y exitosamente en todos los ordenes, prevaleciendo siempre el social para todos, detallaremos cuales son, e incluso, haremos un alto para analizar algunos conceptos necesarios antes de seguir. Los conocimientos profundos y justos que necesitamos, se los dejaremos a los varios concejos multidisciplinaríos y de alto nivel, que requeriremos estructurar en todo el país para entramar la estrategia colectiva que asumiremos en un futuro aun no determinado.

En sucesivas entradas, veremos algunas elementales ideas que podrían quizás, servir como referencia para los que en conjunto deberemos decidir para nuestra Venezuela.


domingo, 11 de octubre de 2009

¿Por qué es tan fácil hablar de la "Venezuela esta”, o de la "Venezuela aquella", como si de reflejos ilusorios se tratara?

No resulta difícil afirmar en una conversación cotidiana, aquello de que existe la Venezuela pobre o la Venezuela rica; la de los chavistas, la de los escuálidos y la de los ni-ni; la Venezuela de los políticos, que es distinta a la Venezuela del pueblo, y disimilar a la de los economistas. Hasta no es lo mismo la Venezuela de la cuarta, a la Venezuela de la quinta, y así, sucesivamente…

¡Vaya!…escribiendo el párrafo anterior, el auto corrector del "procesador de palabras", corrigió lo escrito y colocó inicialmente “chapistas”, en vez de “chavistas”; me hizo sonreír, porque en verdad, que es un chavista?; es alguien, en el mejor de los casos, que está lleno de esperanzas sin estar seguro de por donde llegar al destino, porque ni este ultimo lo tiene claro, o contrariamente, en el peor de los casos son chapistas porque usan ese nombre inspirado en el apellido del presidente para “chapiar” (…proviene el termino de usar la chapa o placa de identificación policial), como si de autoridades buscando un beneficio ilegitimo y corrupto se tratase…

Quisiera que pudiéramos dejar el tema a un lado, pero por más que lo intento, me resulta difícil sentir que hemos dejado claro la magnitud del problema que enfrentamos, con esta atomización de ideas y esfuerzos a los que sometemos a la nación. Si utilizáramos términos mecánicos, podríamos decir que estamos sometiendo al país a un esfuerzo para el que pareciera no haber sido diseñado, y la fatiga estructural hace rato que se está manifestando; la falla catastrófica pareciera estar a unos cuantos ciclos por segundo mas adelante…

Para ser justos, describamos a los llamados ni-ni, y a los escuálidos u oposicionistas, también denominados de oposición, para que así, ¡todos me tengan tanta “rabia” como se tienen entre ellos mismos!

(Una nota aclaratoria: No comparto estos términos; no encuentro la necesidad de calificar y disgregar a la gente, dentro de un mismo pueblo, con estos calificativos, por más que muchos de ellos los lleven hasta con orgullo.)

Los ni-ni, son aquello que sienten que no se pueden identificar con ninguno de los dos bandos prevalecientes (¡creen ellos que prevalecen!). Detectan y reconocen las cosas buenas y malas que existen en los otros dos grupos (políticamente hablando); su gran tragedia es que tampoco saben bien donde deberían estar, y no han sido capaces hasta el sol de hoy, de establecer un proyecto coherente.

Los de oposición, que como decíamos, también son definidos por el presidente de la republica, (quien incurre en un desacierto extremo y triste con eso por cierto, mostrando que sólo preside de manera informal en la realidad a quienes estén dispuestos a seguirle casi ciegamente), como escuálidos, y por el resto de los oficialistas como oposicionistas, son la Némesis del chavismo; simplemente no pueden estar de acuerdo con algo que pudiera ser bueno, que venga del lado rojo rojito. (oficialista). Es algo visceral, como comentábamos unas semanas atrás en otra entrada del blog. Son los que reaccionan con mas intensidad ante las injusticias e incoherencias del gobierno actual, aunque no siempre logrando explicar efectivamente el por qué, o cual sería la alternativa, cayendo así en el mismo terreno indefinido donde caminan los ni-ni.

Allí se sienten a gusto, por cierto, el 99.9 por ciento de los políticos sobrevivientes del pasado, que no pudieron, no supieron, o no tuvieron el estomago necesario para hacerse pasar por revolucionario y/o chavistas/chapistas. (El uso de letras cursivas es meramente para destacar las definiciones…)

En las tres corrientes principales existen miles de personas admirables, por aquello de sus esperanzas, ideas y deseos de mejoras y cambios reales, aunque la mayoría insisto, no ha logrado canalizar con todo éxito, todo ese torrente de energía en alguna iniciativa coherente y sostenible en el tiempo…

¿Recuerdan aquello del bote con dos remos?

¿Recuerdan aquel viejo dicho que dice “divide y vencerás”

¿Qué tan divididos estábamos?; ¿Qué tanto lo estamos ahora?

Hay tal cantidad de “colores” (bandos) entre nosotros, y de una manera tan atomizada y tan uniformemente distribuidos, casi predeciblemente por algún teorema del caos, que nos asemejan a una difusa nube blanca; una enorme y difusa nube blanca, con forma de país.

Muchísima gente insiste en ver solo su cómoda y segura parte (interpretación), y muchos mas del total, no están dispuestos a ver las cosas aún de otra manera (interpretaciones).

Hablábamos en el pasado de la necesidad del dialogo, del debate; nuestra terca predisposición a considerarnos dueños de la verdad absoluta, nos hace casi de manera automática, despreciar cualquier cosa distinta, como si de una amenaza contundente a nuestras creencias se tratara

Pareciera algo de otro tema, pero se han preguntado por qué Dios no se nos presenta y nos dice por donde ir en esta vida?; la respuesta la debemos expresar con la lógica de un niño, inocente y abierta: “Porque la tierra es redonda, y si solo los humanos de un lado del planeta lo escuchan y vieran, creerán que son mejores que los que están del otro lado, que no lo pudieron ver primero…”

Aun somos seres que sólo vemos las cosas por partes, por pedazos; pareciera que nos negamos cada vez con más terquedad a reconocer que necesitamos de un punto común, de una esperanza-visión común, que permita a cada individuo, que entre todos forman el colectivo, a superarse y desarrollarse, como hombres y mujeres prósperos y sabios…

Entiendan por qué aquello de “Dios, Justicia y Pueblo”; entiendan el por qué del “alma escrita de la nación”

Admiremos por cierto, tan sólo al líder temporal que se levanta, únicamente para perderse con humildad entre todos los que seguimos un camino común, en cuanto siente que su idea está sirviendo para algo; escuchemos a aquel líder temporal que no desea que su mano derecha, sepa lo que hizo la izquierda; la humildad ha de ser la marca de quien asuma, por voluntad expresa del colectivo, la dirigencia temporal del gobierno que administra nuestro ímpetu como nación.

Es la humildad la que permite escuchar sin sentirse ofendida.

Ese tipo de líder temporal sólo llega cuando el pueblo es así en su esencia, humilde, porque justamente de su seno sale ese individuo…

La división en partes es una técnica de análisis provechosa cuando el que la usa, comprende el todo que lo llevo allí. La división primitiva, por egoísmo y por ambición, es el fuego que finalmente consume las astillas que alguna vez fueron árbol imponente…

Estamos desenfocados; nuestra visión es borrosa, aunque nuestros oídos agudos, y nuestras lenguas, afiladas como navajas...

Es difícil sentarse a lo lejos a contemplar la atomización reinante en el país; esa falta de cohesión que sentimos en lo personal al estar en medio de una turba, es la misma sensación que como nación tenemos actualmente; no existe un foro en Venezuela donde debatir alguna idea sin correr algún riesgo, de algún tipo, y tenemos necesariamente que cambiar eso.

Que un grupo de funcionario se reúna en cadena nacional en cualquier país del planeta, ha decir en conjunto lo que van a hacer para resolver algo, sin estar claros en el significado profundo que implica tener un alma escrita como nación (constitución), que les permita dar coherencia y valía en el tiempo a lo que expresan, da igual que si lo hacen uno por uno, en un triste desfilar de malabaristas de nuestras ilusiones…

Estamos haciendo huecos, para tapar otros huecos.

Y sin embargo, ¡es tanta la grandeza que nos aguarda a la vuelta de la esquina, allá arriba, donde nuestros sueños se saludan como hermanos! Nada escrito en este blog hasta ahora no ha sido fruto de la esperanza en que lograremos articular un futuro brillante no ya para nosotros, como les mencionaba antes, sino para nuestros hijos, y los hijos de estos, porque el sacrificio, que es algo que aún no conocemos ni probamos voluntariamente, será nuestra entrega a cambio de una gran nación.

En lo internacional, llegado el momento que anhelamos aún, nuestro corazón abierto, que nos ha traído tantos problemas a lo interno en términos de identidad nacional y población marginal y marginada, igual nos dará la capacidad, una vez dominada la maestría como pueblo, de guiar y ejemplificar para los demás en el continente, respetando siempre, la autodeterminación de los pueblos, evitando con ello, la siempre necia ingerencia.

El tiempo para ello llegará.

Por ahora, no dividamos más; tampoco ataquemos a quien a su vez intente hacerlo; sólo no dejemos de reconocer entre nosotros mismos, a los que somos mayoría: Los Venezolanos.

El sistema de justicia en Venezuela: Desde los expedientes mohosos, quemados, borrados y sin fin, hasta las cárceles inhumanas.

Hablaba de esto hace poco, cuando mencionábamos las cosas que mas vergüenza nos pueden dar.

La justicia en nuestro país, tiene un problema similar al de la educación, y ya sabemos que se debe exactamente al mismo defecto medular.

La tradicional imagen que representa a la justicia, es decir, la balanza, es buena para analizar nuestra situación actual:

el poder ejecutivo, junto con los otros poderes, deben estar junto al sistema judicial, en la base desde donde cuelgan esos platos; si se sube a uno de ellos, como ahora, junto a sus simpatizantes, mientras otro montón se cuelgan del pedestal que los sostiene y los mas persistentes en el oposicionismo se montan en la plato opuesto, aquello que debía ser superior a nosotros mismo como pueblo, se convierte en mero sube y baja de jardín, solo que viejo y oxidado, con filosos bordes cortantes, obviamente, no por el uso adecuado de aquella balanza de justicia, sino por la corrosión de tanto escupitajo lanzado en el…

El resultado: la mas abyecta impunidad y desprecio ante lo que es básico en nuestra constitución: la vida y la prosperidad de los venezolanos.

Nuestras cárceles se han convertido en copias tétricas de aquellos escenarios de las películas estadounidenses baratas de ciencia ficción, donde ciudades enteras amuralladas se convertían en prisiones de donde no se podía salir, y en la que la ley del más poderoso, carnicero y despiadado, dominaba. Matar a quien deba ir a un penal pareciera castigo más “humano” que enviarlos a esas antesalas de los infiernos mas dantescos que se describieran alguna vez en la literatura universal o religiosa; sólo las guerras pueden ser más desesperanzadoras y crueles que nuestras cárceles.

Seguramente pensarán que más de uno se merece ese castigo, y seguro que es así; sin embargo, no olvidemos que nadie puede estar mas de 30 años en prisión, y a su salida, mas tarde o mas temprano, finalmente, el malo que entró, termina siendo un monstruo mucho peor cuando sale, siendo así su muerte violenta en las calles de nuestros alrededores, su único final posible...

Algunos dañados nunca se curan, y terminan muertos o presos nuevamente, pero la mayoría si puede reintegrarse en la sociedad, y ser personas rectificadas, cuyos lecciones aprenden a llevar.

No les voy a hablar de otras cárceles del mundo, ni incluso de los muchos libros valiosos que se han escrito en nuestro país sobre el tema, que igual son ignorados, porque en verdad no es necesario hacerlo; eso es parte de nuestro problema: nos fascina distraernos de nuestra propia realidad viendo la de los demás.

¿De dónde sale aquel funcionario que no es capaz de hacer cumplir lo que como ley esta escrito?

¿De dónde sale tanto humano que va a parar a esos infiernitos?

¿De dónde sale tanta facilidad en nosotros para convivir y tolerar esa realidad?

¿Acaso hay que ir mas lejos de donde nuestra mirada alcanza para explicar esto?; claro que no. Nuestros núcleos familiares o pseudo familiares si es que existen, y lo que los ha modelado y/o conformado y/o mutilado, son la causa centro primera de todo esto. En aquellos factores que han permitido las malas formaciones, como si de inocentes criaturas expuestas a agentes mutagénicos se tratara durante su formación gestacional, esta justamente nuestra ya mencionada falla.

La desvalorización, -y esto se los dejo como tarea para investigar-, es el nombre de nuestro mas temido demonio.

Recuerden que como la mesa familiar, son cuatro los pilares que la deben sustentar; no debemos ir mas allá de esto para encontrar el punto desde donde iniciar nuestro camino de recuperación, de justicia, de Dios.

martes, 6 de octubre de 2009

Repasando lo que nos debería avergonzar.

Hablábamos últimamente de cosas externas a nuestra nación; comentábamos como las naciones que nos rodean luchan por emerger en sus propias dinámicas y realidades.

Sin embargo, no debemos alejarnos, -una vez más-, de lo básico: nuestras propias miserias, pendientes de ser reconocidas, para asimilarlas y dignarnos de esa manera, a buscarles solución. No nos gusta hacerlo; más de uno afirmará sin rubor que debemos dedicarnos primero a lo positivo, y hasta quizás a lo épico, por el bien inestimable del universo, y bla, bla, bla…

Una fuerte dosis de realismo necesitamos administrarnos; recuerden que quien sufre de una adicción, no puede jamás cambiarla sin reconocer primero su propia debilidad, y lo más importante: su valor irrenunciable como humano, superior a cualquier limitación temporal personal, o…nacional.

Traigan soluciones para estos problemas, como colectivo venezolano, y yo les mostraré una nación que se ha autodescubierto:

0.- El miedo a reconocer a Dios como nuestra máxima inspiración.

1.- El descalabro de la familia como unidad fundamental del bienestar del individuo y del colectivo.

2.- El descontrolado índice de embarazos en menores de edad, producto de lo anterior, y el alto índice de natalidad en los sectores más carentes de recursos y amor.

3.- La sensación de injusticia, sobre los cuatro aspectos básico del ser humano: Educación, Seguridad, Bienestar social y Trabajo

4.- Las cárceles en todo el país, y el submundo pérfido y destructor al que se somete a todo aquel que caiga en ellas.

5.- La pérdida progresiva de cualquier cosa parecida a la honestidad, al respeto y a la dignidad de los otros y de nosotros mismos.

6.- La impunidad, en cualquier aspecto social que se quiera ver; la distorsión absoluta de los conceptos de “derechos y deberes”. La corrupción como hecho cotidiano y normal, capaz de crear estatus social y político y ser aceptado.

7.- El mesianismo; el patriarquismo y todos los demás “ridiculismos” que nos hacen esperar que algún venezolano en particular, traiga la paz y la prosperidad para todos, mediante un gobierno mágico, sin que sea necesaria la participación y el esfuerzo de todos.

8.- La tolerancia de todos a la creación, mantenimiento y extensión de los cordones de miseria dentro y alrededor de las ciudades del país, donde nacen y crecen miles de venezolanos, y donde otros tantos miles de extranjeros e indocumentados, terminan de perder la esperanza con la que llegaron a estas tierras.

9.- La no enseñanza del alma escrita de la nación (la constitución), desde la primaria, que enseñe con claridad a nuestros hijos, lo que significa ser venezolanos.

10.-El despilfarro sin limite de nuestros recursos económicos.

11.- La total falta de visión y estrategia nacional.

¿Exageraciones?; bueno, podríamos decir que todos tienen derecho a vivir en los sueños que tejan para si, pero ello no disimulará estas verdades sencillas, y aún así brutales; sólo les digo en lo que yo utilizaría una cadena nacional, en lo que le diría a los venezolanos y extranjeros que viven en este país. No les diría lo que quieren oír; les diría lo que no quieren enfrentar…

Por eso es que ningún político debe tener la posibilidad de reelección: eso le impide decir todas las verdades y crudezas que deberíamos enfrentar, si es que están concientes de ellas, lo cual dudo mucho, porque si lo hacen, saben que nadie los reelegiría. ¿Por que creen que las medidas impopulares se dejan siempre para después de las elecciones o cuando estas están aun lejos?